“ERA INEVITABLE”, resume Gabriel García Márquez al iniciar su inmortal novela “El amor en los tiempos del cólera”: “el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”, y ese, sin duda, podría ser el arranque de la tragicomedia: “el desamor en los tiempos de Winckler”, o el relato de un Fiscal que pudo pasar a la historia como uno de los mejores juristas del Estado, pero que optó por el servilismo a ultranza, el engaño sin mesura y la ficción como respuesta a la demanda de justicia de una sociedad apabullada por inseguridad y violencia. Un joven que hasta poco antes de ser poderoso se mostraba renuente, incluso, a los guardias de seguridad y terminó resguardado por 17, todos con fusiles de asalto y armas cortas, chalecos antibalas y camionetas de primera generación que custodiaban a la blindada donde viajaba el jefe; que se fue a vivir a una casa incautada cuando la ley se lo impedía, peor aun cuando es garante de aplicarla. Un muchacho que era amable y se decía amigo de sus amigos, pero que terminó rendido al poder y al dinero, sirviendo de hinojos al mandamás que hasta de hinojos le tomaba imágenes cual si fuera su Dios. La historia de Jorge Winckler, por lo tanto, es la de muchos jóvenes que pasan de lo verde a lo podrido sin detenerse en la etapa de la madurez; de esos Millennial conocidos como la generación “maíz de palomitas”, a quienes basta meter tres minutos al microondas para que estén listos.
WINCKLER NO era tan pedante; no al menos cuando lo conocí, y con humildad pedía al reportero intervenir ante cierto magistrado Federal para obtener un amparo que otorgó la libertad a una de sus clientas que, a juicio de muchas personas, se ha tornado tan arrogante como el Fiscal, y aquello fue posible por la amistad con el jurisconsulto, y porque considerábamos un exceso la aplicación de la ley contra la dama, sobre quien se vertieron odios ajenos. El agradecimiento se hizo patente con palabras (puntualizamos “con palabras” porque jamás cobramos un favor a nadie, y menos tratándose de lo que parecía una injusticia). Ese era Winckler: el abogado postulante que ofrecía su vehículo a los amigos cuando coincidían en un vuelo, y él contaba con chofer que le fuera a recoger al aeropuerto y sus compañeros de viaje no. El muchacho que hablaba de libros, sobre todo de carácter jurídico e, incluso, de literatura latinoamericana e inglesa, y en su persona no asomaba ninguna señal de soberbia, pero el poder lo perdió, lo sumergió en un abismo que al paso de los días lo va hundiendo sin remedio, y aunque dice que luchará para salir a flote, se enfrenta a las arenas movedizas de un nuevo Gobierno que lo quiere todo pero que, también, lo necesita todo para estar en condiciones de dar respuesta a la sociedad en materia de procuración de justicia, algo que en los últimos ocho años ha estado vedado para quienes buscan a familiares desaparecidos, y quienes lejos de encontrar justicia han recibido menosprecio y burlas.
POR ELLO este miércoles, integrantes de colectivos de búsqueda de desaparecidos, entre otros, Solecito Veracruz, tomaron las instalaciones de la Fiscalía General del Estado ubicadas en la avenida Arco Sur para exigir la renuncia o “juicio político” contra el Fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz, a quien acusan de servir a los intereses del ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Y lo dejaron muy claro: “ante la incompetencia para hacer su trabajo como lo demanda la emergencia humanitaria por violaciones a los derechos fundamentales en Veracruz, hemos venido a clausurar y a tomar simbólicamente las instalaciones de esta Fiscalía General para exigir con toda contundencia, convencimiento e indignación que renuncie Winckler Ortiz”. Y para evitar ser atajados, los inconformes comenzaron a llegar desde las 7:00 de la mañana, por lo que tomaron por sorpresa al personal de seguridad y a los trabajadores que llegaron poco antes de las 8, y todo esto ocurre a dos días de haberse conmemorado el día internacional de los Derechos Humanos y a casi 3 meses de haberse publicado en la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado la ley 677 en materia de desaparición de personas para el Estado de Veracruz.
PERO WINCKLER Ortiz, el muchacho alegre que suele colocarse un mandil y preparar paella para sus allegados, el que tenía un séquito de aduladores por pingües monedas, el que traicionó a sus amigos corriendo de la dependencia a quienes considerada aliados del reportero no quiere entender las clarísimas señales que le mandan, y creyéndose Yunes (por lo atrabancado o atravesado, como se dice en el norte), asegura que no renunciará a la Fiscalía, aun cuando en su contra han sido enderezadas seis solicitudes de juicio político ante el Congreso del Estado, de las cuales tres ya fueron ratificadas y cumplieron con los requisitos que marca el procedimiento, y este miércoles se han presentado otras dos, una por parte del Presidente del Observatorio y Contraloría Ciudadana, Hilario Arenas Cerdán, y la otra, de los abogados de la ex coordinadora de la Policía Ministerial, Carlota Zamudio Parroquín acusada por la Fiscalía de presunta desaparición forzada de personas, un delito que, al parecer, es producto del rencor que le tenía su ex jefe a la brillante abogada.
EN SUMA, las tres peticiones de Juicio Político ratificadas contra Winckler son las de Francisco Zárate, ex colaborador del ex titular de la Fiscalía General del Estado, Luis Ángel “N”, actualmente recluido; la de Iván Gidi Blanchet, director de la Organización Nacional Anticorrupción (ONEA México), y la del abogado Jorge Reyes Peralta, y todas ya fueron turnadas a las comisiones permanentes unidas de Gobernación y de Puntos Constitucionales para determinar si son procedentes, un mecanismo que permitiría echar al Fiscal sin mayores argumentos. Los plazos para que las Comisiones emitan un resultado dependerán del trabajo que realicen los legisladores. La Comisión deberá determinar lo conducente de acuerdo a la Ley, pero el tiempo apremia y acaso la próxima semana ya se tenga un resultado contundente. De esa manera, la novela “El desamor en los tiempos de Winckler” podría quedar concluida en los días por venir, ya que el abogado de la familia Yunes se ha convertido, hoy por hoy, en el funcionario más detestable, y acaso en un acto de sabiduría debe entregar la plaza antes de que el destino lo alcance, ya que si busca protección para su salida, esto es, negociarla para evitar que la espada de Damocles que pende sobre su testa le caiga en cualquier momento, anda bastante errado. El Fiscal podría escribir, todavía un final feliz dentro de tantas tragedias, pero prefiere seguir jugando al faquir, dando un espectáculo en el que se somete a pruebas que podrían ser de graves consecuencias. Al tiempo. OPINA carjesus30@hotmail.com
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