NO HAY que confundir justicia con barbarie: la primera es el principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada quien lo que le corresponde, anteponiendo siempre la igualdad y el respeto a los derechos humanos; la segunda es la actitud de una persona o grupo que actúa fuera de las normas de cultura, en especial de carácter ético, siendo salvajes, crueles o faltos de compasión hacia la vida o dignidad de los demás. Tal vez en un mundo como el que vivimos, la desesperación ante el clima de violencia y falta de acción por parte de las autoridades orilla a infinidad de ciudadanos a incurrir en salvajismo, pero ni siquiera semejante indolencia debe ser excusa para que grupos sociales o de ciudadanos realicen linchamientos como los ocurridos en días pasados en Hidalgo y Puebla, porque nada justifica la justicia por mano propia, ya que a ningún familiar de quienes indujeron al asesinato de cuatro personas en ambos Estados les gustaría que se les aplicara la “Ley del Talión” a sus parientes, esto es, el llamado “ojo por ojo” como escarmiento, porque se estaría incurriendo en actos que no refrendan lo justo sino lo inmoral y desequilibrado, y lo ocurrido en Puebla e Hidalgo no dejan lugar a dudas ya que los afectados no eran delincuentes sino ciudadanos dedicados al trabajo que tuvieron el infortunio de toparse con un grupo de desequilibrados que, acaso, anteriormente habían sido víctimas de impunidad.
SEGÚN EL Instituto “Belisario Domínguez” del Senado de la República, los linchamientos son producto de la falta de acción de autoridades encargadas de la seguridad pública y de una acusación popular que puede ser cierta o falsa en perjuicio de acusados que no son puestos a disposición de las autoridades. Se trata de un delito que pone en evidencia la crisis de impartición de justicia, vulnera los derechos de los acusados y afecta el tejido social, y si bien es un fenómeno global, en México se han repetido diferentes casos debido al hartazgo de la población por la inseguridad y actividades de la delincuencia organizada, aunque también ha sido un método de control social ante la ingobernabilidad y errores de las corporaciones de seguridad pública.
LA COMISIÓN Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) tiene registro de cuando menos 25 personas que han sido linchadas en el presente año, y 40 a los que habrían intentado quitarles la vida de esa forma, pero que fueron rescatadas con distintos grados de lesiones. Por ello, ante la recurrencia de los casos en que se ejerce justicia por propia mano, la CNDH prepara un informe sobre la problemática de los linchamientos, enfatizando que la justicia por propia mano no es justicia sino barbarie, sin embargo, el organismo reconoce que en tanto el Estado no cumpla con sus obligaciones de abatir la impunidad y brinde condiciones mínimas de seguridad a la sociedad, la desconfianza en las instituciones y la desesperación de las personas por obtener justicia, dejará abierta la puerta para que se presenten nuevos atentados.
EN VERACRUZ se han presentado, recientemente, otros casos no de linchamiento pero si de agresiones con fuego contra personas inofensivas, solo porque a ciertos sujetos no les agrada su aspecto, como ocurrió en Misantla el viernes pasado, donde un grupo de vándalos roció de gasolina y prendió fuego a un hombre en situación de calle mientras dormía afuera de una vivienda de la avenida Carlos Salinas de Gortari, en la comunidad Plan de la Vieja. La víctima de nombre Manuel Escandón Hernández por fortuna no falleció, pero resultó con quemaduras en el 60 por ciento de su cuerpo gracias a que vecinos que se percataron acudieron en su auxilio, por lo que fue internado en el Hospital Regional de aquel lugar. En este caso, a diferencia de Puebla e Hidalgo, donde los linchadores acusaban de “roba chicos” a sus víctimas, los responsables lo hicieron solo por maldad o diversión –si es que existe una diversión que sea atentar contra un semejante-.
PERO ÉSTA no es la primera vez que ocurre una agresión de ese tipo en territorio veracruzano. Apenas el 9 de Marzo de este año, en el puerto de Veracruz, un hombre fue víctima de otro ataque y sufrió severas quemaduras en todo el cuerpo luego de que desconocidos le rociaron combustible y le prendieron fuego. Los hechos se registraron a un costado del puente de Allende Norte, en donde el agraviado fue encontrado por una persona que pasaba por el lugar y pidió ayuda al número de emergencias. A su arribo, los rescatistas brindaron al lesionado los primeros auxilios, pues presentaba graves quemaduras en piernas, torso, brazos y rostro, lo que motivó que fuera internado en el Hospital Regional. El agraviado quien se identificó como Lino Ortega, de 35 años de edad, originario de Acayucan, narró que la noche anterior llegó a ese punto buscando donde dormir, pero un grupo de jóvenes lo golpearon, le lanzaron cobijas y le rociaron combustible para prenderle fuego y luego darse a la fuga. La víctima fue rescatada hasta la mañana siguiente y su estado de salud fue reportado grave. Otro hecho ocurrió la noche del 27 de Noviembre de 2017, en Minatitlán, donde un hombre de la tercera edad en situación de calle fue rociado con gasolina y le prendieron fuego mientras dormía cerca del mercado municipal. Según testigos, un sujeto de aproximadamente 20 años se acercó a la víctima mientras dormía para rociarle combustible y luego arrojarle un cerillo provocándole quemaduras de segundo y tercer grado en el 50 por ciento de su cuerpo, por lo que fue trasladado al Hospital General. Vecinos y automovilistas que circulaban por la zona auxiliaron al hombre que pedía perdón y aseguraba que él no había hecho nada malo. Los vecinos señalaron que se trataba de una persona inofensiva que vivía en las calles pidiendo limosna a quienes acudían al mercado Pino Suárez. El hombre murió unas horas después de la agresión debido a la gravedad de las quemaduras.
SIN DUDA, la barbarie no deja nada bueno ni para quien la induce y, mucho menos, para quien la sufre, y de paso se lleva entre las coces a los policías incapaces de parar a las turbas asesinas, y en el caso de Puebla, la Fiscalía General de aquel Estado informó que detuvo a dos implicados del doble homicidio de Acatlán de Osorio que responden a los nombres de Petronilo N. y Manuel N., pero este último falleció tras ser detenido víctima del avanzado estado de cirrosis hepática que padecía, lo que acrecienta más las dudas. En el caso de Hidalgo aún no hay detenidos, aunque en el lugar las personas indican que no permitirán que bandas de “roba chicos” se apersonen en el lugar, por lo que volverían a hacer justicia por mano propia, algo que es inexacto ya que de acuerdo a las autoridades, el hombre y la mujer “ajusticiados” eran una familia normal que paseaba por el lugar. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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