Tengo amigos que se han convertido en viciosos de los casinos, asisten diario, acompañados de un familiar, mis amigos se hacen acompañar por sus esposas que le entran con igual o mayor pasión a los juegos de azar, a pesar de la repetida y conocida sentencia que establece que en el juego de azar, siempre gana la casa, esta sentencia se verifica sin falla, pero los jugadores empedernidos están siempre con la esperanza de hacer fortuna en una jugada de buena suerte. Vana ilusión y al final, los jugadores, público aficionado a los juegos de azar, pierden.
Es norma que cada persona puede hacer de su vida un papalote y volarlo cuando se le antoje, valido el principio, pero lo grave es que muchos jugadores sacrifican satisfactores básicos de la familia para arriesgarse a ganar en los casinos, apuestan lo que mucho necesitan los hijos o ellos mismos para vivir dignamente, pero…nada puede hacerse para convencer a los jugadores que arriesguen solo lo que les sobra, es su derecho, pero la seducción, la pasión por arriesgar el capital, supera con mucho la sensatez para apartarse del vicio.
Los veracruzanos estamos atentos a lo que programe AMLO, en su gira de agradecimiento, está actuando con mayor compromiso que lo que prometió en campaña, si recibe orientación sensata de sus colaboradores, nos espera a los mexicanos tiempos mejores que los que hemos soportado con malos gobernantes, elevemos ruegos, plegarias y promesas de sacrificio, si AMLO y su equipo de trabajo cumple. Bueno, AMLO tiene el compromiso mayor, la nación espera el Plan Maestro Para el Desarrollo, se espera la pública declaración del plan, para conocer los límites de reclamo o agradecimiento al funcionario formal, que cumple compromisos.
En Veracruz andamos inquietos, el hecho de permitir el establecimiento de un casino en Yanga, un pueblo o ciudad que históricamente ha vivido de la actividad agropecuaria, alarma, el campo Yanguense o Yangueño se dedica en una gran parte a la siembra y cultivo de caña de azúcar, cultivo esclavista de temporal que mucho he criticado por la injusta repartición del rendimiento económico cañero, la peonada, base del negocio cañero, recibe salarios miserables, un casino les dará la esperanza que en un rato de buena suerte, compensen la miseria salarial y puedan elevar su nivel de vida. Pobres ilusos, si hoy viven en forma miserable, la seducción del juego de azar les pondrá junto con su familia en condición de damnificados.
Ojalá el gobernador entrante, Cuitláhuac, implemente disposiciones para poner límite de acceso a los casinos, que boten su dinero a los que le sobra, pero si un trabajador humilde entra a la jugada, con seguridad su familia sufrirá las consecuencias de la irresponsabilidad del jefe que se juega en el casino las reservas económicas, para satisfacer necesidades primarias de la familia. ¡AGUAS! Octubre 8 del 2018 lmwolf@prodigy.net.mx Luis Martinez Wolf |
|