CÓMO EVALUAR los cien días del Gobernador Cuitláhuac García Jiménez, cuando ya en 2016 había sido candidato al Gobierno del Estado sin un Programa de Gobierno que le respaldara, y en 2018 repitió el mismo esquema a sabiendas de que él, ahora, Presidente Andrés Manuel López Obrador lo arrastraría al triunfo como, finalmente, sucedió, lo que nos recuerda al papel que juegan las quinceañeras hoy en día cuando se les contrata un banquetero: solo se presentan a la misa de acción de gracias sin ningún esfuerzo previo en particular. Y es que el Programa de Gobierno constituye la propuesta de candidatos y gobernantes a ciudadanos, donde se plantean apuestas y metas con las que se comprometen para alcanzar el desarrollo del territorio durante su periodo de gobierno. Es el instrumento que busca convertir los sueños colectivos en realidad, y García Jiménez no cuenta con uno y, por lo tanto, sus 100 días al frente de la administración se concreta a ocurrencias no solo personales sino de quienes le acompañan, lo que ha derivado el yerros monumentales, pues al no estar regidos por un documento diseñado y planeado, cada cual hace lo que quiere, hasta nombrar a familiares en puestos claves, como ocurre no solo con secretarios de despacho o funcionarios diversos, sino con el propio mandatario. Lo peor es que el mandatario en aras del “ahorro” no visto, carece de un despacho de asesoría externa, no para que lo manipule e instruya en torno a lo que debe hacer para cumplir la ley y hacerla cumplir, sino para ofrecerle las herramientas que le permitan sembrar en tierra fértil.
PORQUE LA ausencia de un programa de seguridad ha dado al traste con ese rubro, a tal grado que el incremento de secuestros, asaltos, robos con violencia, ejecuciones, extorsiones y feminicidios va en aumento, por más que se atribuya ese fenómeno a la migración de los “huachicoleros” hacia otros estadios de la delincuencia. No hay un proyecto coordinado entre el Estado y la procuración de justicia, porque a Jorge Winckler Ortiz lo volvieron víctima a destiempo –por las habladas del secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos-, y lejos de lograr echarlo como pretendían, lo afianzaron en el cargo ya que, para variar, en el Congreso del Estado fueron colocados como Presidente de la Mesa Directiva y titular de la Junta de Coordinación Política dos expriistas, uno de ellos, para variar, también expanista que no pudieron consensuar entre su propia bancada, y en ese tenor, algunos diputados del Movimiento de Regeneración Nacional les dieron la espalda. Winckler Ortiz sigue vivito y coleando y, lo que es peor, desarticulado de García Jiménez y su equipo, lo que agrava la situación para los gobernados que ahora se enfrentan no solo a la improvisación en la prevención de delitos sino al resabio en la procuración de justicia. Ambos: Gobernador y Fiscal juegan al teléfono descompuesto, y los más perjudicados son los gobernados.
Y TODO esto sucede por la ausencia de un Programa de Gobierno, ya que este suele plantear la forma en que el candidato, si es elegido, asumirá la construcción colectiva del desarrollo territorial, de las relaciones sociales, culturales, económicas y ambientales. En otras palabras, plasma la forma como tiene previsto movilizar a los diferentes actores sociales, culturales, económicos, institucionales y ambientales del territorio para alcanzar la visión compartida de futuro. Por ello es importante que en su construcción se consideren: 1.-Los aportes del pasado en valores y tradiciones. 2.-Las expresiones culturales que identifican lo local y territorial, lo cual supone que el programa incluya responsabilidades intergeneracionales e interculturales. 3.-La continuidad de las buenas experiencias del gobierno actual y de los anteriores (algo que en esta mezcla de odio resulta imposible). 4.-Los aportes sociales del presente a manera de gérmenes de futuro. 5.-Los procesos de integración regional o de asociatividad existentes o que se estén gestando para aunar esfuerzos en pro del desarrollo territorial y 6.-La conjunción entre un ˝gobierno como herramienta de transformación social, y el territorio como contexto vivo y variable de la acción política.
PORQUE EL programa de gobierno es uno de los instrumentos fundamentales para el fortalecimiento de la democracia y la promoción del desarrollo, ya que es el punto de partida de la relación entre gobernantes y las comunidades. Por tanto, es una herramienta con relevancia política y técnica. Cuando se presenta en campaña, como solía hacerse en Veracruz, a los candidatos que buscaban respaldo democrático, les permitía presentar sus propuestas para resolver problemas y aprovechar las potencialidades para el desarrollo del Estado, mientras que al ciudadano le permitía analizar la visión que sobre el desarrollo de la Entidad territorial tiene cada aspirante para poder elegir su opción con base en un análisis responsable y objetivo. Ya en el marco del control social, los ciudadanos deben evaluar el cumplimiento del Programa de Gobierno y pueden revocar el mandato a los gobernantes que incumplen los compromisos allí adquiridos.
PERO EN Veracruz han transcurrido 100 días de (des) gobierno y no se avizora un Programa de Gobierno incluyente, sin el uso de un lenguaje que no discrimine ni marque diferencias entre hombres y mujeres, por el contrario, sueltos como andan, funcionarios del sector salud, laboral y educativo se han dado a la tarea no de diseñar planes y proyectos positivos para el desarrollo de la Entidad sino de colocar a familiares como si las dependencias que les encomendaron fueran del sector privado o de su propiedad, aunque al ver que el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez hace lo propio, creen que esa debe ser la política a seguir y, en consecuencia, se reparten los cargos a discreción imponiendo hijas, hermanos, primos hermanos, cuñados, tíos, sobrinos etc. etc…
EN FIN, poco podría hablarse de logros en lo que va del Gobierno de García Jiménez, ya que no le fue posible ni siquiera bajarse el salario como lo había prometido y, por tanto, tampoco ordenó que subalternos ganaran menos, y en ese tenor en el Congreso, entre dietas y prerrogativas, algunos inoperantes diputados ganan más que el Presidente Andrés Manuel López Obrador y lo mismo ocurre con funcionarios de la administración estatal, que a fin de cuentas prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila, y vaya que el régimen en poco tiempo parece aniquilado. Así las cosas… OPINA carjesus30@hotmail.com
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