NADIE EN sano juicio desea que le vaya mal al Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, y mucho menos en asuntos de seguridad que atañen a todos, ya que en años recientes se ha padecido ese cáncer a lo largo y ancho del Estado alterando la paz y tranquilidad de los veracruzanos, sin embargo, en las últimas horas se han presentado acontecimientos que parecieran mensajes poco subliminales que ya comienzan a preocupar por la violencia excesiva de la rúbrica, como el asesinato, la tarde del lunes en Poza Rica, de dos personas que circulaban en una camioneta Jeep Patriot con placas MPG-3288 del Estado de México, algo que sería común en aquella zona salvo por un hecho: en esta ocasión los ejecutados fueron el oficial en activo del ejército, Armando Cano, mando de la Policía Militar, y Gabriel Reyes Pancardo que viajaba de copiloto. Los hechos ocurrieron en pleno centro de la otrora ciudad petrolera, concretamente en la calle privada Pozo 2 de la colonia División de Oriente. Los ahora fallecidos fueron masacrados por la espalda –a juzgar por la posición de los cuerpos-, algo que en Estados Unidos de Norteamérica se castigaría con cadena perpetua o pena capital contra los agresores, pero en Veracruz hace mucho tiempo que no hay detenidos tras la comisión de esos delitos, y cuando eso ocurre, las pifias policiacas en la cadena de custodia permiten que los agresores sean liberados o, en el peor de los casos, se les acreditan asesinatos cuando ya fueron ejecutados y, por consiguiente, no pueden defenderse para saber si es cierto lo que les imputan.
Y SI ese crimen causó preocupación ya que se trata de un mando de la policía militar, lo ocurrido la mañana de este martes en la región de las Altas Montañas invita a la reflexión, pues se comprueba que los falsos retenes siguen operando y afectando a quienes circulan por carreteras veracruzanas; en pocas palabras, nada ha cambiado. El informe detalla que cinco sujetos que portaban armas largas y cortas fueron ejecutados, al parecer, por un grupo contrario cuando paraban arbitrariamente a automovilistas en el kilómetro 224 del tramo Acatzingo-Ciudad Mendoza, en la autopista Veracruz-Puebla. Sobre el asfalto quedaron los cinco cadáveres y junto a ellos armas que usaban en sus fechorías, además de una camioneta doble cabina color negra en la que se desplazaban. Los agresores tuvieron tiempo de dejar sobre los cuerpos mensajes intimidantes escritos en cartulinas en los que se denunciaba que habían sido asesinados por andar de secuestradores y asaltantes, pero el hecho no engendra agradecimiento sino miedo, pues cualquier persona puede ser víctima de algún retén hechizo o, en el peor de los casos, de quedar en medio de una balacera.
Y ALGUIEN diría: bueno, sí, se están matando entre malos, lo que no es una salida justificadora, pues entre las persecuciones y balaceras que ocurren, incluso, en la capital del Estado, como la suscitada la noche del lunes en la zona de El Dique, aquí en Xalapa, cualquiera puede quedar atrapado en la refriega. Se sabe que elementos policiacos y ministeriales fueron agredidos con disparos de arma de fuego, lo que motivó la persecución por la zona de Los Lagos, Universitaria y la colonia Emiliano Zapata que derivó en el aseguramiento de un vehículo en cuyo interior se encontraron varias armas, pero de los agresores nada se sabe. Y eso es cosa de todos los días en los corredores de la muerte ubicados en la zona centro, concretamente en la región de Córdoba, Orizaba, Yanga, Ciudad Mendoza, Ixtaczoquitlán y Río Blanco; en la Sur: Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan, Cosoleacaque y Las Choapas, y en el norte: Poza Rica, Papantla y otros sitios circunvecinos donde la lista de ejecutados y desaparecidos sigue creciendo. En Río Blanco, por ejemplo, sujetos armados asesinaron la noche del lunes al enésimo taxista frente al negocio de empeños conocido como Prendamex.
ES MUY pronto para evaluar los resultados en materia de seguridad del nuevo Gobierno, pero llama la atención que el sábado pasado, cuando asumieron funciones las actuales autoridades del ramo hayan sido recibidas con tres ejecutados y el levantamiento o secuestro del director y comandante de la policía municipal de Acatzingo, Puebla cuando se dirigía a Xalapa. En Palmillas, municipio de Yanga, fue identificado el cuerpo encontrado dentro de una bolsa de plástico, el cual correspondía a una joven mujer; en el caso Naranjal, también en la zona centro, se desconoce la identidad del par de ejecutados, y en lo que respecta al director de Seguridad Pública de Acatzingo, Puebla, Christian Parada, y al comandante Ángel Jiménez, se desconoce si ya los liberaron tras ser interceptados por varias unidades con gente armada cuando circulaban a bordo de la patrulla 03. Los hechos habrían ocurrido en el kilómetro 12, a la altura del Barrio del Calvario, cuando varias camionetas les cerraron el paso y sus ocupantes los privaron de la libertad.
LOS DÍAS han sido realmente complicados, pues al mediodía del domingo se registró una balacera en Río Blanco, concretamente al interior del estadio de fútbol Cidosa -a la altura de la bodega Aurrera y del Instituto Mexicano del Seguro Social-, donde una persona fue acribillada a la vista de decenas de concurrentes, entre estos, deportistas. El lunes, además del mando policiaco y su acompañante ejecutados en Poza Rica, en Acayucan fue levantado un taxista, y horas más tarde su cuerpo fue localizado sin vida, con lo que ya suman cuatro en los primeros días de la actual administración estatal.
REITERAMOS: NADIE desea que le vaya mal al Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez porque nos iría mal a todos, pero los mensajes o acontecimientos no dejan de preocupar, sobre todo porque no se percibe un plan de seguridad que debió ser diseñado con antelación, y si muchos policías resguardando la torre de la Secretaría de Seguridad Pública ubicada en Ignacio Zaragoza y Leandro Valle, donde despacha el titular a quien ya comenzaron a publicarle ciertas historias que, presuntamente, lo involucran con hechos bastante nebulosos; el exceso de seguridad invita a recordar los tiempos de Arturo Bermúdez Zurita cuando ese sitio era un bunker infranqueable. En fin, no son tiempos de calificar si van bien o mal, aunque, sin duda, hace un poco falta. Tal vez las autoridades constituidas deben dejar a un lado el pleito absurdo contra el Fiscal del Estado, Jorge Winckler Ortiz, y actuar si es que lo van a hacer, ya que la política de dimes y diretes que se trae el Secretario de Gobierno, Erick Patrocinio Cisneros Burgos contra el abogado de Miguel Ángel Yunes Linares parece de políticos imberbes, sin oficio y mucho menos seriedad. Alguien debería decirles que ya son funcionarios y que ya están bastante grandecitos como para seguir peleando cual si fueran pandilleros, y ceñirse estrictamente a lo que marca la ley. Ya lo dijo Miguel Alemán Velasco: solo los pentontos anticipan lo que van a hacer, y lo que están haciendo ambos personajes encaja en la definición. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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