AUNQUE LORENA Piñón Rivera se asemeja más al “flechador del sol” –aquel personaje de la mitología mixteca que nació del árbol de Apoala, y cuya primera conquista fue el astro rey, ya que tras lanzarle durante todo un día sus flechas, el crepúsculo ensangrentado del atardecer le reveló haberlo vencido y, por consiguiente, su pueblo tuvo el derecho de ocupar el territorio que antaño pertenecía a esa fulgurante estrella-, lo cierto es que la oriunda de San Rafael y exdelegada de Relaciones Exteriores no quita el dedo del renglón en eso de pelear por la presidencia nacional del PRI, y hasta el momento ha sido quien ha presentado la mejor propuesta, aunque para muchos podría considerarse una ocurrencia tomando en cuenta que los traidores han sido muchos al interior de ese partido, y expulsarlos equivaldría a dejar sin militancia al expartidazo, pero Lorena como Dzahuindanda o Yacoñooy –que así se nombraba “El flechador del Sol”- sigue disparando saetas al astro, y aunque seguramente no logrará llegar a su objetivo será quien más se acerque, que a final de cuentas es lo que, realmente, importa. Por lo pronto ya es vista con respeto por el solo hecho de atreverse, e incluso, el doctor José Narro Robles, exsecretario de salud y exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México ya la invitó a incorporarse en su planilla como secretaria general, pero la exfuncionaria federal sigue lanzando jaras al sol y en una de esas logra su propósito.
SU PROPUESTA es contundente, y acaso enarbola el sentir de los verdaderos priistas: “en caso de ganar la dirigencia nacional voy a expulsar a todos los que lastimaron al PRI y al país”, además de que “le daría una fumigadita a la casa”, porque deja en claro que su candidatura no es testimonial, “yo les hago un favor porque los jóvenes están decepcionados, mi aspiración es positiva y no voy a permitir que minimicen mi postulación…”. Tal vez empaña un poco su aspiración el hecho de declararse amiga y admiradora de la profesora Elba Esther Gordillo Morales, con quien posó recientemente cuando se desempeñaba como delegada Estatal de la Secretaría de Relaciones Exteriores, por el daño que la maestra sentista provocó en su momento a ese instituto, del cual salió, tácitamente, expulsada. Quizá por ello, Piñón Rivera debe deslindarse de esas relaciones que empañan su legítima ambición de convertirse en la mandamás de un partido que, por otra parte, no le encuentra la cuadratura al círculo tras sufrir la peor derrota de su historia en la reciente elección presidencial que le envió hasta el tercer sitio, al postular a abanderados que no eran, precisamente, los idóneos como quedó de manifiesto en las urnas, por más que Andrés Manuel López Obrador haya sido el “tsunami” que arrastró al resto de aspirantes con un triunfo arrollador.
TIENE RAZON cuando dice que actualmente el PRI no es una oposición real, y en ese tenor sentencia que “los padrinos o grupos de facinerosos en el ´tricolor´ deben desaparecer” por el daño que le han causado a ese instituto. Por lo pronto deja en claro que “no piensa bajarse del caballo” y llegará hasta el final de la contienda pase lo que pase, y hasta revela que le han ofrecido acompañar la candidatura de José Narro, como fórmula para la Secretaría General, pero considera que tiene las cartas credenciales para convertirse en dirigente porque es un rostro nuevo y fresco, que es lo que necesita el PRI para los retos que tiene enfrente. Y es que se pregunta: “¿Con qué cara vamos a ser oposición?, ahorita no somos una oposición real para el presidente Andrés Manuel López Obrador, ni siquiera se preocupa por nosotros”, y vaya que tiene razón.
Y ES que el PRI sigue a la deriva no solo a nivel nacional sino, incluso, en el estado, ya que en Veracruz no se observan luces claras en torno a quien será el futuro dirigente, pues quien gane la contienda no tendrá fácil el camino pues en principio, el Revolucionario Institucional ya no podrá manejar las grandes bolsas a que acostumbró a la militancia para hacerles llegar despensas, enseres domésticos, útiles escolares para alumnos –que despertaban la simpatía de la sociedad- o recursos extras que repartían a medias. El “tricolor” tendría que rascarse con sus propias unas, y en ese tenor la presidencia podría quedar entre Antonio Benítez Lucho, exdelegado del Instituto Mexicano del Seguro Social Zona Norte, o el sobrino predilecto de Carlos Aceves Amezcua, dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, Carlos Aceves del Olmo que, por otra parte, al igual que Benítez Lucho, son gente de trabajo, entregados a esa pasión que es la política, y cualquiera de ambos podría realizar un buen trabajo con la escasez que obligan estos tiempos de austeridad republicana, pues entregar el expartidazo a Marlon Ramírez sería tanto como darlo a Javier Duarte, Erick Lagos, Jorge Carvallo Delfín y otros tantos que, seguramente, buscarían “treparse” de nuevo para contender por espacios de elección popular, cerrando el paso a las nuevas generaciones de políticos que debe reconstruir el “tricolor”.
BIEN LO dice Lorena Piñón cuando advierte en torno a su primera acción en caso de ganar la dirigencia: expulsaría a todos los que lastimaron al PRI y al país. Le daría una fumigadita a la casa”, y eso es, precisamente, lo que necesita el expartidazo, una fumigada que acabe con cucarachas, insectos ponzoñosos como alacranes, arañas rabonas y viudas negras y, de paso, exterminar víboras rastreras y traicioneras. Tal vez Piñón Rivera debería pensarlo bien e inscribirse para disputar la dirección Estatal del PRI en Veracruz, y aplicar todo ello que anuncia, pues aunque asume no creer que la contienda sea sólo entre José Narro y el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, lo cierto es que por ese rumbo se enfocan las linternas. Lo ganado ya en el ámbito nacional con reconocimientos en medios, bien le daría para embolsarse la presidencia del PRI Estatal, sobre todo si mantiene ese discurso.
LORENA PIÑÓN es una más de los seis aspirantes a la dirigencia nacional del PRI, y en el concierto de los refranes hay uno que define que “es mejor ser cabeza de ratón que cola de león”, porque al final del día quizá la inviten a ser miembro del comité ejecutivo nacional en una secretaría o subsecretaría donde se perdería, mientras que en el comité estatal, si logra conjuntar criterios, podría realizar una gran labor si se hace acompañar de gente idónea y, como dice, echa a patadas a quienes tanto daño han causado al tricolor. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com |
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