CON LA reunión de este jueves, el Presidente Enrique Peña Nieto y el sucesor -a partir de Diciembre-, Andrés Manuel López Obrador han sostenido dos encuentros desde la elección del primer domingo de Julio, cuando un “tsunami” llamado Movimiento de Regeneración Nacional arrasó con casi todos los puestos en disputa. No ha habido de parte del futuro mandatario ni ruindad ni mezquindad con quien será el antecesor, por el contrario, se advierte cordialidad y entendimiento, algo que no está ocurriendo en Veracruz pese a los llamados de “amor y paz” del tabasqueño, y al insistente discurso de reconciliar al País como alternativa para la pacificación, una de las preocupaciones de AMLO por el número de asesinatos, incluyendo feminicidios, desaparecidos, secuestros, asaltos, violaciones, robo de autos y de unidades del transporte de carga, entre estos, trenes, y un sinfín de acciones por parte de la delincuencia que tiene a los veracruzanos con el Jesús en la boca. Y es que, el mes pasado el gobernador electo Cuitláhuac García Jiménez dijo aceptar la invitación del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares para entablar una reunión sobre el proceso de alternancia e, incluso, dejó entrever que la fecha la determinaría en coordinación con sus respectivos equipos de trabajo, esto luego de que el, todavía, titular del Ejecutivo felicitó a García Jiménez por su triunfo aduciendo “que la decisión de los veracruzanos sea para bien”, además de prometer una actitud respetuosa.
PERO ALGO cambió de pronto, y lo que parecía un hecho inminente se entorpeció por razones que se ignoran (aunque no faltarán los que aseguren que el mandatario electo recibió una llamada desde muy arriba para que suspendiera esa junta). En ese tenor, Cuitláhuac García Jiménez aclaró el pasado 20 de Julio en Coatzacoalcos que el primer encuentro con Yunes Linares, podría darse el 31 de Octubre o el 1 de Noviembre, fecha última en la que vence el término a que obliga la ley que rige la entrega-recepción; “no hay prisa”, dijo socarrón; en suma, no será un encuentro de cortesía como los de AMLO y Peña Nieto, sino obligado por la legalidad, aunque podría ser el último día de Octubre, cuando los grupos responsables de la entrega-recepción se reúnan por primera vez pero, insistimos, un cónclave forzado y no de reconciliación que tanta falta le hace a Veracruz.
NADIE SABE los motivos que inducen a García Jiménez a prorrogar la entrevista con quien será su antecesor, aunque, sin duda, se sospechan: viejos rencores iniciados en 2016 y avivados en 2018 durante las campañas, cuando al hijo del profesor Atanasio García Durán lo acusaron de todo, hasta de seguir viviendo con sus padres como si eso fuera un pecado, alentaron las diferencias, sin embargo, queda claro que no se debe gobernar con rencor, pues en campaña el propio Cuitláhuac se comprometió a hacerlo para todos y sin antipatías o resentimientos. “Vamos a buscar las mejores formas de convivencia pacífica y todos a trabajar por los grandes problemas de Veracruz; no guardo rencores. Al Gobernador del Estado le doy mis respetos, también a su hijo que fue candidato contrincante”, diría entonces, pero tal vez la imposición de un Fiscal Anticorrupción y el intento de imponer a 12 magistrados a modo le hicieron cambiar de opinión.
CON TODO y eso, uno se pregunta: ¿Por qué no hacer lo que Andrés Manuel López Obrador con Peña Nieto?. ¿Para qué alargar la fecha de la entrevista que será inevitable, pues se quiera o no aceptar, nos guste o no su forma de gobernar, Miguel Ángel Yunes Linares será gobernador hasta el último minuto del mes de Noviembre (aunque otros dicen que no terminará), y lo que representa, la investidura ejecutiva merece respeto. Dicen los expertos que el rencor es un sentimiento de enfado profundo y persistente; un resentimiento arraigado que desequilibra y enferma el cuerpo y la mente, y el origen puede deberse a varias razones: insultos, abusos de confianza, engaños, ofensas o maltratos, y el resentimiento se va acumulando hasta que finalmente se convierte en deseo de venganza, sentimiento que uno mismo va alimentando y provocando que crezca hasta el punto de que empieza a resultar insoportable. Es indiscutible que donde algunos ven una ofensa imperdonable otros pueden considerarlo como algo exento de importancia. Como fuere, gobernar con rencor seguramente no le permitirá hacerlo, y menos desde el enfoque de Andrés Manuel López Obrador que enarbola el amor y la paz.
POR SUPUESTO que lo cortés no rivaliza, de ninguna manera con los principios básicos de la ley. Cuitláhuac asumirá el poder en Diciembre y está obligado a revisar a conciencia las condiciones en las que recibirá el gobierno, y si existen hechos que lo ameriten debe exigir no solo la reparación del daño sino, poner el caso en manos de la autoridad judicial para que determine qué procede. Eso es algo inevitable, pero no por ello desde ahora se deben mostrar las cartas, pues alguien decía por allí que si deseas conocer al enemigo hay que estar cerca de él. Yunes sabe de los riesgos que entraña entregarle el poder al Movimiento de Regeneración Nacional, concretamente a García Jiménez, a quien trataron mal y con descortesía en campaña seguros de que ganarían la elección, pero el ganador de ninguna manera debe anteponer las vísceras ante ello, pues se gobierna con el cerebro y no con el hígado.
POR ELLO, sin duda, la reunión debe darse lo antes posible, pues de lo contrario se estará sentando un mal precedente de rencor del mandatario electo, pues de parte del que será antecesor existe la puerta abierta para ese encuentro. Cuitláhuac ha dicho, también, que será respetuoso del trabajo de los medios de comunicación, que recibirá las críticas sin solicitar derecho de réplica o coartar la libertad de expresión, y hasta, incluso, se compromete a crear una Comisión Especial de la Verdad para atender los casos de asesinatos de periodistas. “Lamentamos que se haya afectado tanto a los periodistas en el Estado, pero a mí no se me va a olvidar qué pasó con los reporteros que fueron asesinados en Veracruz, y voy a proponer que se abra una comisión de la verdad para investigar a fondo qué pasó”, lo cual se agradece, más aun cuando dice que en su gobierno habrá convenios con las empresas periodísticas, “chiquitos pero los habrá”, aunque esas promesas suelen ser triviales. García Jiménez tiene todo para hacer un gobierno conciliatorio no solo con los medios sino con la sociedad en general tan agraviada en el pasado reciente por muchas causas, entre otras la desaparición de familiares, que con Javier Duarte de Ochoa se acrecentó; la persecución, encarcelamiento o asesinato a periodistas y otros sectores sociales, y con Yunes Linares de plano dijo que no daría dinero a la prensa, pues no sería como Javier Duarte o Fidel (Herrera) que a la primer crítica daban recursos a manos llenas, mientras que en materia de desaparecidos el tema pareció no interesarle. En fin, ojalá los asesores de Cuitláhuac hagan su trabajo. OPINA carjesus30@hotmail.com
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