CUANDO EL Gobernador Cuitláhuac García Jiménez llegó tarde al desayuno que el Presidente Andrés Manuel López Obrador compartía –el sábado antepasado- con la familia Robles Barajas –encabezada por el maestro José Pablo Robles Martínez y su esposa, la bióloga Roselia Barajas Olea- en un privado del hotel Terranova de Coatzacoalcos, la tardanza del Mandatario Estatal no fue lo que molestó al titular del Ejecutivo Federal sino la frasecita plagada de inmadurez que soltó el muchacho alegre que dice gobernar el Estado: -si creían que yo iba a pagar el desayuno se equivocan porque yo ya desayuné-, esto con una sonrisa de oreja a oreja, pero el comentario fuera de lugar a nadie causó algarabía, por el contrario, el hijo del profesor Atanasio García Duran pudo observar el fastidio de los comensales, sobre todo de su jefe, y acaso por ello alguien muy influyente le recordó al tabasqueño –en plena cara de García Jiménez- que el caso Jorge Winckler se había salido de control en Veracruz, a tal grado que el Fiscal estaba ridiculizando al Gobierno del Estado, a MoReNa y al Gobernador. Ante ello, el rostro sonriente del Mandatario Estatal cambió de la sonrisa a la preocupación, sobre todo cuando AMLO le pidió cuentas y solo encontró como respuesta un “ya merito” que no le satisfizo, y en ese momento giró instrucciones para que se atendiera ese tema que, en verdad, ha puesto en evidencia no solo la incapacidad de García Jiménez y sus más cercanos colaboradores como el Secretario de Gobierno, Erick Patrocinio Cisneros Burgos, sino la ausencia de control tanto del Presidente del Congreso del Estado –muy dado a la labia pero con pocos resultados como operador-, José Manuel Pozos Castro, y del titular de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín -vinculado al toluco Jorge Carvallo Delfín, exdirigente estatal del PRI y exsecretario de Desarrollo Social con Javier Duarte de Ochoa-. De ambos no se hace uno solo, aunque habría que reconocerles que son un monumento a la soberbia e intemperancia
POR ELLO el Presidente giró instrucciones para que del asunto se encargara la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, operando de inmediato la maquinaria de MoReNa como solía hacerlo el antiguo PRI para destituir al obcecado Fiscal que el pasado jueves puso en ridículo de nuevo tanto a Pozos Castro como a Gómez Cazarín al lograr que 20 legisladores votaran en contra del juicio político que se le sigue, lo que provocó que al término de la sesión que fue un fracaso y que, por lo tanto, fue abortada, Pozos convocara al diputado priista Jorge Moreno Salinas a una reunión urgente en un lujoso restaurante de Xalapa para convencerlo de que los legisladores priistas votaran en contra de Winckler, pero uno de ellos, que ya renunció a esa bancada, Juan Carlos Molina Palacios se sumó a los 20 legisladores que quieren que el Fiscal continúe en ese cargo, y cuando el viernes convocaron a una nueva sesión se llevaron el chasco de que no fueron capaces, nuevamente, de lograr los ansiados 34 votos, por lo que tuvieron que recular y abortar, por enésima ocasión, la sesión, lo que ya tiene muy molesto al Presidente López Obrador, aunque no debería sorprenderse de lo que ocurre en Veracruz donde la inoperancia e ineptitud son los ingredientes que identifican a esta administración que cree que está jugando a ser Gobierno; en suma, no hay operadores porque están alucinados por la megalomanía.
Y ES que enceguecidos, los morenos no alcanzan a entender que la gente que les traiciona en el objetivo son, precisamente, los beneficiarios del actual Gobierno, como Fernando Perera que es Jefe del departamento de la oficina del Congreso, y Jorge Rizzo, exjefe de prensa del Partido Encuentro Social y actual asesor de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, ambos gente de Gonzalo Guízar Valladares, principal orquestador de la maniobra para impedir que caiga el Fiscal Jorge Winckler, ya que su hermano, Marco Antonio Guízar Valladares es el secretario técnico de la Fiscalía, pero lo cierto es que nadie en el Gobierno sabe operar, y en ese tenor pretenden resolver los conflictos a base de amenazas. Por ello, a instancias de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el Gobernador se reunió el sábado con los legisladores morenos y sus aliados en la afamada Casa Veracruz –que tanto detestaba Cuitláhuac- para diseñar la próxima estrategia a ver si, ahora sí, cae el abogado de los Yunes Linares-Yunes Márquez, tomando en cuenta que el pasado viernes la sesión extraordinaria para votar los dictámenes de juicios políticos se aplazó hasta nuevo aviso, ya que cuando la Mesa Directiva convocó para reanudar se notificó la prorroga “por instrucción del presidente de la Mesa Directiva, José Manuel Pozos Castro”. Lo grave es que el plazo legal para discutir los dictámenes vence el próximo martes 12 de este mes, y si la sesión no se reanuda antes, ya con acuerdos signados, Winckler Ortiz les habrá dado una severa bofetada con guante blanco acompañada de patada en el entrecejo, poniendo en evidencia a todo un aparato que ahora se lamenta: -si Erick Cisneros no hubiera metido su cuchara, tal vez esto ya sería arroz cocido-.
YA LO dijo la Arquidiócesis de Xalapa en su comunicado dominical: “La llegada de una nueva administración en el gobierno de Veracruz, generó muchas expectativas entre la sociedad. La gente se ilusionó por el arribo de un nuevo gobierno dado que las promesas de campaña habían sido muy generosas. Sin embargo, a medida que pasan los días se van acumulando algunos fracasos. Pareciera que hay muchas cabezas y que las torpezas de unos pocos están echando a perder el poco trabajo de otros. La gente -sigue la Iglesia Católica-, ha ido perdiendo la confianza. Lamentablemente el desánimo y el desencanto van ganando terreno”. Y como para no andarse por las ramas, la arquidiócesis dispara: “Y es que no se puede invocar la novatez ni la curva de aprendizaje para justificar los desaciertos que en estos 74 días de la nueva administración gubernamental de Veracruz están a la vista de todos. No estamos para improvisaciones, seguramente se necesita evaluar los resultados y la eficiencia de los colaboradores del gobierno (pues) hay señales claras de que algunos “recomendados” no están funcionando, y por lo mismo es tiempo de tomar decisiones. Se observa que falta oficio político y que el ambiente se está enrareciendo. No hay que esperar a que el Estado se encienda, para actuar, advierte el comunicado firmado por el vocero José Manuel Suazo Reyes que remata: “se requiere dirección, un proyecto bien definido y mejores resultados ante las grandes necesidades que vive la gente. ¡Ya no queremos más sangre derramada en Veracruz! ¡Ya no más muertes y desapariciones! ¡No más ejecuciones, ni violencia! ¡No más dolor y miedo en la población! Queremos un Veracruz en Paz y el gobernante debe trabajar sin descanso hasta no lograrlo. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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