INSISTIREMOS SIEMPRE: desconocer quién es quién en la política veracruzana –sobre todo los que ejercerán gobierno a partir del primer minuto de Diciembre-, los ha inducido a la contratación de los mismos personajes que en el pasado reciente coadyuvaron a la debacle del Estado en materia de seguridad, recesión económica y falta de atención a los grandes rezagos sociales que abruman a millones de veracruzanos, sobre todo a los grupos más vulnerables. Se entiende que el compadrazgo, amiguismo, influyentismo y nepotismo son conductas que difícilmente podrán ser desterradas de la administración pública, sea ésta encabezada por el Movimiento de Regeneración Nacional que censura semejante comportamiento, o por la oposición panista, perredista, priista o de cualquier filiación, y en el gobierno que termina los ejemplos fueron más que contundentes, sobre todo en el Poder Judicial, sin descartar el Legislativo y Ejecutivo donde parientes y gente sin escrúpulos ocuparon primeros espacios. Y, nuevamente, ha sido, sin duda, el desconocimiento de grupos por parte de quienes serán responsables de la política interna estatal, lo que ha provocado la contratación de personajes ligados al duartismo en la entrega recepción, situación que ha provocado severo malestar entre quienes ya los sufrieron y no están dispuestos a padecerlos de nuevo, y en ese tenor se enmarcan personajes como Evangelina Ramírez Vera, designada responsable del Comité de Recepción del Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial para el Estado de Veracruz, IPAX por parte del futuro gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, y a quien los propios elementos denuncian que ya estuvo como Gerente de Supervisión y Control de ese organismo y siempre los trató mal, pues su nepotismo y delirios de grandeza le hacían sentirse siempre por arriba de ellos. Ramírez Vera estuvo, primero, en el área de Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Pública, SSP, cuando el ahora procesado Arturo Bermúdez Zurita era titular, y posteriormente la mandó al IPAX con el recién ejecutado ex comisionado Fernando González Ortiz cuyo crimen sigue siendo un misterio sin que la Fiscalía rinda un informe al respecto. “Es una persona que humilla a los demás cuando tiene poder y si puede te aplasta, por lo que nosotros como policías no estamos dispuestos a soportar nuevamente los tratos de esta persona ni de sus allegadas que, hasta donde tenemos entendido, siguen en el Instituto”, nos dicen en una misiva elementos en activo y aclaran: “en el IPAX hay muchos policías con licenciatura terminada, que solo están esperando una oportunidad y lo mejor de todo que saben tratar a la gente”.
NO ES el único caso. En el equipo de recepción de Finanzas y Planeación de García Jiménez (que no de recesión) hay otro personaje muy cuestionado de nombre Felipe Sosa Mora, quien fungió como secretario de Gobernación en el Ayuntamiento de Boca del Río entre 2011 y 2013 durante la alcaldía de Salvador Manzur. En redes sociales se acusa –no ausentes de razón- que: “este sujeto es un delincuente electoral quien, junto con Manzur, Anselmo Estandía (detenido y liberado) y Ranulfo Márquez, procesado, fueron denunciados por “probable responsabilidad en la comisión de delitos electorales del fuero Federal, ya que pretendían obligar a los adultos mayores a que votaran por el PRI, pues finalmente el gobierno les daba una pensión y eso los hacía ´empleados suyos´”. Aquel asunto que llevó a prisión a por lo menos tres personas que, finalmente, recobraron la libertad bajo fianza, fue conocido como el “BocaGate”, lo que provocó la renuncia de Manzur de la Secretaría de Finanzas al revelarse audiovideos en donde da instrucciones del operativo que se llevaría a cabo para imponerse en los comicios, y acaso por ello causa extrañeza que Sosa Mora, sobre quien pesan denuncias por ilícitos electorales, aparezca de pronto en la lista de encargados de la entrega-recepción por parte de Cuitláhuac, lo que demuestra tres cosas: 1.-Que alguien quiere perjudicar al futuro Gobernador evidenciándolo como un neófito en el conocimiento de los grupos del solar jarocho, en este caso ex vasallos de Javier Duarte de Ochoa. 2.-Hay un completo desconocimiento de los hombres que le rodean, y aunque no se obre con maldad o mala intención, se incurre en simpleza o bobería y, 3.-El futuro Gobierno de García Jiménez no tiene suficiente personal para cubrir las áreas álgidas de la entrega.
UNO MÁS que llama la atención como parte de la recepción de la Unidad Administrativa y de Transparencia de la Secretaría de Seguridad Pública es Ulises Rodríguez Landa, el siempre protegido del ex dirigente Estatal del PRI, ex subsecretario de Gobierno, ex alcalde y ajonjolí de todos los moles “tricolores”, Carlos Brito Gómez, lo que podría demostrar ante la inclusión de semejantes personajes que realmente hubo un pacto subrepticio entre el MoReNa y el PRI, pues de otra manera no se explica por qué la invitación a ex duartistas o priistas como parte del equipo de Cuitláhuac García Jiménez pese a las críticas vertidas.
HAY UNO más cuyo nombre nos hacen llegar con pruebas de su reciente pretérito. Humberto Peña Ceronio que pasó de modesto empleado del Departamento de Servicios Generales de la Secretaría de Salud al hombre de todas las confianzas de Kemel Amin Farjad Diosdado, quien asumió esa Jefatura en el sexenio pasado por su relación con la familia Borunda. Nos informan que desde esa área operaba Kemel, bajo la supervisión de Ricardo Sandoval, quien desde el sexenio de Fidel Herrera fue el encargado de operar todos los temas “especiales” del sector salud y de otras áreas estratégicas de la administración. Pero Kemel encontró en Peña Ceronio al personaje ideal para operar los variados negocios que se hacían en el sector Salud, metiéndolo al círculo cercano de Sandoval, y bastaron unos cuantos meses para que el humilde trabajador quedara atrás, transformándose en todo un señor “fifi”, de esos que conducen autos costosos con la marca de una estrella y un círculo bordeándola. Se sabe que entre sus travesuras se encuentra un contrato de prestación de servicios a una empresa cuya representante legal era la empleada doméstica de Peña Ceronio, una joven humilde originaria de Las Vigas de Ramírez, todo por un monto de 40 millones de pesos (si el jefe lo hace yo por qué no), y en el último tramo de la administración de José Antonio Nemi Dib, ahora bajo proceso, Peña fue el enlace que le puso Ricardo Sandoval para la firma de documentos, y hábilmente le “pasaron de humo” muchos contratos. Por cierto, casi al final del sexenio duartista, Peña Ceronio le desliza a Ricardo Sandoval algunos negocios que, supuestamente, llevó a cabo Kemel a sus espaldas, concretando así la traición a quien era su jefe inmediato. En fin, los gobiernos, sean del partido que fueren, simple y llanamente, no entienden o terminan cegados por la soberbia prematura. OPINA carjesus30@hotmail.com
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