El término virus significa en su concepto biológico el existir de un microorganismo causante de innumerables males. También acarrea beneficio fantástico como su aplicación para crear vacunas mediante un delicado proceso, que implica el aprovechamiento del microorganismo atenuado o el empleo de una porción constituyente del virus para producir vacunas.
Propiedad o característica propia de los virus es su rápida reproducción, lo que causa pavorosos males o beneficios cuando la micro partícula biológica se emplea para bien del ser humano.
Considerado lo anterior, queda establecido que virus es término bioquímico que existe con propiedades biológicas, de vida, a tal grado que los deliciosos o muy apreciados quesos franceses se elaboran mediante el desarrollo de virus; ni hablar de los antibióticos, descubierto el más trascendente, la penicilina, obtenida por Fleming cuando experimentaba con virus para un fin científico ajeno a las propiedades de la penicilina.
Los tiempos locos que vivimos han causado un raro manipuleo de las propiedades virtuales de las computadoras y el uso del internet. Sus aplicaciones para lograr asombrosos efectos mecánicos virtuales han causado el desarrollo de los procesos en las redes sociales: Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter y muchos otros cuyo nombre olvido o desconozco.
La semana pasada, creo el miércoles o viernes, envié a los medios un artículo en el que ponderaba el efecto sobre el medio ambiente derivado de la siembra de árboles. Refería que APIVER había acometido con increíble actividad la reproducción y siembra de árboles para atenuar la alteración del medio ambiente causado por los miles de vehículos que circulan en el área metropolitana, incluyendo los camiones pesados que entran y salen del Puerto conduciendo carga, emitiendo gases de efecto invernadero, como el CO2.
APIVER tiene en su inventario la siembra de millones de árboles, casi todos en el área de influencia del Puerto, en los últimos años.
En un afán de impulsar la siembra de árboles, resumidero de carbono ideal, en el vivero de APIVER, UMA Miguel Ángel de Quevedo, se aceleró la producción de árboles para obsequiarlos a la ciudadanía en campaña permanente. La respuesta popular fue asombrosa por haberse publicado en un diario la campaña de APIVER: familias, instituciones escolares, ambientalistas y público en general acuden en grande a pedir árboles obsequiados.
En atención o por causa de que un lector reprodujo el artículo en Facebook y WhatsApp, SE VIRALIZÓ la actividad de APIVER.
Ahora entiendo la aplicación no biológica del término virus: multiplicación instantánea de una acción. Lo extraordinario es que la viralización es con vida, VIDA VEGETAL… ¡AGUAS!
Mayo 16 del 2019 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf. |
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