VERACRUZ SIGUE en boca de todos, y ahora, además de secuestros, levantones, descuartizados, feminicidios, robos, asaltos y extorsiones, nos estamos acercando a la terrorífica imagen de ese “hoyo negro” que es San Fernando, Tamaulipas, donde se ha hecho costumbre el plagio y asesinato de migrantes centroamericanos que cruzan por esa zona rumbo a Estados Unidos, la mayoría para pedir rescate por su liberación, usar a jóvenes para la llamada “trata de personas” o en tareas delincuenciales. Y aunque en territorio veracruzano ya se tenían evidencias de secuestros como trascendió en Noviembre del año pasado, ignorándose a la fecha si los extranjeros plagiados aparecieron o no, ahora ha sido el cónsul General de Honduras, Raúl Otoniel Morazán quien ha dado la voz de alarma al advertir que al menos 14 ciudadanos de su País fueron secuestrados al sur de Veracruz hace varias semanas, y que siguen privados de la libertad muy a pesar de que algunas familias accedieron a pagar o entregar lo que los plagiarios pidieron, pero hasta la semana pasada no habían sido liberados ignorando sus respectivos paraderos. El grupo de centroamericanos fue secuestrado de manera colectiva, esto es, en el mismo lugar –sin especificar el municipio-, por lo que pide a las autoridades Estatales y Federales coordinar acciones que permitan localizarlos. En ese mismo sentido, la embajada hondureña mantiene comunicación con la Fiscalía General de la República y la del Estado dado el clamor de familiares, ya que a sus paisanos pareciera habérselos tragado la tierra.
LOS HECHOS son reales y no producto de la imaginación del cónsul, ya que, incluso, el secuestro masivo fue denunciado ante autoridades judiciales, por lo que la Unidad Antisecuestro de la Fiscalía General del Estado ya investiga el caso sin mayores avances. Dice Otoniel Morazán que solo tres personas que estaban plagiadas fueron liberadas luego de que sus familiares pagaron grandes cantidades de dinero, pero 14 siguen desaparecidos no obstante que las familias recurrieron a préstamos y venta de humildes patrimonios con tal de que sus parientes fueran puestos en libertad, algo que no ha ocurrido hasta el momento.
EN TAMAULIPAS, sin duda, comenzó a darse con mayor notoriedad ese fenómeno; en Agosto de 2010 trascendió que un grupo de 77 migrantes que viajaba por aquel territorio a bordo de dos autobuses fue interceptado por un comando armado antes de llegar a San Fernando. De ese total, 58 hombres y 14 mujeres originarios de Centro y Sudamérica fueron asesinados, mientras que dos sobrevivientes que lograron escapar dieron aviso a las autoridades acerca de la ubicación de los cadáveres, por lo que a nivel internacional se le conoció como “La Masacre de Tamaulipas”. San Fernando es un municipio estratégico en Tamaulipas por donde cruzan grupos de centroamericanos que buscan llegar a Reynosa y Matamoros a fin de pasar la frontera hacia los Estados Unidos, sin embargo, a sólo 140 kilómetros de alcanzar el borde hacia el sueño americano, los viajantes son interceptados por cárteles mexicanos. Muchos extranjeros son asesinados mientras otros permanecen en calidad de desaparecidos. Y aunque existen rumores de que cárteles los secuestran con la intención de integrarlos a sus filas, organizaciones civiles denuncian que el principal propósito es el tráfico de personas, pues los criminales exigen rescate a familiares que se encuentran ya ubicados en EU o en su caso, obligan a las víctimas a solicitar dinero a sus países de origen como ha sucedido, ahora, en el sur de Veracruz. Apenas en los primeros días de Noviembre del año pasado ocurrió un hecho similar cuando cerca de 100 integrantes de la Caravana Migrante que viajaban por territorio mexicano con destino a Estados Unidos fueron secuestrados en territorio veracruzano para, probablemente, ser “vendidos” al crimen organizado en el estado de Puebla.
POR ESE caso, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) abrió un expediente en donde integró testimonios de tres testigos del secuestro cuya identidad fue reservada por seguridad. El informante reveló que “65 niños y siete mujeres fueron vendidos”. El pasado 5 de Noviembre el visitador general de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Édgar Corzo Sosa dio a conocer la denuncia, y el jueves 8 de ese mismo mes, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Puebla confirmó que investigaba la desaparición de al menos 100 migrantes centroamericanos, entre ellos, 65 menores de edad y siete mujeres, y aunque se dijo que al parecer los desaparecidos buscaron transporte para llegar a la Ciudad de México, jamás se ha corroborado que estén bien y con vida. Ese episodio sigue siendo una incógnita, pero el tema se reactiva ahora que el cónsul General de Honduras, Raúl Otoniel Morazán ha dado la voz de alarma al advertir que al menos 14 ciudadanos de su País fueron secuestrados al sur de Veracruz hace varias semanas sin que se conozca sus ubicaciones, muy a pesar de que los familiares pagaron por el rescate que les exigieron.
VERACRUZ ES un infierno en todos conceptos, y lo peor es que las autoridades Estatales se niegan a reconocer la enfermedad, en tanto el mandatario Estatal se “hincha” cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador que desconoce el escenario que enfrenta el Estado o finge no conocerlo, lo llama “Gobernador extraordinario”, aunque ignoramos porque, ya que en materia de empleos Veracruz va a la baja con la pérdida de más de 14 mil plazas en lo que va de la administración, y en inseguridad se encuentra al alza de manera desproporcionada, a tal grado que ciudadanos de municipios como Coatzacoalcos, Minatitlán, Las Choapas, Cosoleacaque, Xalapa, Poza Rica y Córdoba han preferido vender propiedades para de plano irse a vivir a otros sitios en busca ya no de empleo sino de un poco de paz. Así las cosas.
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VAYA DESDE este sitio nuestras condolencias más sentidas a los hermanos y amigos Iván y Carlos Gidi Blanchet por el fallecimiento de su padre Emilio Gidi Villarreal, quien fuera rector de la Universidad Veracruzana. Gidi Villareal fue, sin duda, un político excepcional enfocado siempre a las áreas judiciales y jurídicas, y es padre de Karina, quien ganó el premio Ariel como mejor actriz por su participación en la película Los adioses, en la que da vida a la escritora, poetisa y diplomática mexicana, Rosario Castellanos Figueroa, considerada una de las escritoras mexicanas más importantes del siglo XX, madre del analista internacional, Gabriel Guerra, presidente y director general de Guerra Castellanos y Asociados, empresa líder en temas de comunicación estratégica. Descanse en Paz el maestro Gidi y un abrazo solidario a su familia. OPINA carjesus30@hotmail.com
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