REDUCIR SALARIOS de servidores públicos por debajo de la percepción del Presidente de la República o de la remuneración de Gobernadores en los distintos Estados, ha provocado severo dolor de cabeza al Presidente Andrés Manuel López Obrador, porque nunca esperó que el Poder Judicial y parte del Legislativo se opusieran a su Ley de Remuneraciones aprobaba por el avasallamiento de sus “leales” legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional, y acaso los antagonistas tienen razón, no en mantener los salarios que perciben, en algunos casos escandalosos, sino en la forma en que pretende el Ejecutivo imponerles una decisión voluntariosa que no fue previamente consensuada, y si producto de sus personales compromisos de campaña. Por ello la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió congelar su afamada Ley, pero no porque deseen mantener sus desproporcionados ingresos sino por la forma en que se los exige el Presidente, olvidando el tabasqueño que en la manera de pedir está el dar, y peor aún, cuando los tres poderes deberían ser iguales y no muestrearlos como si uno estuviera por encima de los otros dos restantes al imponerles que deben ganar menos que el mandatario nacional, lo que resulta un acto incongruente y arrollador, porque aunque el Ejecutivo es ejercido por una sola persona, el legislativo por 500 y el judicial por once ministros que actúan en sesiones de pleno o por salas adscritas a determinada Jurisprudencia, todos tienen igualdad de derechos, incluido el salarial.
DECIA CHARLES Louis de Secondat, mejor conocido como el “Barón de Montesquieu” que, “todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo”, y en ese tenor, en su afamadísimo tratado: “El espíritu de las leyes” refiere: “para que no se pueda abusar del poder hace falta que, por la disposición de las cosas, el poder detenga al poder”. De ese modo se confía la vigilancia de los tres poderes entre ellos mismos, ya que cada uno vigila, controla y detiene los excesos de los otros para impedir, por propia ambición, que alguno de ellos predomine sobre los demás. El filósofo, escritor, novelista, sociólogo, poeta, abogado, juez, enciclopedista e historiador francés argumentaba que el pueblo no será soberano si uno de los poderes constituidos que le representan no emanase inmediatamente de él; y no habría independencia, si uno de ellos fuera el creador del otro. “Dad al Cuerpo Legislativo, por ejemplo, el derecho de nombrar los miembros del Poder Ejecutivo, ejercerá sobre ellos una funesta influencia y la libertad política ya no existirá. Si nombra a los jueces, influiría en los juicios y no habría libertad civil”. Eso decía Montesquieu, y su discurso sigue siendo, sin duda, vigente hasta nuestros días, porque la ambición de poder no está exenta en políticos sean de derecha, centro o izquierda, que al fin y al cabo el historiador inglés Lord Acton bien lo sintetizaba: “el poder tiende a corromper, pero el poder absoluto corrompe absolutamente”, entendida la corrupción en este caso como los excesos que inducen al Ejecutivo a estar por encima del Legislativo y Judicial, desconociendo la división necesaria de mandos.
PORQUE NADIE desea que en el País o en el Estado una sola persona gobierne con poder total sin someterse a ningún tipo de limitaciones, y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad, ya que esa actitud es, también, una forma de corrupción. Los poderes, se quiera o no aceptar, deben vigilarse y contenerse recíprocamente, y esa vigilancia no debe atribuirse a uno de ellos excluyendo a los otros dos, pues todos son nombrados por el pueblo soberano, y la confianza la ha puesto en todos por igual. La pregunta, por lo tanto, es indiscutible: ¿Por qué deberíamos suponer que uno de ellos es infalible e incorruptible y los otros dos, sujetos a error y corrupción? Nada de eso; los tres poderes son como centinelas avanzados para velar por la seguridad del Estado, y ninguno de ellos se debe apartar de sus funciones; el deber de los otros dos es dar la voz de alarma, para que el pueblo así advertido provea a su salud y a su seguridad. Por ello, no es probable que tres poderes independientes y celosos se unan para traicionar los intereses del soberano, y es sobre esa probabilidad moral que la seguridad del ciudadano se funda con respecto a la libertad civil y política.
ROBERT TUCKER en su libro: “The Dictator and Totalitarianism” -El dictador y el totalitarismo- refiere dos tipos de dictaduras, entre muchas otras que enumera: 1.-Las dictaduras de partido único que son regímenes en los que un partido domina la política y un solo partido tiene acceso a cargos políticos y control sobre la política. Otros partidos pueden existir legalmente, competir en elecciones e, incluso ocupar escaños legislativos, pero el verdadero poder político recae en el partido dominante. En las dictaduras de partido único las élites son típicamente miembros del cuerpo gobernante del instituto, a veces llamado el comité central o politburó. Ese grupo de individuos controla la selección de los funcionarios del partido y “organiza la distribución de beneficios a los simpatizantes, además de que moviliza a los ciudadanos para votar y mostrar apoyo a los líderes. 2.-Las dictaduras personalistas que son regímenes en los que todo el poder está en manos de un solo individuo. Esas dictaduras difieren de otras formas de dictaduras en su acceso a posiciones políticas clave, y dependen mucho más de la discreción del dictador personalista. Los dictadores personalistas pueden ser miembros de las fuerzas armadas o líderes de un partido político. Sin embargo, ni el ejército ni el partido ejercen un poder independiente del dictador. En las dictaduras personalistas, el cuerpo de élite generalmente está compuesto por amigos cercanos o familiares del dictador. Por lo general, estos individuos son seleccionados a dedo para cumplir sus puestos por parte del dictador.
POR ELLO este lunes, en las 30 sedes del Poder Judicial de la Federación del País, jueces y magistrados iniciaron con un inédito acto de protesta y defensa de la función jurisdiccional e independencia judicial. El posicionamiento –firmado, también por trabajadores y empleados de confianza y sindicalizados de esa instancia-, establece que, las propuestas de reformas al Poder Judicial de la Federación “buscan facilitar una intromisión indebida” en contra de la Judicatura por parte de los otros poderes de la Federación, ya que el conflicto entre poderes por la Ley Federal de Remuneraciones no sólo implica la reducción salarial, sino una afrenta directa contra la independencia judicial. “Señalan cantidades excesivas como que percibimos más de 600 mil pesos que no corresponden ni cercanamente a la realidad, para centralizar como foco de atención un mero asunto de salarios. Nada más falso”.
DE ESA manera dejan claro que el componente salarial es sólo una de las variables que conforman la independencia judicial, ya que el conjunto de medidas legislativas que se han emprendido incluyen rotación constante de juzgadores, la aplicación de controles de confianza y criterios de género y la designación de los consejeros de la judicatura por parte del Senado para controlar la administración y disciplina interna, los cuales se dirigen de manera frontal y sistemática para establecer mecanismos que faciliten la intromisión indebida en contra de la judicatura por parte de los otros Poderes de la Unión, “lo que es injustificable a la luz del principio de la división de poderes”. La fecha es simbólica, porque se trata del Día Internacional de los Derechos Humanos, y acaso el tema siente un precedente de lo que debe ser la auténtica división de poderes y no supeditación al Ejecutivo, como solía ocurrir en regímenes de derecha (PAN) y centro (PRI), y que con MoReNa –de esencia prianista por los funcionarios que integran el gabinete tanto Federal como Estatal- no sería la excepción-, aunque bien lo decía don Jesús Reyes Heroles: la forma es fondo, y en el caso de las remuneraciones se descuidó la forma.
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NADA MÁS falso: Jorge Winckler no fue corrido este lunes de la reunión de seguridad que presidía el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez en Palacio de Gobierno. Apenas lo van a correr, y dicen los que saben que no pasa de la próxima semana, ya que el asunto contra el Fiscal pasará de ser un mero formulismo de poder a un aspecto de carácter jurídico. Ojalá la sangre no llegue al río. A ver qué pasa…OPINA carjesus30@hotmail.com
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