NADIE DIRIA que gobernar es fácil o que se trata de un asunto reservado, exclusivamente, a sabios. Gobernar es dirigir a un País, Entidad o municipalidad –en cuestión política- ciñéndose a la aplicación irrestricta de la ley o de las normas que los rigen, y por ello exige, por lo menos, el conocimiento de códigos escritos o entendidos, porque en términos amplios, el Gobierno es el conjunto de instituciones, estructuras administrativas y autoridades que ejercen diversas funciones atribuidas al Estado, ya que Gobierno y Estado no es lo mismo: el primero está vinculado al segundo por medio de un elemento llamado poder (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), pues el Gobierno pasa, cambia y se transforma, mientras que el Estado permanece, aunque históricamente puede experimentar algunas transformaciones en ciertos aspectos. No es válido, por lo tanto que los gobiernos en funciones culpen de sus fracasos presentes a los antecesores, porque con ello demuestran que no son aptos para gobernar. Y es que se gobierna con leyes y estructuras constituidas y no a partir de la improvisación. Decía Aristóteles que el primer deber de un hombre de Estado es conocer la constitución y aplicarla, y acaso por ello don Fernando Gutiérrez Barrios, sin duda, un estadista como pocos, acuñó aquella frase que define el oficio de mandar: “gobernar exige experiencia, serenidad y vocación; gobernar es sobre todo tener la mirada y el oído alertas, gobernar es oficio superior que no pueden desempeñar los improvisados, y mucho menos los improvisados soberbios”.
HOY EL periodista y conductor de noticias Carlos Loret le preguntó a Cuitláhuac García Jiménez: ¿Gobernador, cuándo, en términos de tiempo, ya no podrá decir esto me lo heredaron, esto es culpa de los anteriores y ya empieza a ser su responsabilidad; cuándo cree usted que los veracruzanos van a empezar a sentir que la cosa mejora? Y el mandatario responde: “la gente lo dice, la gente lo vio” pero Loret lo ataja y le insiste: -sí, sí, pero ¿a partir de cuándo van a empezar a sentir que (la violencia y todos los problemas que enfrenta Veracruz) es por algo que no venga del pasado, sino algo que tenga que ver con su presente?-. Y es que en verdad, para el titular del Ejecutivo todo lo que ocurre en Veracruz es culpa del ex Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares o del Fiscal Jorge Winckler Ortiz (y que conste que no los defendemos ni lo hemos hecho), pero la cantaleta ya choca. Tal parece que García Jiménez esperaba un Estado donde en cada esquina se tocara salsa, se vendieran hot dogs o antojitos y todos se saludaran de a besito; un estado color de rosa sin violencia o necesidades ancestrales, sin pobreza, desempleo o falta de oportunidades, porque si eso imaginaba, lo mejor sería que dimitiera ya que, entonces, no sabe lo que es el oficio de gobernar. Porque se gobierna con instituciones sólidas a partir de los hombres que se nombran al frente de estas, con leyes que deben ser aplicables a todos por igual, con propuestas –que a la fecha siguen ausentes lo mismo que el Programa Estatal de Gobierno que las contenga-. Y Nicolás Maquiavelo lo dice muy claro en El Príncipe: “Todo gobernante debe aspirar a poseer una poderosa fuerza integrada por sus súbditos, bien equipada, armada, disciplinada y unida a sus intereses por lazos de lealtad al Estado”, algo que en Veracruz no se entiende ni se busca entender porque lo que menos se les da es la lectura; prefieran la improvisación a la que alude Gutiérrez Barrios, la simulación de presentarse en zonas de guerra enarbolando un hot dog en las manos para demostrar que no pasa nada, porque el Gobernante está rodeado de decenas de guardaespaldas mientras que el pueblo se queda desprotegido cuando concluye la parafernalia. El príncipe o el gobernante, decía el florentino, tiene como misión la felicidad de sus súbditos, y ésta sólo se puede conseguir con un Estado fuerte. E incluso, en el tratado político del siglo XVI, el diplomático y teórico refería que política y moral son dos ámbitos distintos e incluso contradictorios, aunque concebía los factores morales, religiosos y económicos de la sociedad como fuerzas que un político puede utilizar inteligentemente en provecho del Estado. Pero hasta eso ha hecho el gobierno cuitlahuista: pelearse con el clero y con los empresarios.
Y ES que en la entrevista con Loret, García Jiménez insiste en que la violencia, sobre todo la del viernes y sábado es producto de la reacción de grupos delictivos ante acciones contundentes que han implementado “y eso los puso muy molestos”, y hasta ahí iba bien, sino que para justificar lo que se está viviendo, indicó que en administraciones pasadas solapaban a los grupos delincuenciales; “los dejaban crecer y llegó un gobierno honesto que no va a pactar con ninguno y se molestaron mucho porque hicimos detenciones y aseguramientos importantes” (aunque acusa solo de palabra pero no denuncia formalmente si tiene pruebas de ello). Pero él dice que ejemplo de cómo los solapaban es una orden de aprehensión que el Poder Judicial había girado desde hace un año y la Fiscalía General del Estado (no quita el dedo del renglón tras el fracaso de su propio Congreso Estatal) nunca fue por ella, “porque la suspicacia era que tenían algún tipo de acuerdo y se tardaban en subirlas al sistema, de tal manera que los ‘lidercillos’ de esos grupos andaban con toda tranquilidad, nos dimos cuenta de eso, fuimos por las ordenes de aprehensión, obligamos a que las subieran a sistema y fuimos por ellos, a algunos los detuvimos en flagrancia”. Cuitláhuac García asegura, además de que son alrededor de seis grupos delictivos los que operan en la entidad, como el responsable de los recientes ataques como un coche bomba que no estalló.
TAL VEZ el Gobernador ya debe asumirse como tal, y entender que los problemas no se heredan a un hombre en particular sino al Estado, y que es el Estado a través de su estructura quien está obligado a resolverlos. Si hay responsabilidad de Miguel Ángel Yunes Linares en asuntos que ahora son motivo de justificación de grandes males, pues que se le aplique la ley, que se presenten denuncias en su contra, pero que se termine ese discurso tedioso que solo refleja un alto contenido de ineptitud, como se lo ha reprochado la Iglesia Católica, aunque acaso no ha leído la concepción política de Maquiavelo cuando reseña que un buen político debe ser un gran estratega, perspicaz y astuto, por ende un gran gobernante, utiliza la religión como institución que posee fuerza natural para garantizar la obediencia, el respeto, y la sumisión del pueblo no importando los medios para conseguirlos, pues las multitudes carecen de entendimiento humano y el poder del gobernante está sostenido por la gracia de Dios. Lástima que ni siquiera el Clero haya sido escuchado por ese Club de desconcierto y anarquía… OPINA carjesus30@hotmail.com
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