DICE EL DICHO, muy popular, por cierto, que el que nada debe, nada teme, pero tal vez, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, algo debe o algo teme, porque no se presentó al Congreso, para hacer la entrega formal del sexto informe de gobierno, es decir, el último de su administración y que por cualquier lado que se le quiera ver, era importante que ahí estuviera, porque los legisladores son representantes del pueblo mexicano y en ese sentido, fue una falta de respeto para el pueblo, no para los integrantes del Congreso solamente, y aunque finalmente, no estaba impedido el mandatario nacional, para enviar el informe con alguno de sus funcionarios, que en este caso, fue el Secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, lo más correcto era que en el último informe de su gobierno, se presentara en la sede del Poder Legislativo, y entregara personalmente el documento que contiene las acciones de su gobierno y de paso emitiera el mensaje al pueblo en general.
Pero no, Peña Nieto, prefirió salirse por la tangente y no dar oportunidad para que los legisladores, que en mayoría pertenecen a Morena, le pudieran reclamar sus acciones, que son muchas y que todas juntas han generado un cierto descontento general de los mexicanos. Peña Nieto, queda a deber mucho al pueblo, principalmente, por no haber sido capaz para detener la enorme inseguridad que padece el pueblo en general, además de los miles de reclamos que se le pudieron hacer por no haber resuelto muchos casos que se quedan pendientes, como es el de los miles de desaparecidos en todo el país, de la enorme cifra acumulada hasta estos momentos y de los que se acumulan minuto a minuto, ante las nulas estrategias que se pusieron en practica para poder detener este sombrío panorama nacional.
Por eso, quizá, no fue el Presidente de la República, a entregar directamente su informe de labores, porque hubo temor de que su presencia desatara una fuerte discusión entre los Diputados y Senadores, que integran el Congreso de la Unión, los cuales se reunieron para recibir este informe, que sin duda, debe ser el más importante de todos, porque no solo contiene las acciones de este año, sino de muchos datos que corresponden a todo el sexenio, pues es algo así como una especie de evaluación de lo que se pudo hacer dentro de este difícil camino que tuvo que recorrer para poder gobernar al país.
Y es que ya se ha hecho costumbre que el Presidente de la República, y los Gobernadores de los Estados, decidan de última hora no asistir a los correspondientes congresos para hacer entrega de estos documentos que se refieren al estado que guardan las administraciones públicas, precisamente, porque han considerado que su ausencia ayuda más a que no se siga descomponiendo más el escenario político, pues ellos mismos saben bien que las inconformidades están a la orden del día y que presentarse en sus respectivos congresos, es buscarle tres pies al gato, por lo que han preferido y prefieren
mandar a otra persona, es decir, a otro funcionario que acuda con su representación a este importante acto protocolario y republicano. Desde este punto de vista, tienen razón quienes consideran que es mejor que el Presidente Peña Nieto, después de no haber acudido a la cita constitucional en persona, ya no se dirija al pueblo fuera del recinto legislativo, pues en tres meses estará dejando el gobierno en manos de un nuevo Presidente de la República, y podrá salir por la puerta trasera, si es que lo considera pertinente, pues este desaire al Congreso, como decíamos anteriormente, es un desaire al pueblo mexicano, que de alguna manera, estuvo pendiente de este acto, creyendo que el mandatario nacional, estaría entregando su informe, pues aunque pocos lo crean, independientemente de lo malo o lo bueno que haya sido su gobierno, lo importante en este caso, es que se trata del Presidente de la República.
El informe presidencial, ha sido un acto protocolario, sin lugar a dudas y abre, precisamente, el periodo de sesiones del Congreso federal, aunque ahora ya no tiene que leer como en el pasado, cinco horas todo su informe de labores. Este acto se ha reducido en la actualidad, solamente, a un momento dentro del Congreso, para entregar el documento y después salir de la misma manera, aunque también cabría la posibilidad que con este motivo, el Presidente se dirigiera al pueblo mexicano, y no solamente, a los quinientos diputados y ciento veintiocho Senadores que conforman el congreso.
El pueblo ha dado una gran lección en las pasadas elecciones, donde el principal mensaje es que ya esta participando con más decisión, a través del voto, para mejorar las condiciones de este país y políticamente, exigiendo que las cosas se hagan de la mejor manera, por lo que, si alguien no entiende en toda su dimensión lo que el pueblo quiere, pues se estará sujetando, a que ese pueblo, prácticamente, se lo demande.
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EN EL ESPERADO CAMBIO político y administrativo del país, se contempla que el nuevo gobierno se dedique, en gran parte, a solucionar el problema de la inseguridad, porque de nada servirá que se busque concretar programas y proyectos, si los habitantes seguirán viviendo, dependiendo la vida en un hilo, pues en todas partes se han incrementado los índices de violencia a tal grado de que no hay un lugar seguro en todo lo largo y ancho del país.
El pueblo vive en medio de la inseguridad desde hace varios años, vamos, unos doce por lo menos, en que, prácticamente, toda la actividad se ha visto amenazada con la presencia de los grupos delincuenciales y ante la mirada paciente de las propias autoridades encargadas de garantizar la paz y la tranquilidad.
La palabra cambio ha venido sobrando y se ha convertido solamente en una expresión política, pues de ella se han servido la mayoría de los protagonistas políticos de la nación y de los Estados, para conseguir los votos que les hacen
falta para llegar a determinada posición política, pero del verdadero significado no se ha hecho nada, pues el cambio es darle un nuevo sentido al ejercicio constitucional de gobernar para garantizar a los ciudadanos la tranquilidad, la paz y las oportunidades para trabajar sin ser molestado por nadie.
Pues ese cambio es el que espera el pueblo mexicano y de no proporcionárselo, entonces habrá nueva desilusión política y el partido que pronto estará en el poder casi absoluto de la nación, podría ser rechazado como lo han sido otros partidos políticos que no previeron esta situación, como es el caso del PRI y del PAN, que habiendo tenido la oportunidad de gobernar al país y en algunos Estados, se fueron, sin duda alguna, con la creencia de que esa posición iba a durar para toda la vida.
Pues no, ahí se dieron los cambios en la pasada elección, cuando menos de partido político para que gobierne el país y la mayoría de los Estados, con la pura esperanza de que la llegada de nuevos protagonistas de la vida pública de México y de algunos Estados, como Veracruz, se concrete el verdadero cambio, el que sí sea una realidad y no una mala jugada de quien pudo, con sus atributos políticos, burlarse de mucha gente que le dio la confianza.
Así es que el reto más importante que tendrán los nuevos gobernantes, tanto del país como de los diversos Estados, donde gobernará el mismo partido político, será terminar, de una buena vez, con la inseguridad, aunque ésta sea a largo plazo que no rebase el sexenio que les toca gobernar.
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TENGALO POR SEGURO que Morena, acaparará las decisiones en el Congreso federal, cuando complete el número de legisladores para no soltar el poder absoluto.
Y decimos que es seguro, porque no faltaran quienes en estos momentos, allá, en el Congreso federal estén pensando sumarse a quien mandará ahora, pues siempre hay quienes a la mera hora traicionan a su partido y de eso, ni siquiera hay que ir muy lejos, pues tan solo basta revisar cual ha sido el recorrido de la legislatura local que se va, para darse cuenta que pronto Morena, allá en el altiplano, tendrá los suficientes legisladores para mandar permanentemente.
Por ahora, solo le faltarían cuatro diputados para que pueda completar la cantidad necesaria que se requiere para mantener el liderazgo durante los tres años que duraran en su encargo legislativo.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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