De Veracruz al mundo
2018-12-04 / 14:02:28
Rocío Nahle y las perspectivas de la industria petroquímica en Veracruz
Desde hace más de diez años he seguido de cerca la trayectoria de la industria petroquímica asentada en el sur de Veracruz, lo que me ha dado la oportunidad de conocer más sobre las distintas etapas que han marcado el desarrollo de la industria mas representativa de Coatzacoalcos y la región, desde la expansión que tuvo lugar de la mano del gobierno en la década de los 70s y 80s hasta el abandono que ha experimentado a partir de la segunda mitad de los 90s. Con el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república, no pocos se preguntan si ello representa el inicio de una nueva etapa orientada a rescatar gradualmente la industria petroquímica. Mucho nos hace pensar que sí.







Hay que subrayar que, para hacer lo anterior posible, resolver el tema del suministro de gas natural es fundamental. En este sentido, el régimen que vio su mandato caducar el 30 de noviembre deja tras de sí un legado de claroscuros. Si bien la infraestructura de transporte creció en más de cuatro mil kilómetros, extendiendo con ello la disponibilidad de la molécula a un mayor número de estados, el saldo que hereda la administración entrante en términos de suministro es de una vulnerabilidad enorme. El sureste es sin temor a equivocarme la zona del país que más padece esta realidad, incluido el sur de Veracruz, donde las limitaciones existentes en infraestructura para hacer llegar el gas, aunado a la caída en la producción, son parte de los factores que han menguado el desempeño de la industria petroquímica.







El sur de Veracruz, región a la que no era raro referirse como el polo industrial más importante del sureste de México, ha atestiguado el continuo deterioro de su actividad económica más representativa. Sexenio tras sexenio, se reconocía en el discurso el carácter estratégico de la petroquímica, pero en los hechos, parecía que la consigna era fraguar gradualmente el achicamiento de las capacidades productivas, al menos en lo que respecta a los complejos petroquímicos de PEMEX.







Hoy hay indicios claros de que las perspectivas de la industria son mucho más favorables. Esta aseveración va más allá de lo plasmado en el Proyecto de Nación 2018-2024 del Movimiento de Regeneración Nacional, en donde se propone aumentar el esfuerzo de exploración y producción de gas natural para favorecer el impulso de la petroquímica nacional y con ello favorecer la industrialización del país.







Lo que realmente abre una ventana de oportunidad es la llegada de Rocío Nahle a la Secretaría de Energía, cuya trayectoria profesional está fuertemente vinculada a la industria petroquímica en Coatzacoalcos y quien reconoce abiertamente la necesidad de fortalecer la vocación industrial de la región. Muestra de ello es la reunión que junto al gobernador Cuitláhuac García sostuvo el pasado 16 de noviembre con los empresarios miembros de la delegación sur de la Asociación de Industriales del Estado de Veracruz (AIEVAC), quienes externaron cómo la escasez de gas natural afecta la operación de las plantas petroquímicas.







Lo que ocurre en el sur de Veracruz es uno de los tantos pendientes que tendrá que atender la Secretaria de Energía, por lo que la incógnita es qué lugar ocupara el abasto de gas natural y la industria petroquímica en la agenda de Rocío Nahle. Es muy pronto para anticiparlo, pero además de los vínculos que mantiene con Coatzacoalcos, hay que señalar un factor que seguro llamara su atención inmediata.





El gas natural es actualmente el principal riesgo de seguridad energética que enfrenta el país. No hay que ignorar que, ante la caída en la producción y un mercado creciente, las importaciones de gas natural, las cuales provienen casi en su totalidad de Estados Unidos, se han disparado al punto de representar, sin incluir la demanda de PEMEX, 89 por ciento del consumo doméstico. Esto revela cuán vulnerable puede ser el aparato industrial del país ante posibles escenarios donde el suministro pudiese sufrir interrupciones y/o fluctuaciones de precios. La administración entrante entiende que es imprescindible que el país desarrolle un modelo propio que favorezca el aumento de la producción para eventualmente disminuir el peso de las importaciones, lo que facilitaría el diseño de una estrategia para beneficiar la producción de petroquímicos en Coatzacoalcos y la región.







La pregunta ahora es ¿cuánto tiempo tomaría lo anterior? A reserva de conocer la estrategia que contemple Rocío Nahle y su equipo, el inicio de los trabajos en la estación de compresión de Cempoala y el anuncio que recientemente hizo PEMEX en cuanto a las prospectivas de producción del campo Ixachi, ubicado al sur del puerto de Veracruz, nos dan una idea.

La reconfiguración de la estación de compresión de Cempoala, cuyos trabajos iniciaron en la segunda mitad de noviembre y que podrían concluir en el 2019, según estimaciones del CENAGAS, está pensada para modificar el flujo de gas natural de norte a sur en el gasoducto Cactus, Chiapas – Reynosa, Tamaulipas, lo que permitirá la interconexión con el gasoducto marino Texas – Tuxpan. De modo que una vez en operaciones, el sureste de México, desde Coatzacoalcos y la región hasta la península de Yucatán, podría tener acceso al gas natural que proviene del sur de Estados Unidos. No obstante, ésta no es la única opción de suministro que seguramente tiene sonriendo a los empresarios del sur de Veracruz.







El pasado 27 de noviembre PEMEX hizo público que el campo Ixachi, ubicado en el municipio de Tierra Blanca, Veracruz, contiene reservas 3P que se estiman en más de 1,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, un volumen mucho mayor a lo que inicialmente se valoró. La ventaja de Ixachi es que, según cálculos de PEMEX, podría entrar en fase de producción rápidamente. Para el 2022 el campo alcanzaría la plenitud de su etapa de producción, es decir, más de 700 millones de pies cúbicos diarios de gas. Y dada la proximidad de los gasoductos existentes, lo lógico es pronosticar que parte de esa producción podría destinarse a la industria petroquímica.







A menos de una semana del inicio de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, es demasiado temprano para hacer conjeturas sobre cuán prioritario será el rescate de la industria petroquímica en este sexenio.





Sin embargo, la postura del presidente y de la Secretaria de Energía, aunado a los proyectos antes mencionados en este texto, nos hace anticipar que se avecina una etapa donde la actividad industrial del sur de Veracruz puede experimentar una expansión. Como observador del sector energético en México, y consciente del carácter estratégico de la industria petroquímica, hago votos que así sea.







Pero si, por el contrario, las cosas se quedan como antes, es necesario conocer que la revolución del gas shale en Estados Unidos ha desencadenado una ola de inversiones en plantas petroquímicas de alrededor de 140 mil millones de dólares en la costa del Golfo de México. Es decir, sin el rescate de la petroquímica en el sur de Veracruz, el riesgo es que el creciente mercado doméstico de insumos petroquímicos sea atendido a través de mas importaciones.







Adrian Duhalt





Investigador Posdoctorante en el Instituto Baker de la Universidad de Rice, Houston





Profesor Asociado de la Universidad de las Américas Puebla

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