NUNCA HEMOS tenido la curiosidad o el gusto de consumir mariguana o cocaína -a pesar de que ciertos “amigos” alguna vez nos ofrecieron ambas drogas en convivios o parrandas juveniles-, y en cuanto al cigarrillo, padecemos de una sinusitis crónica que nos provoca severos ataques de tos y problemas en la garganta con solo inhalar el humo de terceros o, en el peor de los casos, el polvo común en la calle o medio ambiente. No sabemos que se siente aspirar o absorber esas drogas, pero en casa siempre dijeron que era malo, que distorsionaba el pensamiento, y en el transcurso de la existencia hemos visto como infinidad de conocidos han sucumbido ante secuelas por el uso indiscriminado de ambos enervantes. No somos timoratos, más bien respetuosos de la conducta de cada cual, pues al final del día cada quien es responsable de su propio destino –aunque no dueño de su cuerpo, apelando a la religión cristiana-, y aunque nos consideramos libre pensadores, en mis seres más cercanos inculcamos las enseñanzas heredadas de nuestros padres y, por fortuna, ningún descendiente es adicta a drogas, ni siquiera al cigarrillo, por el contrario, podría decir que son triunfadoras en sus respectivas profesiones. El buen vino, por el contrario, es un elixir al que no podemos resistirnos porque ya sea espumoso, joven, afrutado, reserva, tinto, rosado o blanco es, sin duda, una bebida de dioses, de tal suerte que en la Antigua Roma la sociedad veneraba a Baco y a su apreciado elixir en ceremonias fastuosas o convivencias cotidianas, mientras que en la cultura Griega, uvas y vino fueron los principales campos de acción de Dionisio, considerado el dios de tan apreciada y exquisita bebida trasmitida a los mortales.
Y EL tema viene a colación por los afanes del Movimiento de Regeneración Nacional de aprobar - fast track o vía rápida como, seguramente, ocurrirá este jueves- la Ley General para la Regulación y Control de Cannabis (mariguana), así como reformas legales para legalizar su consumo con fines lúdicos o recreativos. Se trata de un ordenamiento integrado por 79 artículos y ocho títulos que entre otras cosas facultaría a quienes lo soliciten a la siembra, cultivo, cosecha, producción, etiquetado, empaquetado, promoción, publicidad, patrocinio, transporte, distribución, venta, comercialización y, en su caso, la aplicación de medidas de seguridad y sanciones relativas al cannabis y sus productos, los cuales serán regulados bajo los términos establecidos por la propia ley que, paralelamente, prevé la creación del Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis como órgano descentralizado para regular, reglamentar, monitorear, sancionar y evaluar el sistema de regulación.
DE APROBARSE en los términos en que será presentada la iniciativa mañana jueves, el artículo 22 establecerá, como parte del capítulo de autoconsumo, que “queda permitido sembrar, cultivar, cosechar, aprovechar, preparar y transformar hasta 20 plantas de cannabis en floración destinadas para consumo personal en propiedad privada”, siempre y cuando: .1-La producción de cannabis no sobrepase los 480 gramos por año y, 2.-Las personas hayan registrado sus plantas ante el instituto en el padrón anónimo. En el capítulo de sanciones se establece que el incumplimiento de la citada ley será sancionado administrativamente por el instituto sin perjuicio de las penas que correspondan cuando sean constitutivas de delitos. Las multas serían de hasta 100 unidades de medida y actualización y las sanciones incluirían arrestos de hasta 36 horas y trabajo en favor de la comunidad.
LA AUTORA del proyecto es la senadora y futura ministra de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien había anticipado meses atrás que contaba con “carta abierta” de Andrés Manuel López Obrador para despenalizar esa droga, esto a partir de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación abrió la puerta para que, mediante un recurso legal, particulares puedan ser autorizados a consumir marihuana de manera lúdica luego de emitir un quinto fallo al respecto, lo que, según la legislación mexicana, sienta jurisprudencia y debe ser utilizado como criterio por los tribunales. La droga, por lo tanto, será completamente, legalizada, dejando atrás décadas de lucha contra su siembra, comercialización y consumo que regaron de sangre el solar de la nación, llevaron a la cárcel a infinidad de traficantes y costaron muchas vidas de soldados, ministeriales y policías, y ahora, de pronto, con el advenimiento de un nuevo gobierno se vuelve legal adquirirla, aunque se quiera o no aceptar, si afecta a quienes la consumen. Y es que de acuerdo a expertos, pocos minutos después de haber inhalado humo de marihuana, el ritmo cardiaco de la persona se acelera, el pasaje respiratorio se relaja y dilata y los vasos sanguíneos de los ojos se expanden haciendo que se vean enrojecidos. El ritmo cardiaco -normalmente entre 70 a 80 palpitaciones por minuto- puede incrementar entre 20 y 50 palpitaciones más por minuto o hasta podría duplicarse en algunos casos, por lo que usar otras drogas en combinación puede amplificar ese efecto.
Y ES que existe evidencia de estudios científicos que indican que el riesgo de que una persona sufra de un ataque al corazón durante la primera hora, después de haber fumado marihuana, es casi 5 veces más alto que el riesgo usual, y esa observación puede ser en parte explicada por el efecto que la marihuana tiene al aumentar la presión arterial (en algunos casos) y el ritmo cardiaco y al disminuir la capacidad de que la sangre pueda transportar oxígeno. El uso de marihuana también puede ocasionar hipotensión ortostática (vértigo o mareo al ponerse de pie), posiblemente aumentando el peligro de desmayarse o caerse. La tolerancia hacia algunos de los efectos cardiovasculares usualmente se desarrolla después de estar expuesto a la droga repetidamente, lo que en adolescentes se multiplica.
SIN DUDA, somos respetuosos de la vida de cada cual, de los consumos que realicen ya sea de marihuana, cocaína o heroína, aunque desde nuestro paupérrima visión, el consumo de enervantes por supuesto que atenta contra la salud, como lo hace el alcohol o el cigarrillo -México gasta hasta 45 mil millones al año en atender a enfermos por consumo de tabaco mientras que por males vinculados al alcohol eroga 234 mil millones-, además de que podría ser un atentado a la sociedad que de pronto tendrá que absorber el humo de esa droga cuando alguien la consuma a la intemperie, si consideramos que ya el humo del cigarro resulta fatal. Tal vez MoReNa no se equivoque al aprobarla y con ello disminuyan los índices de mortalidad que deja la lucha de pandillas que disputan el tráfico de la hierba, sin embargo, habrá repercusiones de salud a mediano o largo plazo, ya que la mariguana crea severa adicción. A ver qué pasa…OPINA carjesus30@hotmail.com
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