EL PASADO viernes por la mañana, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se ufanaba que tras el despliegue de elementos de la Guardia Nacional en Minatitlán, los índices delictivos en aquella ciudad sureña iban a la baja; de hecho, decía el Ejecutivo, no se ha registrado un solo acontecimiento criminal tras aquellos que enlutaron al municipio petrolero con 13 muertos, entre otros un niño de 13 meses de nacido. “Tenemos el informe de que está actuando bien la Guardia Nacional en el caso de Minatitlán”, insistía jactancioso: “desde que inició el trabajo de la Guardia en Minatitlán no tenemos el reporte de agravamiento de la violencia”. Y eso lo expresaba por la mañana, pero la noche del mismo viernes se desató otro infierno en aquel lugar que autoridades Federales y Estatales no aciertan a esclarecer, pues mientras por una parte se habla de un enfrentamiento de Federales contra un grupo delincuencial en la Avenida Justo Sierra en la colonia Ruiz Cortines con saldo de 2 Federales muertos: Carlos Sammy Aubry Espinosa, de 30 años y Eddie Paredes Rodríguez, de 38, así como el comandante de la unidad de recuperación de vehículos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, José Reynaldo Arellano Platas. Los dos primeros pertenecían a la afamada Guardia Nacional, y junto con ellos resultaron heridos de bala media docena de policías Estatales y municipales y un civil. Otra versión afirma que los agentes Federales actuaban encubiertos y estaban entrevistándose con un presunto jefe de plaza, por lo que al ser denunciado al 911 que en un bar se encontraba gente armada, al lugar se apersonaron elementos policiacos locales que al intentar detenerlos se liaron a balazos con el saldo ya descrito, aunque hay una tercera versión: que los Federales –que estaban en día franco- consumían bebidas embriagantes y estaban armados, por lo que al acudir la policía local se armó la balacera cuando intentaron ser detenidos. Lo curioso es que el presunto delincuente con el que convivían, y que las autoridades no aciertan a aclarar de quien se trata, al paso de las horas acrecienta dudas, ya que hasta el momento hay un policía Federal detenido: Alberto Lujan Canceso, de 32 años, y otro herido de nombre César Galan Sosa que fue trasladado al hospital comunitario de Coatzacoalcos.
HAY QUIENES afirman que en el afán de activar a la Guardia Nacional, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no dio tiempo a que las instancias correspondientes capacitaran a sus integrantes, y lo ocurrido el viernes en Minatitlán es producto de esa improvisación que ya costó tres vidas, y lo peor, al interior de un bar donde los elementos disfrutaban de su día libre pero ¿en malas compañías?. Alguien tiene que salir a explicar oficialmente que ocurrió, porque ni siquiera altos funcionarios de la Fiscalía General de la República tienen la película completa, lo que seguramente obligará al Gobernador Cuitláhuac García Jiménez a incrementar el número de “vacas flacas” para desviar la atención de lo que verdaderamente está ocurriendo. Porque no se trata de cualquier cosa: se habla de tres muertos, y media docena de heridos, entre estos una mujer policía: Guadalupe Castillo González, de 24 años que habría sido atacada por los, ahora occisos. De acuerdo al sacerdote Antonio Blanco Donaldo, responsable de la Casa Parroquial donde se ayuda a desprotegidos, recinto que fue afectado por ráfagas de metralletas durante el incidente, la gente de Minatitlán “tiene mucho miedo, ya nadie quiere salir de sus casas”, porque hay lo que llama “daños colaterales”. De hecho, pues en la construcción que administra fueron destrozados a balazos los candados, y luego un grupo de personas se metió a la casa parroquial buscando a alguien; “¡bueno!, hasta los dos enormes perros que tengo cuidando la casa no fueron respetados”, mientras que otra versión señala que una de las víctimas fue sacada de esa vivienda clerical, aunque nadie informa con objetividad.
A LOS hechos que han ocurrido en Minatitlán, y que enluta a la recién desempacada Guardia Nacional se suma otro caso espinoso: la adquisición de 160 patrullas para la Secretaría de Seguridad Publica que inicialmente se dijo, tuvieron un costo global de 208 millones de pesos o 1 millón 300 mil pesos por unidad que fueron pagadas “con el ahorro” que ha tenido el Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, según presumiría el honesto mandatario, aunque tras el escándalo salió a aclarar que se adquirieron en un plan crediticio a 3 años, y que lo elevado del precio es porque se trata de patrullas con cuatro puertas, marca Ford F-150, 4x4, balizadas, con todos los accesorios propios en el interior y exterior. Apenas la semana pasada, comentamos que Eleazar Guerrero Pérez, primo hermano y brazo derecho del gobernador Cuitláhuac García Jiménez es quien realiza los negocios del Estado, y que por ello lo designó subsecretario de Administración y Finanzas de Sefiplan, el mismo puesto que alguna vez ocupó Javier Duarte de Ochoa, de tal suerte que es la réplica del ahora ex gobernante en prisión, y dimos otro dato: su hijo, Eleazar Guerrero Barrera, sobrino del gobernante e hijo de Eleazar se desempeña como director General de Vinculación Institucional de la secretaría de Seguridad Pública, donde tiene bajo su manejo miles de millones de pesos, y alguien nos comenta que el gran concertador para la compra de esas carísimas patrullas fue el joven, orgullo del nepotismo de su padre Eleazar Guerrero Pérez que, sin mucho ruido, impuso, también, a su hija, la exsíndica del ayuntamiento de Jilotepec -donde Eleazar buscó ser alcalde por el PRI-, Nitzia Araceli Guerrero Barrera, como Directora de Atención a Población Vulnerable del DIF, instancia que tiene a su cargo el reparto de muchos beneficios como sillas de rueda, recursos económicos y otros accesos que le convierten en vulnerable de corruptelas por lo que tiene a su cargo.
COMO FUERA, entre sospechas de patrullas adquiridas a precios muy elevados para que en dos o tres meses se encuentren en talleres, accidentadas o sin piezas, una violencia que no tiene par en la historia reciente del Estado y pleitos con el Fiscal Jorge Winckler Ortiz, el Gobernador podrá ser muy honesto, como dice el Presidente Andrés Manuel López Obrador, y hasta de buenas entrañas, pero lo que no tiene es un equipo confiable que le garantice sacar avante los grandes proyectos que siguen esperando veracruzanos que apostaron a la transformación, y que por el contrario han tenido que cambiar hasta costumbres ante el temor de ser víctimas de una inseguridad que no tiene para cuando, pero que al Presidente López Obrador, ahora resguardado por medio centenar de “guaruras” le parece tan normal. Alguien, por lo tanto, tiene que aclarar lo de la compra de las patrullas pero, también, el enfrentamiento en Minatitlán en donde solo resultados muertos, heridos y detenidos policías Federales, Estatales y municipales y no civiles, como debería ser. Así las cosas. Opina carjesus30@hotmail.com
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