ADEMAS DE inoperante –pues no pudo sacar avante la encomienda de echar a Jorge Winckler Ortiz de la Fiscalía General del Estado como se lo ordenaron y, por el contrario, restó diputados al Movimiento de Regeneración Nacional en el Congreso local, lo que pone a ese partido en un tris de perder hasta la titularidad de la Junta de Coordinación Política ya que solo le quedaron 25 de los 50 legisladores-, el Presidente de la Mesa Directiva de la Legislatura Estatal, el ineficaz José Manuel Pozos Castro no solo se pasa por el arco del triunfo los acuerdos de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador sino que peca de ingenuo en aras de justificar lo injustificable, como la moderna camioneta en la que se desplaza como ministro plenipotenciario –como lo hace la mayoría de integrantes del Gobierno del Estado-, y cuando alguien le pregunta que porque lo hace cuando apenas unos meses atrás conducía un cochecito sedán, responde con toda la desfachatez: “Ya estaban”, y como queriéndose amarrar el dedo antes de la cortada, justifica: “aquí no se han comprado ni carros ni helicópteros ni nada, son vehículos que ya estaban y se están usando para trabajos legislativos”, aunque soslaya decir que cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia “ya estaba” el avión presidencial, aviones, helicópteros, autos y camionetas blindadas, pero el jefe del Ejecutivo Federal decidió vender toda esa parafernalia para no solo ser sino parecer. Decir ya estaban es asumir la corrupción del pasado, y si fuera un fiel seguidor de la Cuarta habría pugnado por vender todas las unidades de lujo y adquirir algunas modestas o, en el mejor de los casos, seguir conduciendo su modesto vehículo, pero el poder transforma aunque, al final del día, la soberbia e ineptitud caigan por su propio peso. Pozos Castro ya cumplió su cometido de introducir en el Gobierno Estatal a su familia, en tanto promueve a uno de sus hijos para que dispute la alcaldía de Tuxpan en la próxima elección, por supuesto abanderado por MoReNa, y en ese tenor el resto de los compromisos asumidos le vienen valiendo una cuarta parte de garbanzo.
EN ESTE espacio se ha dicho hasta la saciedad que la mayoría de los funcionarios de la administración cuitlahuista viajan, ahora, en modernas suburban o camionetas de lujo, algunas incluso, blindadas, y los de mayor jerarquía con guardaespaldas como en los viejos tiempos del yunato o del duartazgo. Los, ahora, señores de horca y cuchilla aprovecharon sus posiciones para colocar a sus hijos, hijas, hermanos, hermanas, cuñados, suegros y toda suerte de desempleados que en otras condiciones no habrían encontrado acomodo, ya que la mayoría apenas cuenta con estudios de secundaria o bachillerato o, en el mejor de los casos, de licenciaturas no terminadas, de tal suerte que algunas “universidades” se han prestado para entregarles el título necesario, y si no, pregúntenle a un secretario que despacha por el kilómetro 4.5 de la carretera Veracruz-Xalapa. Para nadie es secreto que “La Cuarta” es una antigua unidad de longitud antropométrica que se determina entre el extremo del dedo pulgar y el dedo meñique de la mano extendida, y acaso de ese tamaño es lo que les vale o la importancia que le dan algunos neomorenistas al proyecto de AMLO, y basta leer la entrevista que el acucioso periodista Edgar Ávila, director de la agencia informativa SPI le realiza a Pozos Castro para enterarnos de cómo piensa y de sus reacciones tipo Nicolás Maduro cuando algo le incomoda.
EN TONO molestó por los cuestionamientos de Ávila, Pozos insiste en que los vehículos –en los que ahora se desplazan los engreídos legisladores- ya estaban ahí, y que la intención es no hacer recortes de personal, y ante la insistencia truena: “A ver compadre (¿será compadre del periodista?), usted quiere que le diga lo que usted quiere o lo que yo le digo; yo le estoy contestando y diciendo que son vehículos que trabajan aquí y no se trata de perjudicar a nadie ni recortar fuentes de trabajo, se trata de evitar gastos innecesarios. Son vehículos que ya estaban en el congreso y hay que usarlos”, y la respuesta mueve a risa, sobre todo porque, no se trata de si ya estaban o no sino de evitar usarlos por el oneroso gasto de gasolina y mantenimiento que implican, sin contar el chofer y el guardaespaldas que trae el legislador que no los paga de su bolsillo sino con cargo al erario. Lo peor es que los legisladores de MoReNa que tienen el control del Poder Legislativo conservan inamovibles sus salarios que junto con viáticos, comisiones y prerrogativas suman 150 mil pesos mensuales, 42 mil pesos más que el Presidente Andrés Manuel López Obrador que gana 108 mil pesos, viaja en avión comercial y se sigue desplazando en su modesto Jeta dentro de la capital del País, y solo utiliza suburban cuando visita el interior de la República.
LA INVESTIGACIÓN de Edgar Avila detectó, además, que se han contratado en dos meses de gestión a más de 200 empleados con salarios de 10 a 50 mil pesos, y se siguen usando 23 vehículos oficiales, algunos modelos 2018 con valor de hasta 700 mil pesos, lo que demuestra que al Congreso veracruzano no ha llegado la austeridad de la Cuarta, y se mantienen los mismos privilegios que cuando ese poder era gobernado por el PRI y la alianza PAN-PRD. Pero Pozos Castro cuando es interrogado al respecto dice que sí ha habido ajustes significativos a los gastos de legisladores, desestimando las quejas por falta de recortes a salarios de diputados y a los gastos onerosos en el pago de asesores, y en ese sentido responde airado: “no se puede recortar todo porque tampoco podemos dejar un Congreso que no sea funcional”. Soslaya que la legislatura que dirige, o al menos los diputados que dice representar ya son disfuncionales, y si no que lo diga el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez que por culpa del ineficiente legislador ahora tendrá que lidiar todo su sexenio con Jorge Winckler Ortiz.
POR LO pronto, la presidencia de la Mesa Directiva del Congreso que preside Pozos Castro tiene asignadas para su uso dos unidades automotrices: Una Chevrolet Tahoe LT, ocho cilindros con asientos en piel, modelo 2017 que en el mercado se cotizan entre 670 y 750 mil pesos; y un Nissan Tiida Advance modelo 2015, cuyo valor oscila entre 110 y 150 mil, aunque en este último no se sube ni aunque lo obliguen, mientras que el otro ineficiente titular de la Junta de Coordinación Política, el, también, morenista Juan Javier Gómez Casarín tiene a su cargo dos unidades oficiales: una Chevrolet Tahoe LTZ, con asientos de piel y modelo 2017 con un valor mercado de entre 730 a 750 mil pesos; y un Tiida Sense modelo 2013, que cuestan entre 80 a 115 mil. El Grupo Legislativo de Morena tiene asignados tres Nissan Tiida Avance modelos 2013 (uno) y 2015 (2), así como una Toyota Higlander Limited V6, modelo 2013, cuyo valor oscila entre 360 y 450 mil pesos, dependiendo las condiciones, mientras al secretario general del Congreso, el expanista Domingo Bahena Corbalá, aliado de Morena en las elecciones pasadas, se le asignaron dos unidades: dos Toyota Hilux doble cabina, con motor diésel, con tracción 4x4 y modelo 2018, que se cotizan en el mercado entre 300 y 500 mil pesos. En fin, viva la Cuarta transformación. OPINA carjesus30@hotmail.com
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