Al igual que muchos jóvenes de mis tiempos, la semana santa era tiempo de realizar festejos, obligada e increíble asoleada, los más prietos se defendían, pero también perdían la piel de la obligada requemada durante tres o cuatro días, los bailes eran cosa obligada, pero con todas esos festejos que poco tenían de religiosos, la mayoría asistía a las ceremonias en la iglesia, cosa de rutina, pero una acción que recordaba el martirio de Cristo.
Tal vez mi memoria me falle, pero no se tenía que lamentar los crímenes que hoy se cometen, perpetrados por funcionarios influyentes y bandoleros, sicarios, delincuentes de todo tipo que aprovechan los festejos para cometer sus fechorías, vivimos atemorizados de que algo malo le acontezca a nuestros familiares indefensos, los jóvenes que andan de fiesta y se desvelan en horas peligrosas, cuando el bandolero anda acechante o puede esconderse, ¿Qué PASA?
Mal andan las cosas, enterarnos de la multitud de acontecimientos en que mueren inocentes y culpables de delitos, nos espanta, más que espanto nos invade un sentimiento de indignación, nos cuesta mucho dinero tener cuerpos policiacos encargados de mantener el orden y eventualmente detener a los culpables de cometer un crimen, poca o casi nula respuesta tenemos que esperar, nuestros cuerpos policiacos, aparentemente están coludidos con los delincuentes, sufrimos acontecimientos indignantes, sin respuesta o acción persecutoria de la policía, estamos indefensos y en manos de la delincuencia, hacen lo que se les antoja, pues la sospechosa complicidad de las autoridades, implica que van en la polla que acumulan los delincuentes, solo aceptando esta vergonzante situación, podemos entender la multitud de delitos que son cosa ordinaria, masacre de inocentes, como la ocurrida ayer en Minatitlán, es inexplicable, solo entendible aceptando que las autoridades son cómplices o ineptos.
Hace algunos años, un amigo fue amenazado con secuestrar a una de sus hijas, los delincuentes le pedían una cantidad de dinero de la que no disponía el padre, pidió ayuda a los amigos y uno de ellos tenía cercanía amistosa con el secretario o director de seguridad publica en el Estado, fueron a Xalapa a pedir ayuda, el funcionario, después de escuchar, mando llamar al jefe de seguridad, y sin mayores dudas le ordenó, “Tráeme de inmediato a …”(Dio un nombre), antes de una hora regreso el jefe acompañado del sujeto, el Secretario le regaño diciéndole: Mira hijo de la Ch…si te atreves a secuestrar a la hija de mi amigo te vas a meter en un serio problema. El presunto asesino solo respondió, No jefe, le aseguro que no sabía que era amigo suyo el padre de la joven, pero no tenga Ud. cuidado, nada le pasará, nada haremos.
Lo anterior muestra que las autoridades de ese tiempo conocían al detallé el modus operandi de la delincuencia y sabían dónde encontrarles, pero muestra también que la autoridad tiene un vínculo con la delincuencia, ante ello, estamos indefensos, lo que hoy vivimos espanta, falta autoridad eficiente desde muy arriba, los policías menores, nada tienen que hacer, solo responder a las órdenes del jefe. ¡AGUAS! Abril 21 del 2019 lmwolf@prodigy.net.mx Luis Martinez Wolf |
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