PRIMERO SE hizo llamar Espotaverderona Lascurian de la Lama Betancourt y Limantur, pero después, sorpresivamente, cambió de opinión y decidió ser María Expropiación Petronila Lascuráin y Torquemada de Botija”, aunque quienes le conocen decidieron bautizarla con el mote de “La Chimoltrufia”. Sus vecinos la describen como una mujer de origen humilde, “pero a veces su personalidad puede resultar grosera, tramposa, abusiva y de una falta de conocimientos casi absoluta”, y precisamente su ignorancia es la característica que le distingue, al punto de "presumir", lo que la hace caer en ridiculeces y contradicciones, aunque frecuentemente se molesta con facilidad cuando es ofendida o engañada, lo que causa que agreda de forma cómica con insultos o golpes a quienes tratan de aprovecharse de ella. Y es que la Chimoltrufia “como dice una cosa dice otra”, y suele desdecirse con facilidad en torno a lo dicho con certeza días o minutos antes, lo que desconcierta a quienes le rodean, sobre todo a su marido Gordon Botija Pompa y Pompa y al amigo de éste, Aquiles Esquivel Madrazo, conocido como el Chómpiras.
ES POR ello que nadie desea que al Presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador le dé por imitar a ese personaje (creado por la mente genial del inmortal Roberto Gómez Bolaños), aunque algunas manifestaciones tienden a evidenciarlo al decir un día una cosa y al siguiente otra muy distinta. Pero vayamos por partes: el miércoles cinco de este mes, López Obrador respondió a quienes desean ver ensangrentada la arena política de la alternancia: “recibo un País estable y sin crisis económica. Hay problemas, es público, es notorio, pero también se ha logrado que la transición se esté dando en armonía, con estabilidad”, pero once días después, el domingo 16, tras aquella defensa que le valió críticas, incluso, de morenistas que consideran que la cárcel es la única forma de justicia en este País, el hombre que gobernará la Nación a partir del primer minuto de Diciembre le dio un “marrazo” a las expectativas de muchos mexicanos que votaron por él, y en un dejo de sinceridad aclaró que es posible que no pueda cumplir todo lo que le están demandando “debido a la situación de bancarrota en que se encuentra el País, pero que quede claro: vamos a cumplir todo lo que ofrecimos en campaña. Ese es el piso y de ahí para arriba”. Por ello la confusión que ya le valió severas críticas de los hombres del dinero y de organismos financieros internacionales como Blackrock México, América Central y el Caribe -considerado el mayor fondo de inversión en el mundo- que asegura que “México mantiene una solidez económica que otros países no tienen”, contradiciendo lo dicho por el próximo Presidente. Por ello la pregunta es insoslayable: ¿recibe AMLO un País estable y sin crisis económica o, de plano, en “bancarrota”?. Porque ambas posturas se contraponen, y nadie desea suponer que el tabasqueño tiene ya cierto parecido con María Expropiación Petronila Lascuráin y Torquemada de Botija”, que antaño se hacía llamar Espotaverderona Lascurian de la Lama Betancourt y Limantur, mejor conocida, para cuestiones prácticas, como “La Chimoltrufia”, aquella que, “como dice una cosa dice otra”.
Y ES que en verdad, no le engañamos; López Obrador -en su carácter de Presidente electo- afirmó el miércoles 5 que tras seis años de gobierno de Enrique Peña Nieto, “en el país hay estabilidad y no hay crisis financiera”, y eso lo aseguró a su llegada al aeropuerto de Monterrey, antes de su reunión con empresarios cuando se le preguntó en torno al Sexto Informe de Gobierno peñista: “hay problemas, es público, es notorio, pero también se ha logrado que la transición se esté dando en armonía, con estabilidad, no hay crisis política. No tenemos una crisis financiera, no nos está pasando lo que está sucediendo en Argentina. Eso también hay que considerarlo. Sí tenemos problemas graves, hay mucha pobreza, mucha inseguridad, violencia, pero hay condiciones, también; hay ánimo, esperanza en la gente de que las cosas van a mejorar; vamos a estar a la altura de las circunstancias”, y acto seguido indicó ante la insistencia: “Yo no quiero juzgar a nadie, estoy viendo para adelante. Creo que necesitamos unirnos, no pelearnos”, e incluso hizo un llamado a los diputados de su partido a “ser críticos” pero “respetuosos”, y les demandó que “no haya excesos y que mucho menos se humille a nadie (durante las comparecencias), se tiene que actuar con responsabilidad y no perder el decoro, porque no se puede actuar ya de esa manera. Hemos sido opositores, pero hemos sido respetuosos”.
PERO AHORA que inició su gira de agradecimiento a quienes –con su voto- lo hicieron Presidente, se refirió a la muy difícil situación económica y social por la que atraviesa México, matizando que ésta es producto de la política económica neoliberal que se aplica desde hace 30 años, lo que hará imposible que pueda cumplir todo lo que le están demandando. No obstante dijo ya encarrilado que su administración no conducirá al país hacia el déficit, es decir, al endeudamiento, ya que no se va a pedir prestado, “no vamos a actuar de manera irresponsable”, algo que, en verdad, resulta imposible no hacer, y el propio Mario Delgado, coordinador de los diputados Federales de MoReNa lo ha desmentido al decir que se recurrirá a préstamos pero no como hasta ahora.
NO ES secreto que cuando Enrique Peña Nieto asumió el poder, la deuda pública del País ascendía a 4.39 billones de pesos, y que actualmente es de 10 billones 427 mil 506 millones 100 mil pesos de acuerdo a cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), sin duda, el mayor monto de endeudamiento en la historia de México, mientras que el costo financiero –que incluye comisiones y otros gastos– aumentó en 13.1 por ciento real debido al mayor pago de intereses y más recursos para programas de apoyo a ahorradores y deudores de la banca. De esa manera, pasó de 279 mil 617 millones 200 mil pesos en el segundo trimestre de 2017 a 331 mil 735 millones 800 mil pesos en el segundo trimestre de 2018, es decir, 52 mil 118 millones 600 mil pesos adicionales, y acaso por ello no se discute que AMLO haya cambiado de opinión, pues desembolsar 331 mil 735 millones 800 mil pesos –aunque no sean suyos- solo como pago de intereses o servicios de la deuda no es cualquier “baba de perico”. El recurso no amortiza el débito global, solo es pago de intereses, pero el capital sigue creciendo y seguramente López Obrador tendrá que romper su promesa de cero endeudamiento, pero de eso a que el País se encuentra en “bancarrota”, dista mucho de la realidad, de tal suerte que organismos financieros internacionales y empresarios nacionales y extranjeros lo han desmentido, mientras que en Twitter el 96 por ciento de usuarios está en contra de su versión, por primera vez desde que fue nombrado Presidente electo, y de ahí que debe tomar una decisión en torno al discurso. Si se trata de un cambio verdadero debe prescindir de ocurrencias y apelar a versiones sustentadas en el análisis profesional si desea mantener la credibilidad. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|