AL ABOGADO oaxaqueño, Jorge Winckler Ortiz, actual Fiscal “Carnal” del Estado –por obra y gracia del Gobernador en funciones, Miguel Ángel Yunes Linares y de un Congreso servil al mandamás-, debería quedarle claro en qué condiciones llegó al cargo que detenta, y no buscarle tres pies al gato o, como se dice popularmente, “no jalarle los bigotes al tigre”, pues en dos años debería haber aprendido que en México y, concretamente, en la República Bananera de Veracruz la ley se aplica a conveniencia del gobernante en turno. ¿O qué acaso no le queda claro que aun sin ser Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador impuso su voluntad en torno a la construcción del futuro Aeropuerto de la Ciudad de México que, ahora, será edificado en la base militar de Santa Lucía, muy a pesar de que Texcoco presentaba un avance de 30 por ciento, y que a diferencia de esa consulta manipulada e ilegal, por las “merititas cananas” de AMLO el afamado “Tren Maya” que recorrerá cinco Estados del sureste del País no será sometido a consulta, y se construirá porque así lo ordena el Tlatoani? ¿O acaso no entendió que bastó con que el Gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez advirtiera que no se reuniría con quien será su antecesor Miguel Ángel Yunes Linares, para que este último se “serenara” y cambiara el discurso agresivo por otro de apertura? Sin duda, Winckler Ortiz, que ya no es un “chamaco” como muchos se empeñan en llamarlo, desconoce los pasajes siniestros de la política, y cree que porque lo “eligieron” diputados paleros del PAN-PRD como Fiscal –por instrucciones de Yunes Linares- deberá permanecer 9 años en el poder, de los cuales aún le restan 7. Vaya inexperiencia, y esta vez no le valdrá que se le hinque a García Jiménez para tomarle una fotografía de hinojos, le prepare paella a la valenciana o le cuente alguna de sus aburridas quimeras. No, los MoReNos vienen dispuestos a ponerlo de patitas en la calle y, no solo eso, a investigarlo por los excesos cometidos contra algunos indiciados ante quienes incurrió en abuso de poder debido al servilismo que abruma y menosprecia la sociedad.
EN 2016, días antes de finalizar la administración de Javier Duarte de Ochoa que concluyó Flavino Ríos Alvarado como Gobernador interino ante la solicitud de licencia del indeseable ex mandatario, ahora en prisión, en un vuelo de Coatzacoalcos a Xalapa (tras la visita a Puerto México del, entonces, secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong), Luis Ángel Bravo Contreras, en ese tiempo, Fiscal General del Estado preguntó al experimentado político minatitleco qué debía hacer ante el cambio de estafeta que se adivinaba poco terso (como ahora). A mí me eligieron por 9 años, decía el ahora procesado en el Penal de Pacho Viejo, y Ríos Alvarado lo escuchaba, conocedor como pocos de los entretelones del poder. Bravo Contreras se veía preocupado y no era para menos: en tiempos de Duarte de Ochoa perdió la independencia para sujetarse a los caprichos del mandatario en turno –una réplica de lo que ahora es Winckler con Yunes Linares-, y sabía que irían contra él, porque así es la política mexicana: de vendettas y persecución de antecesores, pero se negaba a entenderlo pese a las evidencias. Flavino, casi al aterrizar el avión oficial en el aeropuerto de El Lencero le sorrajó al jurista: -si yo fuera tú, presentaría mi renuncia para dejarles el camino franco. De todas maneras te van a renunciar recurriendo al Congreso que ya no es mayoritariamente priista, y más vale que te vayas con dignidad-. Ese mismo consejo se lo había dado a Antonio Gómez Pelegrín, secretario de Finanzas, quien cedió su espacio a Clementina Guerrero García que no logró apaciguar al avispero y terminó por renunciar para convertirse, ahora, en tesorera del alcalde Hipólito Rodríguez Herrero, uno de los críticos más enconados del yunismo.
A WINCKLER Ortiz ya se le olvidó que tras la renuncia de Luis Ángel Bravo Contreras lo nombraron Fiscal Visitador para irlo muestreando, ya que nadie en Veracruz lo conocía, aun cuando defendía sin éxito a la, ahora, diputada María Josefina Gamboa Torales, y que para darle sustento a su aprobación lo metieron en una terna que causaba risa, pues llevaba de contrincantes al académico de la Universidad Veracruzana, Gerardo Rafael Ramos, actual coordinador de Asesores del Grupo Legislativo de Morena, y a la actual consejera del Organismo Público Local Electoral y ex vocera, Tania Celina Vázquez. La consigna estaba dada, y el oaxaqueño salió con 38 votos contra 11 del profesor universitario y ninguno para Celina, en lo que fue, sin duda, una descarada imposición que al paso del tiempo demostró cuan inútil resultaría para la sociedad, aunque servicial al gobernante en turno y a los intereses de la administración Estatal.
POR ELLO, tal vez, Jorge Winckler no debería ufanarse de que permanecerá al frente de la Fiscalía Estatal otros siete años, argumentando que fue electo para nueve, y que no le temblará la mano para ejercer la ley contra quienes la hayan infringido, seguramente, refiriéndose a la actual administración Estatal en aras de que lo ratifiquen, lo cual no sucederá ni yendo a bailar a la Santa Rita de Casia, el templo católico de los “ricardos” del puerto. Contrario a lo anterior, los expertos proponen, sin embargo, que la diputación local que entra en funciones el próximo mes debería dejarlo en el cargo algunos meses, de tal suerte que una vez que Cuitláhuac García Jiménez asuma el poder le exija cumplir su palabra y actuar contra su, para entonces, ex jefe, y de no hacerlo aplicarle la ley, esto es, denunciarlo por incumplimiento de un deber para, de esa manera no solo renunciarlo y sustituirlo sino llevarlo a juicio político y jurídico junto con quienes se prestaron al teatro de la justicia expedita sin distingos.
Y ES que contra Winckler hay tela de donde cortar. Apenas en el mes de Mayo, familiares de desaparecidos tomaron las instalaciones de la Fiscalía y exigieron su renuncia. Reclamaban que “al fiscal los desaparecidos le valen mad…, así nos los ha demostrado, no nos atiende, no nos escucha, nos delega siempre con terceros”. Como fuera, el Fiscal debe entender que esto ya se acabó, que los 14 años que pretendía gobernar la dinastía Yunes-Linares-Márquez se redujeron a solo dos, y que los carniceros de hoy tienden a convertirse en reses del mañana, y qué lástima que un cargo que le pudo permitir trascender como hombre probo, apóstol de la amistad y adorador de la legalidad, le convierte en un funcionario detestable, poco serio y rechazado por un gran sector de la sociedad que solo observa en él al individuo servil que se arrodilla ente el Gobernador para tomarle fotografías y rendirle tributo. Qué lástima. OPINA carjesus30@hotmail.com
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