MESES ANTES de que el Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ganara la elección y asumiera el poder, profirió una serie de amenazas contra sus antecesores e integrantes de esos gobiernos, y acaso lo anterior le ganó suficientes votos para conquistar la gubernatura, pues en ese tiempo la antipatía social contra el duartismo y colaboradores era un rencor vivo. Dos años después intentó repetir la misma fórmula para ungir a su hijo Miguel Ángel Yunes Linares como sucesor, pero la estrategia ya no le dio resultado. Los veracruzanos estaban hartos de intimidaciones sin sustento, de fanfarronerías –como acabar con la inseguridad en seis meses-, de advertencias de llevar a prisión a medio mundo –aunque a otros, como a Adolfo Mota se le concedió el perdón gracias a la entrega de una casa en el Club de Golf de Xalapa para que viviera a todo lujo el Fiscal General, Jorge Winckler, o Edgar Spinoso que puso a disposición dos aeronaves, además de otros tantos que colaboraron cediendo ranchos, residencias o departamentos de lujo-. En suma, intimidaciones, desafíos y ultimátum terminaron por cansar a una sociedad que sigue siendo conservadora, aunque suele sacar la casta cuando alguien sin justificación atenta contra sus derechos, y en ese tenor se hastió y emitió un voto de castigo, porque en Veracruz las fanfarronerías suelen ser como el “petate del muerto”, y en eso parecieran estar incurriendo quienes en Diciembre asumirán el poder, sobre todo un envalentonado futuro Secretario de Gobierno que alardea: “yo lo único que le puedo decir al Fiscal (General Jorge Winckler Ortiz) es que se vaya con cuidado, porque hay demasiadas denuncias en torno de su actuar. Si en Oaxaca a él no le enseñaron a respetar las leyes, aquí en Veracruz le vamos a enseñar”, asegura retador quien dice haber nacido en Tierra Blanca y registrado en Otatitlán, pueblo del afamado Cristo Negro.
Y CONTAGIADO por esos desafíos braveados, quien asegura que será el próximo Secretario de Educación de Veracruz, Zenyazen Roberto Escobar García, actual coordinador de MoReNa en el Congreso Local advierte, también, a Winckler que la próxima legislatura lo someterá a juicio político, luego de que éste activara carpetas de investigación en contra de legisladores en funciones y electos por haber cerrado los accesos al Palacio Legislativo, y uno se pregunta si esa conducta será la que prevalezca en los programas que insertará la SEV como parte de la educación de niños, adolescentes y jóvenes, cuando Veracruz se encuentra inmerso en violencia, y lo que menos se necesita, son actitudes revanchistas o pendencieras que alienten impulsos o arrebatos que coadyuven a más descomposición social. Cierto, Jorge Winckler –dicen algunas activistas que buscan a sus familiares desaparecidos y otros grupos y particulares- que pasó de ser un abogado caballeroso y atento a un sujeto detestable, y acaso tiene en su haber actos de abuso de poder o incumplimiento de un deber y, por tanto, debe ser removido y llevado ante tribunales, pero el hecho de que el inmediato responsable de la política interna del Estado lo anuncie cual si fuera una amenaza, lo demerita como estadista y le coloca en posición porril, pues un hombre de Estado jamás amenaza; simple y llanamente aplica la ley, o como dijera el ex Gobernador Miguel Alemán Velasco, exitoso empresario: -solo los pentontos dicen lo que van a hacer-, pues bien claro lo dejó establecido don Fernando Gutiérrez Barrios cuando sentenciaba: “gobernar exige experiencia, serenidad y vocación; gobernar es sobre todo tener la mirada y el oído alertas, gobernar es oficio superior que no pueden desempeñar los improvisados y mucho menos los improvisados soberbios”.
POR ELLO, no está de más recomendar tanto a Cisneros Burgos como a Escobar García esa frase muy arraigada en el futuro Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador: ¡serénense!, ya habrá tiempo de aplicar la ley y de llevar al paredón a quienes consideren enemigos, emulando lo que tanto criticaban de Miguel Ángel Yunes Linares, lo que permite deducir que en política una cosa es el hombre que aspira y suspira, y algo muy distinto es el que llega y quiere demostrar a propios y extraños y al precio que fuere, quien es el que tiene la sartén por el mango. Dice el diccionario de la lengua española que soberbia es un sentimiento de autovaloración de uno mismo por encima de los demás, y que sus sinónimos son: altivez, altanería, arrogancia y vanidad, y en ese tenor, ser soberbio implica la satisfacción excesiva por la contemplación propia menospreciando a los demás, porque el soberbio se siente mejor y más importante que el prójimo a quien minimiza de forma constante. Por ello se comporta de manera arrogante y suele generar rechazo entre el resto de la gente. Los soberbios –dicen especialistas en conducta humana- poseen una necesidad imperiosa y a veces ya enfermiza de recibir halagos. Por ello necesita que quienes le rodean estén continuamente alabándolo y resaltando todo lo bueno que hace, las cualidades que tiene, el éxito que está consiguiendo. Son personas que en todo momento necesitan tener el control de cualquier situación en la que se encuentra metida, y se molestan e incluso puede llegar a sufrir por el éxito de terceros, pero disfrutan cuando otras personas, fundamentalmente sus “adversarios”, experimentan el fracaso. Nunca reconocen sus errores y en absoluto aceptan críticas, y cuando alguien le realiza un juicio de su actuación la manera de defenderse es atacando y cuestionando –como ya lo han hecho con alcaldes de la zona sur-: están con nosotros o contra nosotros; díganlo de una vez para saber a qué atenernos-.
Y ES que los veracruzanos llegan cansados a un nuevo gobierno tras dos de corrupción y saqueo, y uno más de violencia excesiva en donde la amenaza se impuso como forma de “negociación” o atemperamiento. Regresar a esos tiempos no solucionará nada, acaso ni siquiera la inseguridad, porque los grupos delincuenciales están curados de espanto, y no los defendemos porque jamás estaremos a favor de la ilegalidad, sino porque han demostrado que están en todas partes, acaso al interior del gobierno en áreas de seguridad que han infiltrado, en el rubro judicial e, incluso en municipios que controlan. Tratar de intimidar con palabras a la delincuencia sería risible, y acaso por ello al frente de esta instancia se requiere de alguien que conozca los intestinos del Estado tras muchas necropsias a infinidad de otras Entidades. Aclaramos: no tratamos de denostar a priori –y mucho menos a posteriori- a quienes aún no ejercen el poder, y menos por interés alguno, sino de establecer lo que nunca más debe ser un ejercicio de gobierno henchido de vanidad, soberbia o arrogancia, creyendo que se viene a la conquista de montañeses, sino de establecer principios rectores basados en la ley y la prudencia. Es cuánto. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|