En esta espantosa civilización de mentiras, traiciones, guerras, hipocresía, dolor, decepciones, crímenes y bajezas inentendibles e injustificables, como los actos de pederastia; pero especialmente los cometidos por quienes se dicen representantes de su dios…
La gente se aparta de mil maneras volviéndose adicta a algo; a lo que sea. A la comida, al alcohol, a mentir, a los celulares, al sexo, a las drogas, al juego, etc. con tal de evadirse de la horrenda realidad que viven…
Sin trabajo, o en el mejor de los casos con un trabajo que no les agrada; con inseguridad y el lógico miedo que conlleva no permiten que el individuo se realice en lo que a él le agrade; y nadie puede ser feliz haciendo lo que no le gusta…
Y el refugio de quienes creen que a esta vida se viene a sufrir, son las drogas y las iglesias. La manía religiosa es también una adicción, una patología, es decir, una enfermedad…
Quienes no tienen adicciones son hombres libres; pero es difícil encontrarlos. A menos que vayamos con los deportistas, los músicos, los artistas y todos aquellos que aman lo que hacen y podrían hacerlo el resto de sus vidas; aunque no les pagaran…
Se conocen casos de personas que al jubilarse dicen: “Ahora voy a hacer lo que siempre quise hacer”. Algunos lo logran; y hasta tienen éxito a lo que se dedican; pues lo hacen con gusto, le brindan tiempo y en consecuencia cada vez lo hacen mejor…
Pero a otros ya se les pasó el tiempo; o ya tienen achaques de la vejez por llevar una vida en la que no se ocuparon de su salud; y lógicamente ya no tienen ganas de hacer nada. Ya no viven; sobreviven…
Sin embargo la gente puede rehabilitarse de esas adicciones. O mejor dicho, puede obtener las herramientas necesarias para abandonar tal o cual adicción. Pero el alcohólico seguirá siendo alcohólico toda su vida, aunque no vuelva a probar una gota de alcohol. Y lo mismo sucede con todas las demás adicciones…
No obstante, aunque pudiera parecerlo, la corrupción no es una adicción. Cabe señalar que adicto viene del latín adictus. Y era como se designaba en la Antigua Roma a una persona que habiendo pedido un empréstito, no lo pagaba; entonces la Justicia lo declaraba adictus, es decir, dependiente de… hasta que no liquidara su adeudo…
Cabe diferenciar entre lo que es una adicción; y alguien que, conociendo bien su meta, es decir, lo que vino a hacer a esta vida, busca la perfección en lo que hace y se dedica a ello en “cuerpo y alma”…
Pero la corrupción no tiene en sí un tratamiento. El dinero mal habido, como es el caso, no rinde; y por eso la gente tiene la necesidad de seguir obteniendo dinero de manera ilegal…
Toda la gente que se ve en la “obligación” o “necesidad” de cometer un acto ilegal para obtener dinero, la primera vez lleva en mente que nada más sería por esa ocasión. Pero lo seguirán haciendo…
Y ni siquiera devolviéndolo se pondrían a mano para ya no continuar cometiendo o participando en actos ilegales. Combatir la corrupción sin aplicar la Ley, acabará en fracaso.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
Julio Ricardo Blanchet Cruz
jrbcdiariolibertad@gmail.com
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