EN SU novela universal: “Rebelión en la granja” publicada en 1945, el escritor británico George Orwell hace un análisis de la corrupción que puede surgir tras toda adquisición de poder, en cualquier nivel, por lo que está considerada una de las más demoledoras fábulas acerca de la condición humana que suele cambiar para dejar las cosas como antes, esto es, el poder –político y económico- que seduce e induce a imitar lo que antaño se criticaba. Relata Orwell que un día, alentados por el Viejo Mayor, un cerdo que antes de morir les explicó a todos sus ideas, los animales inician una revolución o transformación en la que consiguen expulsar al granjero Howard Jones y crear sus propias reglas conocidas como los Siete Mandamientos que escriben en una pared como parte de una constitución moral: 1.-Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo. 2.-Todo lo que camina sobre cuatro patas o tenga alas, es amigo. 3.-Ningún animal usará ropa. 4.-Ningún animal dormirá en una cama. 5.-Ningún animal beberá alcohol. 6.-Ningún animal matará a otro animal y, 7.-Todos los animales son iguales. El cortijo para entonces es rebautizado como Granja Animal y es más próspera, incluso, que cuando el señor Jones la administraba. Los cerdos se erigen en líderes por su inteligencia. Sin embargo, dos de ellos, Snowball y Napoleón, máximos dirigentes comienzan a tener discrepancias que acaban cuando Napoleón lanza los perros contra Snowball y éste huye de la granja. A partir de ese momento Napoleón se erige como único líder. Los cerdos se constituyen como una élite dentro de la Granja, y los demás animales se mantienen bajo la dictadura de Napoleón amenazados por los perros de éste. Poco a poco los cerdos adoptan los defectos propios del hombre, aprobando ciertos cambios en los Siete Mandamientos que legitiman las acciones de su líder, y así sucesivamente van desapareciendo por orden de Napoleón, y con la complicidad de sus seguidores.
FINALMENTE, LOS cerdos modifican, también, sus conductas: comienzan a usar las ropas abandonadas por el señor Jones y aprenden a caminar sobre sus patas traseras (modificando para ello el primero de los Siete Mandamientos). Después de que un ataque realizado por los humanos fuese repelido por los perros, los granjeros de los campos vecinos deciden mantener relaciones amistosas con los animales de la Granja Manor felicitando a Napoleón por el éxito económico de la granja; los animales dirigidos por Napoleón trabajan en larguísimas jornadas, alcanzan elevados niveles de productividad, se contentan con raciones minúsculas de comida y jamás se quejan ante los cerdos. Halagado, Napoleón y los cerdos invitan a los humanos a almorzar en la granja Manor; los animales de allí, sorprendidos advierten que sus compañeros cerdos han copiado totalmente la conducta y aspecto de los humanos. Al final de la novela, la dictadura de Napoleón y sus seguidores se consagra de modo absoluto cuando los animales preguntan al burro Benjamín (uno de los pocos que sabe leer) sobre cuál es el único mandamiento que queda escrito, y éste responde que el séptimo, convenientemente modificado por los cerdos: Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.
COMO FUERA, este lunes los mandatarios Estatales que integran la Conferencia Nacional de Gobernadores han dejado en claro al Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador que el trato con el Gobierno Federal será constructivo y respetuoso, pero siempre de forma directa con su titular (en pocas palabras, nada de entenderse con los afamados coordinadores que nombrará en cada Estado), así como con los integrantes de su Gabinete, con quienes buscaran mejorar cada vez más la coordinación, el entendimiento y el trabajo en beneficio de la sociedad, y en ese sentido, la gobernadora y los gobernadores del PRI le recordaron que el Pacto Federal no conoce de autoridades intermedias. “El adelgazamiento de la burocracia, con el que estamos de acuerdo, no puede obstruir el diálogo entre los Estados y la Federación. Reconocemos, por supuesto, la necesidad de que diversos funcionarios participen en las labores de coordinación, pero siempre coadyuvando, nunca sustituyendo a las autoridades democráticamente electas, tampoco enfrentándolas, pues esto puede representar una parálisis o desaceleración de la administración pública Federal en los Estados de la República”, y por ello, le exigieron: “nos interesa conocer la naturaleza y alcance de las funciones de los llamados Delegados de Programas Integrales de Desarrollo”, pues le rememoraron que el federalismo político debe verse reflejado en un federalismo económico, en el que, de manera transparente, los Estados cuenten con mayores recursos para atender las necesidades específicas de su población, y que por su naturaleza requieren la atención directa del gobierno local.
ES LA primera muestra de rebeldía de los Gobernadores desde la década de los cuarentas, cuando –según algunas versiones de la historia- un grupo de mandatarios encabezados por el potosino, Gonzalo N. Santos –el afamado “Alazán Tostado” se opuso a las ansias sucesorias de Maximino Ávila Camacho –que amenazó mandar matar a Miguel Alemán Valdez-, por lo que pactaron un complot para asesinarlo, pese a ser el hermano del entonces Presidente Manuel Ávila Camacho, un hombre de carácter débil ante su consanguíneo, aunque hubo otra rebelión más reciente: la de Miguel Alemán Velasco contra el, entonces, opositor Presidente Vicente Fox, a quien pidió reformar los artículos 73, 116, 124 y 125 de la Constitución para hacer realidad una república federalista y no central. Y es que Fox pretendía administrar a su arbitrio los llamados excedentes petroleros, a lo que Alemán le recordó que “sin Estados no hay Federalismo”, y a manera de ejemplo le dijo que era necesario conocer con toda claridad lo que son los excedentes petroleros, porque “no hay fechas, no hay términos y no se pueden hacer proyectos en los Estados, porque se habla de 10 millones y de repente es uno. Y en este caso son muchos miles de millones”, y frente a esa situación, ningún gobierno Estatal se puede comprometer a hacer escuelas o carreteras. Actualmente hay 14 Gobernadores del PRI; 11 del PAN, 5 del PRD; uno del Verde y uno más independiente, y aunque el mapa político cambiará en unos meses, MoReNa seguirá sin mayoría en los Estados, por lo que más le valdría al próximo Presidente escuchar la voz de los gobernantes, ya que, como bien le dijo Cuauhtémoc Cárdenas, centralizar las decisiones de la administración puede llevar a excesos propios de un gobierno que controla los poderes Ejecutivo y Legislativo e, incluso, a la creación de delegaciones Federales únicas, a manera de prefecturas que pueden marginar a las autoridades locales y constituirse en el verdadero poder local. Y uno se pregunta: ¿Qué caso tiene fomentar otra “Rebelión en la granja”?. OPINA carjesus30@hotmail.com
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