NADIE EN sano juicio desearía que al Presidente Andrés Manuel López Obrador le vaya mal –como lo presupone el mandatario Federal en turno-, porque a México le iría peor, como, tampoco, ningún veracruzano que diga amar a su tierra querría que el “honesto” Gobernador Cuitláhuac García Jiménez fracase en su mandato –a pesar de que hace todo lo posible porque así suceda-, porque igualmente los gobernados pagaríamos las consecuencias. Por eso, aunque el jefe político de la Nación diga lo contrario, los mexicanos deseamos que su administración sea exitosa, que alcancemos no el 4 por ciento de crecimiento sino el seis al final de su mandato, que se termine o reduzca al mínimo la inseguridad, que haya empleos bien pagados y oportunidades para todos, y que predomine la paz y la tranquilidad, y esto mismo lo deseamos de todo corazón para el ingeniero mecánico electricista metido a gobernador –nos guste o no su estilo de ejercer el poder-. Por ello preocupa que a cinco meses de Gobierno, a López Obrador se le comience a rebelar la raza, sean ricos, pobres o de clase media, sobre todo por las expectativas que había creado, lo que motivo que hasta los de muy arriba en el control de la riqueza votaran por él, pero ahora, quizá por sus frases repetitivas en las conferencias mañaneras, esa costumbre de acusar sin aportar pruebas y solo mediante el señalamiento falaz, la entrega de obra pública sin licitación violentando la ley, los despidos bajo el argumento de un ahorro para seguir regalando dinero que no le pertenece, la ausencia de inversión, la inseguridad que galopa en el País cobrando vidas diariamente, el desempleo que se agiganta, el nulo crecimiento económico, la cancelación de obras como el aeropuerto de Texcoco, en fin, un raudal de decisiones fallidas que esconde tras la cortina del ataque frontal y ordinario contra quienes no están de acuerdo con su política, su popularidad se esté desbarrancando, pues de acuerdo al más reciente estudio “AprobAMLOmetro” que diariamente elaborará Consulta Mitofsky, la aprobación de AMLO se ubica en 60.3 por ciento, lo que significa 2 puntos porcentuales menos que hace una semana; 4 puntos y medio menos que hace dos semanas y 7 puntos porcentuales y medio menos que el 14 de Abril.
LO PEOR es que el hombre que pone como ejemplo de honestidad, de buena entraña, honradez y servicio, en este caso Cuitláhuac García Jiménez va por el mismo camino que su protector, ya que en rubros como desempeño, confianza de los empresarios para invertir, entrega de apoyos a personas de escasos recursos, obra pública Estatal, servicios de salud, turismo, corrupción, mejora de la seguridad, economía y empleo y percepción de la seguridad va de mal en peor, esto según la encuesta correspondiente al mes de Abril elaborada por la casa encuestadora Arias Consultores en torno a las condiciones de gobierno en México, realizada en las 32 Entidades del País. Y es que García Jiménez, que llegó por el arrastre de AMLO en las urnas, no pasa de los últimos lugares, en concreto, del número 29 salvándose del último lugar, porque hay tres que son peores, según sus conciudadanos, en este caso los mandatarios de Chihuahua, Javier Corral Jurado (PAN); Tabasco, Adán Augusto López H. (Morena) y Cuauhtémoc Blanco Bravo (PES), el controvertido exfutbolista y actual gobernante de Morelos. Cuitláhuac acumula 11.7 por ciento de aprobación en general, lo que es muy bajo para alguien que goza del afecto presidencial y a quien por más porras que le echa no logra convencer a sus paisanos. Y es lamentable que el “pueblo bueno” de Veracruz, ese que voto por MoReNa siga sin apreciar todas las presuntas cualidades del xalapeño, quien entre pleitos con el Fiscal General del Estado, amenazas a periodistas, entrega de vacas flacas y becas, comer hamburguesas y hot dogs para demostrar que Veracruz es tranquilo, se ha pasado ya cinco meses sin hacer nada efectivo por esta tierra.
Y AUNQUE de Cuitláhuac podría esperarse porque a decir verdad, no tiene oficio político ni formación en la materia, ya que, también, por obra y gracia del actual Presidente logró ser diputado Federal como único antecedente antes de la gubernatura, de Andrés Manuel no, ya que se preparó durante 18 años para ser mandatario nacional y el haber llegado con todo el respaldo de la sociedad causa sorpresa que a cinco meses de iniciado su Gobierno, el tracking poll (o encuesta de seguimiento) de AprobAMLOmetro establezca que apenas el 14 de abril -fecha de inicio de la medición-, la gestión del presidente tuvo 67.8 por ciento de aprobación, y ahora se ubicó en 60.5 por ciento.
PARA ROY Campos, autor del sondeo, los dos factores (de la caída en la popularidad del Presidente) son: 1.-La evidencia diaria de inseguridad que los medios de comunicación nos están informando, no sólo Minatitlán (asesinato de 13 personas, entre ellos un menor de edad, en un convivio social), sino asuntos como el de la UNAM (el asesinato de una joven en el CCH Oriente), temas como los de Jalisco, fosas en muchas regiones, todo lo que tiene que ver con inseguridad y, 2,. La permanente polarización que está haciendo de la sociedad que, por un lado está conservando a su base fuerte pero, también, está poco a poco expulsando a algunos a la hora de estar polarizando” o confrontando. Y en verdad, si algo ha provocado hartazgo en la sociedad es la permanente acusación del Presidente hacia todo lo que signifique pasado, a tal grado que en la marcha del domingo en la ciudad de México y varios Estados del País se lo dejaron claro: que ya asuma su responsabilidad como presidente.
Y ES que otro tanto está sucediendo en Veracruz, donde el Gobernador, ante la inoperancia de la Secretaría de Seguridad Pública, finanzas y otras dependencias no cesa de culpar al pasado de la herencia que le dejaron, como si la obligación de los salientes fuera tapizarle de pétalos de rosa el camino. El acepto el desafió de ser Gobernador a sabiendas que no estaba preparado para ello, y eso fue, también, un acto de deshonestidad, como cuando una persona por quedar bien dice saber la técnica para resolver un problema y solo termina por complicarlo. La conferencia de prensa que este lunes concedió el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez solo corroboró lo que ya se sabía: que el mandatario Estatal no lee y, en consecuencia, manifiesta pobreza lingüística; que desconoce temas jurídicos y, sin embargo, no se hace acompañar de un experto, y que hablar en público no es precisamente su fuerte, y menos cuando se empeña en imitar, burdamente, a Andrés Manuel López Obrador hasta en la forma de dar la palabra a los reporteros y culminar las entrevistas. Tal vez Cuitláhuac debe construir su propia personalidad y olvidarse de quedar bien con López Obrador que, se quiera o no aceptar, es una “chucha cuerera” en el arte de engatusar por tantos años de experiencia. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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