EN PLENA austeridad republicana, hay quienes de plano, como el afamado César “el tlacuache” Garizurieta, siguen defendiendo la tesis de que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, y en ese tenor se aprestan a construir dos nuevos partidos locales que, invariablemente, sangrarán los bolsillos de la sociedad que paga impuestos, ya que no es secreto que las prerrogativas a que tienen “derecho” los institutos con registro y los que aspiran a ello saldrán de las contribuciones, algo que no les interesa a los implicados, aun cuando los nuevos organismos no inspiran credibilidad debido al cúmulo de traiciones que acumulan sus integrantes. Y es que, uno se pregunta: ¿se puede confiar en lo que ya se desconfió o, en quienes no dieron resultados en puestos de Gobierno cuando los ejercieron?. Porque difícilmente, y lo decimos con respeto, alguien confiaría en los “cerebros” del futuro partido “Podemos” -un plagio descarado del “Podemos” de España, un instituto situado en el espectro político de izquierdas liderado por Pablo Iglesias Turrión-, como el ex diputado de Alternativa Veracruzana, Francisco Garrido Sánchez, que fue acusado en Octubre de 2016 por diputados del PAN-PRD de haber ocultado documentos y cifras reales en torno al quebranto financiero de Veracruz en su papel de Presidente de la Comisión de Vigilancia; o en el ex Secretario de Seguridad Pública, Juan Herrera Marín, ex amigo de Miguel Ángel Yunes o, incluso en Gonzalo Morgado Huesca y Francisco Luis Sardiñas Salgado, dos políticos de viejo cuño que, a decir verdad, ya dieron lo mejor de sí, y a estas alturas de la vida poco o nada podrán aportar ante el empuje de nuevas generaciones y de un instituto político posicionado en el colectivo social como MoReNa.
Y EN esa ambición de poder y de traiciones, otra organización busca convertirse en partido estatal tras ser parte del PRI y luego pasarse, en pleno proceso electoral pasado, al PAN. Se trata de Vía Veracruzana a cuyos integrantes se les conoce como “Los viagros”, más que nada por la edad, y en ese afán se encuentran los pocos que siguieron a Felipe Amadeo Flores Espinosa, entre otros el ex diputado con fama de “mapache electoral”, Fernando Vázquez Maldonado y, por supuesto, Mario Tejeda Tejeda (tajada tajada para los amigos, tejode tejode para los enemigos y quien se deja), además de medio centenar de políticos que ya vieron su mejor época, pero que desean seguir medrando de la política y atajando el paso de los jóvenes, sabedores de que un partidito no deja de ser una minita en estos tiempos de incertidumbre.
LA IDEA de los ex militantes de Alternativa Veracruzana, Partido Revolucionario Institucional, Verde Ecologista y del Partido de la Revolución Democrática al intentar buscar el registro es poder contender en el proceso electoral intermedio de 2021 –para las diputaciones Federales, locales y alcaldías –además de sindicaturas y regidurías-, ya que por lo pronto no tienen partido que los avale tras varias renuncias y de andar del tingo al tango en busca de aventuras que les permitan seguir viviendo del presupuesto, como esa famosa frase que acuñó “el tlacuache” Garizurieta en el sexenio de su paisano y amigo de la infancia, Miguel Alemán Valdés, expresión que se convirtió en dogma de fe para la burocracia en la época dorada del priismo y, también, de la alternancia panista y de los gobiernos perredistas.
ALGUNA VEZ le escuché decir a José Medina Mor Icaza, vicepresidente nacional de Fortalecimiento Estructural de la Coparmex que los partidos políticos se encuentran lejos de representar los intereses de la ciudadanía, lo cual ha propiciado que exista una fuerte crisis de representatividad ligada a una creciente desconfianza de la sociedad hacia estos órganos y hacia sus integrantes, situación que en algunos casos se ha traducido en una baja importante en su militancia, pero que ha contrastado con un aumento en los presupuestos que les asignan año con año. Decía que ante la mencionada crisis de confianza y representatividad, aunado a un panorama económico incierto, la posibilidad de reducir los recursos que se destinan a los partidos políticos se hace cada vez más necesaria, y por ello la iniciativa “Sin voto no hay dinero” llamó tanto la atención en Jalisco.
Y VAYA que el empresario tiene razón. Quienes buscan formar nuevos partidos, sean nacionales o estatales (como si no existieran suficientes), van más que nada por las millonarias cifras que implican las prerrogativas, recursos que les mantienen sin mayor esfuerzo y, de paso, si logran amarrar una candidatura o posición, ya la hicieron. Son esos pequeños satélites los que se prestan a la jugarreta de servir de cuña en elecciones para derrotar a tal o cual abanderado, vendiendo, por supuesto, caro su amor como toda aventura. Tal vez Veracruz debería tomar el ejemplo de Jalisco, donde se aprobó una reforma para reducir el financiamiento a los partidos locales, contemplando que en años electorales el presupuesto sea resultado de la multiplicación del 65 por ciento de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) por el total de la votación emitida en la elección. Mientras que en años no electorales resulte de la multiplicación del 20 por ciento de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) por el total del padrón electoral. De esta manera se estima tener un ahorro mayor a un 50 por ciento en el gasto en partidos en aquel Estado, tanto en años electorales como no electorales, porque ya basta de regalarle a vividores el dinero que podría servir para mejorar escuelas, caminos y carreteras, o simple y llanamente, impulsar tareas agropecuarias que realmente importan.
POR CIERTO, hablando de “chaqueteros”, aplicado a sujetos que cambian de ideas, especialmente políticas por intereses propios, el caso del diputado local, Juan Carlos Molina Palacios es de risa: renunció a la fracción del “tricolor” y con ello, automáticamente, desapareció la bancada de ese instituto, pero más tardó en anunciar su salida que la coordinadora de esa fracción del PRI, Erika Ayala Ríos en anunciar que la legisladora, Andrea Yunes Yunes, del Partido Verde e hija del diputado Héctor Yunes se les sumaba para formar, nuevamente, la bancada, lo que dejó a Molina Palacios como al canino de las dos tortas, y ojalá de una vez por todas el PRI lo expulsara de sus filas. Lo que menos necesita ese instituto son desleales que solo buscan causarles problemas al tricolor, chantajeándolo para tratar de obtener beneficios alternos. Y es que el dizque líder de la Liga de Comunidades Agrarias, ni siquiera apoyó la candidatura a la Gubernatura de José Francisco Yunes Zorrilla aun cuando le regalaron la diputación plurinominal, y se sospecha que lo hizo a favor de Miguel Ángel Yunes Márquez, por lo que sería el momento de aplicar severos correctivos que impongan un “hasta aquí” a los Judas que solo medran con los colores del PRI cuando les conviene y, de paso, le quiten la organización cenecista a cuyos empleados y trabajadores adeuda salarios desde hace varios meses o años. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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