EN SEPTIEMBRE del año pasado, antepenúltimo mes del Gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, poco más de 600 profesores de educación primaria, telesecundaria y telebachillerato suspendieron labores en escuelas de la sierra de Zongolica, una de las regiones con los mayores índices de marginación y pobreza del País, pero no protestaban por esas condiciones ancestrales en que se debaten los municipios que la integran. Exigían seguridad ante la ola de secuestros y extorsiones que de pronto les llegó como parte de la dispersión de la delincuencia, cuando parecía que los maestros son los entes más respetados en esas zonas donde la población indígena lucha porque sus descendientes aprendan a leer y escribir para que puedan abrirse espacios en otras latitudes. Habían aguantado estoicamente durante meses el despojo de sus míseros salarios, pues quienes se oponían eran víctimas de severas golpizas, levantones e incluso asesinatos. Cientos, miles de niños y adolescentes se quedaron sin clases durante varias semanas en aquella ocasión ante la pasividad de un Gobierno que había prometido acabar con la inseguridad en seis meses y que, sin embargo, los grupos delincuenciales se le salieron de control al multiplicarse, ya que por cada líder que es detenido o asesinado surgen entre cinco y diez, como la afamada Hidra de Lerna de la mitología griega, aquella que relata la existencia de un antiguo y despiadado monstruo acuático ctónico (perteneciente a la tierra), con forma de serpiente policéfala y aliento venenoso a la que Hércules mató en el segundo de sus doce trabajos, pero que poseía la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada.
PARA CUANDO los profesores se rebelaron, fue porque seis de sus compañeros habían sido secuestrados simultáneamente, esto es, los delincuentes ya no se conformaban con uno o dos sino que pretendían realizar en lo sucesivo plagios colectivos en los que, no solo exigían el dinero de su quincena a los maestros sino las tarjetas bancarias que manejaran e, incluso, bienes muebles e inmuebles o hasta automotores. Se había desbordado la inseguridad, y fue la presión social lo que motivó que el gobierno pasado decidiera meter las manos para imponer cierto orden, pero en el cambio de administración definido por una ausente entrega-recepción que permitiera el intercambio de información especial, la seguridad se relajó, a tal grado que, nuevamente la incidencia de ese delito en el que va inmerso la extorsión, volvió a la zona, sobre todo en Soledad Atzompa y sus comunidades más críticas como El Terrero, Xoxocotla, San Miguelito y la cabecera municipal, aunque no son los únicos puntos, ya que de acuerdo al Secretario de la sección 51 de escuelas telesecundarias, Pablo César Montiel Galicia, en abril pasado, un docente del subsistema de Telebachillerato fue privado de la vida en el municipio de Ciudad Mendoza mientras retornaba a su hogar tras cumplir con su jornada escolar y en mayo pasado, dos maestros de preescolar fueron privados de su libertad en la carretera Tecamalucan-Camerino Z. Mendoza. Por ello el ultimátum en aquel entonces para que se les garantizara el traslado de los mentores hacia sus centros de trabajo, y el esclarecimiento de los casos de secuestro y, como consecuencia, la reparación del daño a las víctimas y familiares de los sucesos delictivos.
ZONGLICA ES una tierra muy olvidada que alguna vez tuvo en su geografía a los dos municipios más pobres del mundo (en efecto, de todo el planeta tierra): Mixtla de Altamirano y Tehuipango que, a decir verdad, con una carretera de enlace pretendieron arrancarla de su marginación, aunque poco o nada le destinaron para otros rubros como la agricultura y beneficios colectivos. Y es ese olvido oficial lo que ha engendrado que bandas de la delincuencia integrada, incluso, con gente del lugar que busca dinero fácil, tenga de rodillas a los pobladores. Por ello no es fortuito que el pasado jueves 21 de febrero, un grupo de habitantes de Soledad Atzompa haya detenido, golpeado, linchado e incendiado a seis presuntos secuestradores, uno de ellos recién detenido pero liberado pese a la gravedad de los delitos por los que se le acusaba. Primero fueron masacrados cuatro y un día después otros dos, esto debido a que el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez no reaccionó en tiempo y forma o, en el peor de los casos –que no deseamos creer- dejó hacer a la población lo que le viniera en gana, esto es, aplicar la ley por mano propia, lo que elevó a seis el número de linchados, entre estos dos menores de edad.
POR ESA razón, y porque los habitantes de la agreste región ya está harta de tanto agravio, es que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez o sus inoperantes funcionarios deben tomar muy en serio la manifestación que ayer encabezaron en Xalapa habitantes de diversos municipios de la Sierra, quienes tienen meses viviendo las mismas injusticias que con los gobiernos anteriores, aun cuando suponían que con el arribo del Movimiento de Regeneración Nacional al poder las cosas iban a cambiar pero, craso error: las cosas siguen peor que antes. Los manifestantes dijeron que con Cuitláhuac se sigue protegiendo a los delincuentes de siempre que son los presidentes municipales aliados con el crimen, y para empezar señalaron el caso del municipio del Tlilapan -el más pequeño del Estado- donde la violencia es insostenible, o en Rafael Delgado, donde la presidenta, Isidora Antonio Ramos, le retiró desde hace 4 meses el sueldo al síndico, Julián Cotlame Cocote, quien paraba las malas acciones de la alcaldesa protegida del actual Gobernador –ambos de MoReNa-, y esa es la percepción que se tiene en otros lugares.
TAL VEZ el gobernante ni siquiera está enterado de las acusaciones, porque queda claro que el Estado le viene valiendo un soberano sorbete -cánula o paja pequeña y delgada para sorber líquidos-, ya que sus acciones así lo demuestran, sin embargo, la percepción entre los habitantes de la zona más olvidada del estado, también, lo confirman, por lo que más temprano que tarde podría ocurrir un conflicto de carácter social en la zona, ya que con el reciente linchamiento de seis personas ha quedado en claro que infinidad de pobladores se han organizado en guardias civiles o comunitarias que en cuestión de minutos pueden taponar entradas y salidas con los resultados ya descritos, pues no hay que olvidar que pobreza, marginación e indiferencia oficial solo conllevan a esos conflictos que, muchas veces son aprovechados por grupos de la delincuencia, como ha ocurrido en Michoacán y Guerrero, por solo citar algunos. Zongolica es paja seca, y bastaría un cerillo para incendiarla. Al tiempo. OPINA carjesus30@hotmail.com
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