EN LA cuenca del Papaloapan, tierra pródiga en trovadores y verseros, hay un refrán que pinta de cuerpo entero a quienes que no les cuesta ningún esfuerzo alcanzar las cosas, mientras que a otros, el mismo bien, les implica un gran sacrificio: “Unos corretean la liebre y otros, sin correr la alcanzan”. Y eso parece estar ocurriendo en el País con tanto regalo a jóvenes que ni estudian ni trabajan, y no porque no haya empleos, ya que pocos pero aún se encuentran algunos, sino porque no son lo que esperan: con horario de 9:00 a 3:00 de la tarde y de 5:00 a 7:00 de la noche o, en dado caso corrido para tener tiempo de ir al café con los cuates, al cine con la novia o al Gym, y eso para los que estudiaron algo, porque aquellos que no tuvieron la oportunidad de hacerlo optan por la informalidad donde siempre habrá algo que hacer, aunque en ocasiones se es presa fácil de la delincuencia. AMLO pagará 3 mil 500 pesos a los NiNis para que sean capacitados por empresas y estén en condiciones de conseguir un empleo decoroso, cuando, en realidad, lo que provocará es que esos jóvenes sigan en la misma frecuencia, pero no sin antes haberse embolsado el dinero que agradecerán al Presidente en turno aunque, realmente, quienes lo aportan no es el titular del Ejecutivo sino los llamados “fifís” y la clase mediera, económicamente hablando, con sus impuestos, así como el pequeño comercio o generadores de empleos y riqueza, aun cuando sea el tabasqueño quien se pare el cuello y el pueblo bueno se lo agradezca y deteste a sus verdaderos benefactores que son los que pagan contribuciones que deberían ser usadas en beneficios colectivos, y no para asegurar el voto a favor del Movimiento de Regeneración Nacional en futuras elecciones.
Y ES que ya lo han dicho muy claro algunas familias del Estado de Hidalgo, donde el robo de combustible es la principal fuente de ingresos para infinidad de ellos: “Eso de los apoyos y de las becas va a funcionar con quienes no estaban en el huachicol o que estaban en la decisión de meterse o no, pero no con quienes ya le habían entrado al negocio; esos no se van a salir, ni siquiera por la tranquilidad que da la vida en la legalidad”. Y es que, dicen, que “no hay programas que equiparen el monto de lo que reciben, incluso, como ´halcones´ o vendedores. Mucho menos funcionará con quienes están acostumbrados al dinero fácil y se han dedicado al delito”, y acaso tienen razón, y respecto a los estudiantes que no pudieron seguir una carrera, muchos no lo hicieron por la deficiencia académica de los bachilleratos, la escasez de espacios en universidades públicas que, de por sí, salvo dos o tres, ni siquiera están en la lista de las mejores del mundo, y ni siquiera de Latinoamérica, y aunque el Presidente insiste en que durante el periodo neoliberal se impulsó de manera encubierta la educación privada, de tal suerte que “utilizaron de pretexto los exámenes de admisión y de esa manera rechazaban cada año a cerca de 300 mil jóvenes con la mentira de que no pasaban el examen de admisión cuando eso no es cierto, la realidad es que las escuelas públicas han sido un gran salvamento en la materia, además de que muchas de estas brindan mejor preparación que las públicas. Y no es que no pasaran el examen de admisión, dice AMLO, es que no había espacio, porque no se invertía en educación”, y en esto último tiene razón, aunque crear universidades patito no resolverá el problema, pues ahí están casos como el de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz que si bien fue creada con un buen objetivo, se fue corrompiendo al paso del tiempo y terminó convertida en un nido de polución, de aviadores y deficiencias, a tal grado que muchos títulos, aun, ni siquiera son reconocidos.
AMLO PRETENDE la apertura de 100 nuevas universidades, y aunque esto lo viene anunciando desde la campaña, tampoco son la solución para que más de 300 mil o 400 mil jóvenes cursen una carrera, pues se requiere universidades de excelencia y no solo para salir del paso, ya que se trata de formar profesionistas que ya sea en el Gobierno o en el sector privado rindan los mejores frutos para la construcción de una nación desarrollada. No se trata de que solo obtengan un título profesional, sino que asimilen los conocimientos necesarios para egresar bien preparados. Como fuera, las universidades del País, además de deudas, enfrentan decadencia, y el programa “Becas jóvenes escribiendo el futuro”, con el cual su gobierno apoyará a 300 mil universitarios de escasos recursos para que concluyan sus estudios, no es la panacea en tanto no existan nuevas estructuras. Más bien parece un proyecto electorero enfocado a capitalizar votos que le permitan al Movimiento de Regeneración Nacional mantenerse en el poder, ya que si algo agradecen los mexicanos es que alguien les de dinero fácil, y si no pregunten a quienes sirven a huachicoleros o a la delincuencia, convertidos en los más leales soldados de esas organizaciones en tanto les ofrezcan recursos que les permitan sobrevivir.
ACLARAMOS, NO todos los jóvenes son así, ya que muchos, la mayoría se ocupa en la informalidad donde labora el 60 por ciento de los trabajadores en México, y las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) no mienten cuando aseguran que 15 millones de jóvenes de 15 a 29 años tienen un empleo en el País, pero 59.5 por ciento, alrededor de 8.9 millones lo hace en el sector informal donde carecen de prestaciones laborales, ya que México se inserta en esa característica de los mercados de trabajo latinoamericanos que es la persistencia de graves problemas de inclusión laboral de personas jóvenes, con elevadas tasas de desempleo y la alta precariedad en el empleo. Por ello, uno se pregunta: ¿no sería mejor, en vez de regalar el dinero, crear fuentes de empleo suficientes en el País apoyando al sector privado para que se expanda pero, al mismo tiempo, amplíe su espectro productivo hacia otras ramas no explotadas en donde se consideren, incluso los oficios?. Porque de nada servirá que se capacite a casi tres millones de muchachos si al final de cuentas no encontrarán donde acomodarse y terminarán nuevamente en la informalidad.
REGALAR EL dinero por parte del Gobierno es, sin duda, la más “noble” tarea, y nadie desearía que terminara una administración paternalista tipo “Chucho el Roto” que le quita a los ricos y clase medieros para dárselo a los pobres, y de paso expanda la brecha entre ambos sectores fomentando el odio para que otros institutos no prosperen. Ese es, o podría ser el objetivo primordial de semejante desprendimiento que no le cuesta al Presidente sino al País, y si bien se trata de dinero recuperado que antaño se perdía por el robo al combustible y otros negocios, no hay razón de que se invierta en “dádivas electoreras” que solo a unos benefician pero que, al final del día, perjudica a todos, porque México seguirá estancado en el concierto de naciones que se encaminan a la modernidad en todos sus ámbitos. No hay que olvidar que una casa bonita vende mejor que una vivienda de interés social. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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