EN LOS recientes años, la Universidad Veracruzana, ha sido una de las instituciones más fortalecidas en el ámbito universitario. Como rectora, Sara Ladrón de Guevara, tuvo el tino de controlar, sin mayores problemas, la estabilidad en todos los sentidos, de tal manera, que nadie puede decir que en asuntos como la violencia, se le hayan escapado de la mano.
Sin embargo, la excesiva confianza, hasta estos días, ha generado, como se sabe, actos que parecen poner en riesgo la tranquilidad estudiantil.
En los recientes días, como se dio a conocer ampliamente a través de los medios de comunicación, se comenzaron a dar brotes de violencia en instalaciones de la propia Facultad de Derecho, cuna de cientos de generaciones de profesionales que hoy la representan en todos los ámbitos del quehacer administrativo, político, social y sin duda, en lo que corresponde a la vida económica del Estado, y del país.
La Universidad Veracruzana, ha sido una de las instituciones más comprometidas con la vida académica y en ese sentido, no se puede negar, que haya resultados positivos. Pero, todo eso, podría venirse abajo, si vuelven a manifestarse los actos violentos de unos cuantos seudo estudiantes que buscan, por encargo, la desestabilidad de la Máxima Casa de Estudios en Veracruz.
Han pasado muchos años y parece que nadie se quiso meter en el ámbito universitario para los fines políticos de la entidad, pues a tiempo, también, se reguló la presencia de los candidatos a la gubernatura y se pusieron límites para el involucramiento de los estudiantes en asuntos políticos, no precisamente, porque no se pueda hacer o simplemente se le niegue este derecho a la comunidad universitaria, sino porque la entrada de la política estatal, en el seno de la universidad, es el principio que pone en riesgo la estabilidad interna de la propia institución.
La violencia ha generado muchos problemas, tantos que ahí esta el movimiento estudiantil de mil novecientos sesenta y ocho, que hasta la fecha, no ha sido entendido del todo, porque los verdaderos objetivos de estos acontecimientos, no han sido revelados todavía.
Quien diga que sabe la verdad de los mismos, se equivoca, pues nunca hubo información adecuada a las masas estudiantiles para que pudieran decidir su participación en el movimiento. Como se sabe, y esto es cierto, que hubo quien utilizó a los estudiantes, para sus fines meramente políticos.
Pero esto es grave, y no debe repetirse, por lo tanto, se tienen que tomar todas las precauciones necesarias, cada quien, en su ámbito de responsabilidad, como es
el caso de la Rectora Sara Ladrón de Guevara, donde sabemos que solamente, se ha manifestado en contra de estos hechos, recientemente sucedidos en la Facultad de Derecho, pero no ha dicho que se ha hecho, o que se piensa hacer, para mantener la tranquilidad universitaria, vigilando, de cerca, la actividad estudiantil de cada institución, pues no tan solo en la Facultad de Derecho, pudieran generarse actos violentos, sino en todas las instituciones que conforman sus propios campus universitarios.
En cada Universidad, independientemente de la veracruzana, o de la propia Universidad Nacional Autónoma de México, puede estar gestándose un movimiento político estudiantil, pues las condiciones políticas en las que se encuentra inmerso el país, pueden ser el principio que motive estos hechos, para después extenderse a todos los sectores de la población.
La estabilidad universitaria, es responsabilidad de cada uno de sus mentores, de cada uno de los directores de las instituciones y finalmente, de la Rectoría general, con la participación de estudiantes que quieren estudiar, con la participación de la propia sociedad y de los ex estudiantes, ahora profesionales de las diversas áreas de la enseñanza universitaria.
La Rectoría, ahora sí, debe ser la que conduzca por los mejores senderos a la Universidad, pues ella ha sido la generadora de gran parte del bienestar del Estado, del país y de la misma población, a través de las acciones de quienes en ella se han preparado.
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NO SE HA DEFINIDO, exactamente, que se hará, finalmente, con la descentralización de las diversas dependencias gubernamentales, en el ámbito federal, pues hasta ahora, persiste la idea del Presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, de deshacerse de las principales Secretarías de Estado, para ser enviadas a los Estados, que tengan una relación más íntima con cada área de la producción o administración.
Y aunque esta decisión ha causado serios problemas a quienes laboran dentro de estas dependencias, por aquello de que tienen que seguir a su fuente de trabajo o bien renunciar a la misma, lo que, sin duda alguna, representa el mayor sacrificio que tengan que hacer por mantener unida a la familia.
La decisión presidencial, tiene, desde luego, sus argumentos sólidos, pero con ellos, se perfilan innumerables conflictos, pues la separación familiar, en principio, dará mucho de qué hablar en algunos años, quizá dos o tres, y en el mejor de los casos, trasladarse con todas sus consecuencias hasta los lugares donde se tenga que seguir trabajando, independientemente, de aquellas familias donde la esposa también trabaja en otros ámbitos laborales que no coincidan con el del esposo, cuestión que ya se estará percibiendo en los días por venir, cuando las oficinas de
las dependencias que serán descentralizadas, comiencen con sus labores habituales.
Hasta el momento, nada se ha dicho y todo parece estar en un compas de espera, pues todavía, muchos de los trabajadores de la federación que prestan sus servicios en dichas dependencias ubicadas en la ciudad de México, están a la expectativa de que cambien las instrucciones, aunque, como se ha dicho, son decisiones que ya se han tomado en consideración al mismo presupuesto y los propios programas y proyectos que tiene cada área de la administración federal.
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¿SERA QUE TAMBIEN en la federación, como ha estado sucediendo en el Estado de Veracruz, responsables de haber desviado importantes sumas de recursos económicos, no sean perseguidos por la autoridad, muy a pesar de que los expedientes formulados revelan diversas desviaciones de dinero, como es el caso de algunos ex diputados federales, que ya terminaron sus funciones y que, finalmente, parecen haber sido perdonados?
Por mucho que se quiera perdonar los pecados cometidos en cada dependencia, hay algunos que no pueden ser perdonados y olvidados por la futura administración federal, ya que se sabe de asuntos relacionados entre Pemex y la empresa brasileña Odebrecht, o bien de la propia Secretaría de Desarrollo Social, donde Rosario Robles Berlanga, se dice, desvió con recursos por el orden de los setecientos millones de pesos, sin que nadie diga nada.
Por eso, la pregunta que se hace en ese sentido, donde las cosas parecen tomar la misma política local, para perdonar lo sucedido y caminar para adelante, que según parece, es la formula adecuada para no despertar al monstruo.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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