Calificadas por algunos como benditas y maldecidas por otros, las redes sociales son el complemento idóneo de la vida cotidiana. Con ellas las personas se enlazan y mantiene la comunicación con el exterior, se informa, difunde, agrede, visualiza, ventila sus frustraciones, da paso a sus metas aspiracionales de periodistas, fotógrafos, escritores y contadores de historias.
Al uso de ellas muy pocos se sustraen, mientras otros más caen en sus redes. Verdades, mentiras, versiones melancólicas, sentimentales y de todas las características circulan profusamente por ellas y alimentan el espíritu de millones de personas.
En los tiempos recientes los políticos han construido sus victorias electorales con las redes sociales como gran vehículo de promoción, aunque muchos de ellos despotriquen después contra ellas, acusándolas de ser manipulables, maniqueas y de uso frecuente por sus adversarios y enemigos.
Con todo y ello, dos políticos basan parte de sus historias de gobierno en ellas: Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador.
El político mexicano es de los que las considera como benditas, ya que Facebook y Twitter, principalmente, fueron instrumentos indispensables de la campaña electoral que le dio el triunfo el pasado primero de julio.
Hoy, esas mismas redes que en el pasado le fueron altamente favorables, se llenan de versiones distintas, en las que su gobierno es sumamente criticado y se convoca a la ciudadanía a formar un frente común, para solicitar la renuncia (licencia tendría que ser) del Presidente a poco más de cinco meses de su toma de posesión.
Por el momento, son minoría, pero su activismo es creciente y se multiplica diariamente, con montajes, memes, historias, cuestionamientos, unos con respaldo y otros de dudosa realidad.
Nadie parece ponerle atención, dejando correr dichas versiones, sin importar si penetran o no en la creencia ciudadana y perjudica la imagen del gobierno.
Cada quien juega su rol y se enfrasca en su papel, mientras las redes sociales se incendian entre los que apuestan por el cambio propuesto por el actual gobierno y los que condenan a priori o con sustento.
Insultos, denuestos, descalificaciones, burlas, sátiras, sarcasmos, engaños, fraudes, decepciones se enfrentan a los aplausos, vítores, ovaciones, aclamaciones, respaldo y palabras de aliento para las acciones de gobierno.
El encono de unos y otros se refleja en las redes sociales, las que dan cuenta de una serie del refranero popular que han sido adecuadas para que embonen en las características presidenciales:
Algunos de ellos “cae más pronto un Obrador que un cojo”. “Si quieres conocer a Andrés, deja que gobierne un mes”. “AMLO que crece torcido, jamás su lengua endereza”. “Lo barato sale chairo”. “No le pidas peras al AMLO”.
“Ladrón que roba a ladrón, con MORENA tendrá su perdón”. “Botellita de jerez, todo lo que diga la 4T, será al revés. “Inocente Chairo que te dejaste engañar”.
2.-Amplia preocupación en los medios periodísticos generan algunos de los comentarios vertidos por el Presidente de la República en torno a versiones publicadas en diversas columnas de los medios impresos.
Email: ramonzurita44@hotmail.com |
|