RENUNCIÓ AMERICO Zúñiga Martínez a la dirigencia Estatal del PRI desde la segunda quincena de Diciembre, y se cumple casi un mes sin que ese partido tenga un timón que le de credibilidad o fortaleza. Hay una especie de desánimo o desgano interno acaso motivado por las recientes derrotas pero, también, por la dimisión de algunos actores que si bien ya no significaban nada en la esperanza de los electores, coadyuvan al empobrecimiento de un instituto que lo fue todo durante décadas, pero que tras la primera derrota en 2016 a manos de un ex priista transmutado a panista, en este caso Miguel Ángel Yunes Linares, se vino a pique; peor aún, el año pasado con el avasallamiento de Andrés Manuel López Obrador que llevó de colofón el triunfo de Cuitláhuac García Jiménez, y que colocó al Revolucionario Institucional en un lejano tercer sitio en las preferencias ciudadanas. Denuncias de corrupción contra el ex Gobernador Javier Duarte de Ochoa y su pandilla más cercana, exhibición de inmuebles, ranchos, obras de arte, aeronaves, residencias en el extranjero, departamentos de lujo cerca del mar y en las más lujosas zonas residenciales de la ciudad de México como Polanco y Santa Fe, fueron la puntilla para sepultar al “tricolor”, y ahora, con lo que está emergiendo producto del saqueo de combustibles por parte de políticos e, incluso, militares, han terminado por cuartear los escasos muros que aún se irguen como el de Los Lamentos en Jerusalén, vestigio del Templo de donde Jesús echó a los fariseos-. Al edificio del priismo hace tiempo que no se para nadie, y solo acuden algunos empleados a quienes deben salarios, pero que mantienen la fe de que en poco tiempo tendrán un nuevo dirigente que les inyecte animación.
PERO EL asunto va muy lento. Hay quienes hablan de hasta dos meses para que se defina quien podría ser el sucesor de Zúñiga Martínez que, a decir verdad, no hizo gran cosa por el “tricolor”, pues lejos de salir al encuentro de la sociedad se encerró como si le diera vergüenza ser el líder, y se silenció cuando debía ser contestatario de las agresiones proferidas por panistas y morenistas que culpaban de todo al derrotado instituto, aunque cuando renunció a la dirigencia quiso justificarse: “Yo ya cumplí con la encomienda de dirigir con responsabilidad al PRI, y cumpliendo a cabalidad a pesar de las difíciles circunstancias electorales”. También dijo que “por respeto al procedimiento interno que vivirá el partido para renovar el Consejo Político, los 212 comités municipales y el propio comité Estatal”, dejaba la dirigencia, “para que sea el nuevo delegado del CEN del PRI en Veracruz sea quien lleve la batuta para emitir la convocatoria y el método de elección”. Pero con todo y eso, nada ha ocurrido.
MIENTRAS TANTO la lista de suspirantes se agranda, y no es para menos. No hay fuentes ocupacionales para políticos priistas en estos momento, y cualquier posición resulta importante, más aun cuando la dirigencia Estatal del “tricolor” sería una especie de puesto autónomo al no haber un Gobernador priista que dicte la línea a seguir como solía ocurrir en los mejores tiempos de ese instituto, y en ese tenor se inscriben José Alejandro Montano Guzmán, todavía delegado Estatal del Gobernación –ya que las delegaciones Federales en su mayoría siguen intactas, aunque entre febrero y marzo se consumará el total de relevos que están a cargo del superdelegado presidencial, Manuel Huerta Ladrón de Guevara-. Montano no ha ejercido una posición partidista sino solo administrativa y legislativa, y ha sido candidato, incluso, perdedor de la alcaldía de Xalapa aunque, también legislador local y Federal. También, la quiere Juan Carlos Molina Palacios, un personaje que no pudo dirigir o al menos controlar la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del Estado y, por lo tanto, no podría llevar a buen puerto el barco “tricolor”. Por cierto, Molina adeuda miles de pesos a empleados de la organización cenecista, y para evadirlos optó por dejar de ir a esas instalaciones, además de que renunció a la bancada del PRI en la cámara local de diputados, algo que habla de su menosprecio hacia un partido que dice aspirar a dirigir. También se muerde las uñas por querer ser o, al menos que lo tomen en cuenta, el ex subsecretario de Gobierno de Javier Duarte y ex dirigente priista porteño Marlon Ramírez, quien de plano en plena campaña de José Francisco Yunes Zorrilla a la Gubernatura se bajó del caballo.
EN LA lista de suspirantes se inscriben Guadalupe Porras David, ex alcaldesa de Minatitlán, un municipio que dejó con severos problemas de endeudamientos y desvíos; ex dirigente Estatal de la CNOP y ex aspirante a magistrada, y de quien sus paisanos la califican de ser un monumento a la corrupción e, incluso, cuando tuvo la pretendida idea de ingresar al poder judicial vinieron hasta Xalapa a denunciarla. Muy diferente a la Porras es, sin duda, la licenciada en Psicología, Maestra en Tecnología Educativa y Doctora en Ciencia Política y Administración Pública, Zaida Lladó Castillo, quien dirige la Fundación Colosio, y que a decir verdad es una mujer con carrera y oficio político bien vista entre priistas que le tienen reconocimiento. Zaida, en caso de ser una mujer la próxima dirigente Estatal del PRI, sería la mejor opción, aunque en el listado figuran, también, Anabel Ponce, ex delegada Federal de la Secretaría de Desarrollo Social. Ponce Calderón ha sido regidora de Pánuco, diputada local, precandidata al Senado, y aunque alguna vez se le relacionó con las llamadas “Reynis” que tenían como principal meta escalar posiciones partidistas a base de su belleza, la panúquense dio muestras de liderazgo que la mantienen en la escena pública.
OTROS QUE, igualmente, aspiran son, Antonio Benítez Lucho, el único veracruzano que ha sido en diferentes etapas delegado Estatal del IMSS y del ISSSTE, además de diputado Federal y secretario particular del ex Gobernador Fidel Herrera, entre otros muchos cargos. Tiene experiencia partidistas y oficio político, y seguramente haría un excelente papel al frente del “tricolor”; del resto de los aspirantes de esa larga lista ni cómo abordarlos, y entre estos se encuentran Segundo Grajales que aspiró a ser diputado Federal sin éxito, Raúl Díaz Diez y un sinfín de pesos pajas que no tienen posibilidades, pero que se encuentran en el juego en espera de ser considerados para una de tantas secretarías si se suman al aspirante idóneo y gana la presidencia Estatal del ex partidazo. Por lo pronto el PRI sigue con el mal de la tristeza, y de mantenerse en esa posición, los resultados que aporte en la elección intermedia serán catastróficos. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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