Puede Ud. abrir cualquier revista, diario o programa electrónico y en alguna parte encontrará avisos en que se invita a los lectores a tomar algún curso que imparten destacados científicos, expertos en el arte de vivir con orden, atendiendo la normatividad impuesta por el Gobierno; algunas organizaciones que se encargan de poner orden en la forma, en ocasiones desordenada, con la que laboran muchas empresas y los trabajadores de las mismas, por supuesto, además de instruirnos sobre cómo se debe trabajar para hacer las cosas bien, se nos dan las instrucciones para presentar cotizaciones al gobierno, sin nunca faltar los cursos para saber pagar impuestos (a lo mejor como evadirlos) y nunca, jamás, podía faltar la enseñanza, en muy pocos días, respecto a la forma de relacionarse con el IMSS y pagar las injustas cuotas que no reportan beneficio a los derechohabientes.
Es increíble, pero para poder estar en orden y trabajar sin ser molestado por las oleadas de inspectores que trabajan para las muchas, muchísimas instituciones, creadas para que la ciudadanía este siempre en orden, cumpliendo con la normatividad impuesta en nuestra legislación, ni modo eso es México y así lo hemos permitido, promoviendo por contratación a los científicos que fueron a las universidades no a investigar cómo se debe trabajar bien, sino como instruir a quienes trabajan, respecto a cómo hacerlo bien.
No importa cuál sea la línea de trabajo en la que Ud. este involucrado para ganar el diario sustento familiar o hacer negocio capitalizando los ahorros de muchos años, Ud. está obligado por la normatividad impuesta en nuestras leyes a mandar a sus trabajadores a tomar cursos para que puedan desempeñar el trabajo que realizan, sin causar peligro a los demás o a el mismo, los trabajadores la pasan felices, riéndose del patrón que paga el curso y ellos tranquilos por tener el día como descanso, en ocasiones trabajadores con edad de jubilación realizando su trabajo, les instruyen para que lo hagan bien, ellos se ríen, pues conocen bien su tarea, pero las normas que impone el gobierno las desconocían, por ello, en la cotidiana brega, sabían cómo hacer bien las cosas para recibir el normal estipendio, tal vez un aumento o promoción en la escala de trabajo.
No está mal lo que hacen las autoridades, lo malo es que han impulsado con su normatividad la existencia de una legión de instructores, por supuesto jóvenes profesionistas con maestría y doctorado, pero con nula experiencia en las labores creativas, productivas para la empresa que les contrata. Los cursos son a forcioris, de no atenderse la normatividad , sobre todo la que se refiere a la seguridad en el trabajo, la empresa que les da empleo se expone a una sanción, por tanto la cosa en sencilla o la bebes o la derramas, en esto de la enseñanza a los trabajadores para que trabajen mejor, no hay posibilidad de tomar decisiones, el libre albedrío esta prisionero en las celdas de la normatividad. ¡AGUAS!
Mayo 4 del 2019 lmwolf@prodigy.net.mx Luis Martinez Wolf |
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