A NO ser porque creemos en ciertas promesas de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo cuando en Marzo de este año, fecha en la que aún era precandidato a la Presidencia ofreció a sus adversarios que no habría persecución ni venganza en caso de ganar las elecciones que, finalmente, concretó el primer domingo de Julio, uno diría que los gobernadores de Morelos y Veracruz, Graco Luis Ramírez Garrido Abreu y Miguel Ángel Yunes Linares, respectivamente, se encuentran a un paso de ser enjuiciados, a juzgar por los informes que la Procuraduría General de la República ha filtrado, aunque dicen las fuentes que en caso de ser llamados a cuentas el asunto no sería asumido, precisamente, por el virtual Presidente de México cuando asuma funciones, sino por el actual mandatario Enrique Peña Nieto que dejaría encauzadas las carpetas de averiguación, incluso, contra el ex Director de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin, por supuestos sobornos de la empresa brasileña Odebrecht y algunas cuentas bancarias que habrían sido detectadas el año pasado en la filial de HSBC en Mónaco a nombre de sociedades offshore propiedades de Lozoya, y otros depósitos en una cuenta de la Neue Bank –en Liechtenstein–, vinculada con la sociedad Zecapan SA. El asunto se torna aún más delicado por el involucramiento de su esposa, lo cual estaría siendo compulsado por la Unidad contra Lavado de Dinero de la PGR con fechas de los depósitos y supuestos pagos que le hicieron al ex funcionario peñista.
DICEN LOS que saben que uno de los acuerdos de Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto cuando se reunieron en Palacio Nacional habría sido ese: que el Presidente saliente dejara encauzadas las averiguaciones contra los gobernadores de Morelos y Veracruz, de los más enconados críticos de AMLO en campaña pero, también, contra Lozoya Austin por el escándalo de Odebrecht, lo que sería como una salida decorosa para el inquilino de Los Pinos ahora que la elección presidencial fue ganada no por la izquierda mexicana sino por el rencor social traducido en corrupción de gobernadores –algunos ya en prisión y otros con juicios que los llevarán, más temprano que tarde a la cárcel-, pobreza por acentuada indolencia, inseguridad, falta de empleos y un desencanto de la sociedad para todo lo que signifique PAN-PRI, partidos que ya tuvieron la oportunidad de gobernar y perdieron esa coyuntura para transformar al País. Peña Nieto, por lo tanto, tendrá que instruir a la Procuraduría General de la República, como seguramente, ya lo ha hecho, armar los expedientes necesarios que permitan a Andrés Manuel aplicar la ley, sin que parezca venganza palaciega, ya que solo ordenaría el acatamiento de indagaciones realizadas en el gobierno que termina, demostrando con ello que nadie está por encima de la justicia.
Y SI bien López Obrador insiste que lo suyo es la transformación de la vida pública del país, y que extiende la mano a sus adversarios, “porque no tenemos enemigos, tenemos adversarios”, y por más que le diga a integrantes del poder político y económico del País que no les guarda rencor y que no habrá represalias ni persecución ni destierro para nadie”, también ha dejado en claro que lo que necesita México “es justicia, no venganza”, y en ese tenor ha dicho que “los adversarios tendrán que entender que ningún grupo podrá seguir conspirando en contra de la paz social por el beneficio propio”. Pero las versiones, a pocas horas de que sea declarado Presidente Electo de México indican que dos gobernadores van a ser examinados con lupa, refiriéndose al perredista Graco Ramírez y el panista, Miguel Yunes Linares, todavía mandatarios de Morelos y Veracruz, e incluso se desliza ciertos delitos que coinciden en los estados de Morelos y Veracruz, entre otros el cobro de derecho de piso, extorsión y secuestros a través de bandas del crimen organizado establecidas en ambas Entidades.
EN VERACRUZ, se quiera o no aceptar, hay preocupación, y así lo manifiestan los encargados de áreas administrativas a quienes se dio la encomienda de poner las cosas en orden, sobre todo luego de que el Gobernador Electo, Cuitláhuac García Jiménez ha señalado que no tiene prisa por reunirse con el Gobernador en funciones, Miguel Ángel Yunes Linares, por lo que, tal vez lo haga hasta el mes de Noviembre o, simple y llanamente, no lo haga ya que la entrega recepción deberá realizarse entre los personajes que ambos determinen sin que sea necesario que gobernador saliente y entrante se junten. No hay en la perspectiva del militante del Movimiento de Regeneración Nacional de encontrarse con el panista, y menos tras las ofensas vertidas en campaña no solo del titular del Ejecutivo en funciones sino de su propio hijo que llamó “corriente” al Cuit, y “viejo guango” al, ahora, virtual Presidente electo, mientras que el gobernador no lo bajaba de loco y parásito, lo que no gustó para nada a ambos, y acaso esa sea una de las causas del retraso en la entrevista que tenían proyectada. Basta saber que en la reunión que AMLO sostuvo con los 32 gobernadores del País, el saludo con Yunes Linares fue frio y distante; algo así como el “nos vemos a la salida” clásico de los jóvenes pendencieros que a la vista de todos no pueden pelear. Por lo pronto, las versiones se fortalecen, y no se descartaría que tanto Graco Ramírez como Miguel Ángel Yunes Linares sea llamados a cuentas, que al fin y al cabo eso ha sido la política a través de los años: el aniquilamiento del vencido, como solía ocurrir en el circo Romano, y lo veremos en los días, semanas por venir. Así las cosas…
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LA MADRUGADA de este domingo en la ciudad de Puebla, en las escalinatas de un lujoso hotel que suele ser muy concurrido y vigilado, el Camino Real ubicado en la Vía Atlixcáyotl, a unos metros del selecto fraccionamiento Lomas de Angelópolis, un joven que tenía, sin duda, brillante porvenir fue asesinado por un despreciable ladrón que intentó despojarlo de su cartera y un reloj, y como no pudo lograr su cometido le disparó en la cabeza cegando así una existencia valiosa. Se trata de Arturo Castagné Thomas, hijo de nuestro querido amigo, Arturo Castagné Couturier, ex subsecretario de ganadería y un empresario y ganadero próspero en la región de San Rafael, a quien expresamos nuestras sentidas condolencias junto al resto de la familia. Sin duda, un hecho lamentable que pinta de cuerpo entero la violencia que experimenta el País, en esta ocasión Puebla, un Estado que está dejando atrás su condición de apacible y hospitalario, como lo demuestra la muerte innecesaria y absurda del joven Castagné Thomas, de solo 20 años, y de muchos casos más que se suscitan a diario. Descanse en paz. Opina carjesus30@hotmail.com
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