El rey está desnudo, y lo sabe. No sólo desnudo, sino expuesto: quiénes- hasta hace unas semanas dependían sus planes, hoy se dan cuenta de que los mismos no son sino entelequias; quienes entonces pensaron que sus proyectos podrían ser llevados a la práctica, hoy tienen que aceptar que, lo que planearon, no cabe sino en el reino de la Fantasía. Fantasía, tal cual. El rey está expuesto, y sus seguidores luchan por brindarle la protección qué piensan que merece.
El rey, en realidad, no forma parte sino de un juego mucho más amplio. Fantasía, como la única que tenía cabida cuando AMLO prometió que la inseguridad disminuiría por su mero ejemplo, y la corrupción disminuiría al ser eliminada como se barren las escaleras, de arriba para abajo.
¿ Quién le dará mate al rey de negras? La pregunta es desafiante pero implica mucho más de lo que una simple frase representa. Las oportunidades son diversas, pero el mate final lo dará sin duda el jugador que mejor sepa enfrentarse a sus propios miedos. Harry Potter se enfrenta a sí mismo como también lo hace Luke Skywalker , Peter Parker o el chico que les ayuda en los momentos más complicados. Mate al rey de negras, sin oportunidad de salida. Una fuerza desaparece, las otras adquieren fortaleza. El rey está desnudo y, en estos momentos sabe que se encuentra completamente expuesto. Expuesto aunque haya ganado supuestamente la batalla. Expuesto, aunque los méritos de su candidato se pongan a debate. Expuesto, aunque trate de confiar en quién le proteja. El rey desnudo no merece sino la duda sobre cualquiera de sus intenciones.
El principal problema que tiene que atender el próximo gobierno es la pacificación del país, porque sin esa pieza los demás proyectos pierden viabilidad. Quizá una parte del sentido del voto por AMLO y la mayoría que logró que Morena en el Congreso tienen que ver con el objetivo de contar con todos los instrumentos para lograr la paz. Hoy empieza a construirse una nueva estrategia de pacificación. Se celebró en el Colegio de México una sesión del seminario sobre violencia y paz. ¿ Olvido, Verdad o Justicia? En donde participó, la ministra Olga Sánchez Cordero próxima secretaría de gobernación; sus comentaristas fueron Mariclaire Acosta, Santiago Corcuera y Javier Sicilia. La ministra sobre el proyecto de pacificación, que según Mariclaire tiene 4 bases: la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación del daño y las garantías de no repetición. Una acotación que hizo la ministra fué que se buscaría la "mejor ecuación" para que la verdad y los procesos de Justicia puedan llevarse a cabo de forma paralela. Otra pieza del plan apunta hacia la búsqueda de una amnistía posible. Sánchez Cordero mencionó otros dos ingredientes del plan, como la reducción de penas y lo más sorprendente, una despenalización de las drogas. La posición de AMLO es de carta abierta para explorar todas las vías necesarias porque hay que hacer el máximo esfuerzo para "pacificar al país".
La derrota electoral del PRI y del PAN tuvo mucho que ver con la responsabilidad que tuvieron esos dos gobiernos en la guerra actual. Cualquier avance democrático en el país pasa por esta nueva estrategia para la pacificación del país, que tiene como pieza central un proceso de justicia transicional. De la misma forma, como señala un colectivo al que me sumo, que se pronuncia en favor de la regulación de las drogas y establece que la pregunta no debe ser entre regular o no, sino cómo hacerlo.
Lo he señalado en otras colaboraciones, por eso hoy quiero aprovechar este espacio para recordarles que existe una multiplicidad de leyenda sobre las excentricidades de los políticos mexicanos ( realizadas con el dinero de nuestros impuestos) que pocos de nosotros hemos podido comprobar, pero que muchos asumen como verdad: presidentes que regalaron bienes históricos de la nación a sus amantes; que cerraban las principales arterias de la ciudad para correr libremente autos deportivos; primeras damas que hacían transportar pianos por el mundo; gobernadores, legisladores, alcaldes que organizaron fiestas privadas dignas de una boda real.
Estas excentricidades no excluyen los desfalcos al Estado, el abuso de autoridad personal o de sus familiares, el compadrazgo, nepotismo o influyentismo que ha permitido que todo un círculo de personas o grupos de interés vivan por encima de la ley.
Décadas de abuso no podían pasar desapercibidas, más si se considera que no existe evidencia contundente de que el país esté mejorando y no contamos con elementos que ayuden a entender que los grandes problemas sociales se mitigan o resuelven más allá de la percepción individual.
El viejo paradigma "¡que roben pero que hagan!" parece haberse agotado, la sociedad está enojada y quiere soñar con un país donde la corrupción no sea una lamentable excepción y el conjunto de autoridades sean servidores públicos por vocación.
Nadie como AMLO ha entendido esto, su discurso busca dar el mensaje de que ese reclamo social será resuelto. Un punto en particular me parece que encarna la deficiencia general de los 50 puntos propuestos por AMLO, el cambio de las condiciones laborales acción de salarios a los titulares y altos funcionarios estatales. Según una investigación sobre la situación laboral de la OCDE, México es el país donde más se trabaja, al mismo tiempo que somos el país que proporcionalmente menos produce. No coincido con el argumento de " recortar salarios impulsa a un funcionario a la corrupción" estoy convencido que quién entiende que el respeto de la norma garantiza mejores condiciones individuales y sociales de vida, no expone su reputación y trayectoria.
La pregunta que todos nos debemos hacer ¿que estamos buscando de la administración pública?, ¿un servicio vanguardista e innovador, donde el talento y compromiso sean bien remunerados o un servicio esclavista donde trabajan mártires o personas que no encontraron un espacio laboral?
Entre los 50 puntos del plan de austeridad y anticorrupción del virtual presidente electo se señala que “se suprimirán todas las estructuras y programas duplicados y estas funciones o programas se centralizarán en una sola unidad o coordinación, dependiente de la secretaría relacionada con los
asuntos en cuestión". Suena bien, habrá que ver en la práctica qué tan eficiente resulta. Sin embargo, lo más relevante será la centralización de las decisiones en la Oficina de la Presidencia. En México la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal da al presidente de la República un amplio margen de acción para contar con las unidades de asesoría, apoyo técnico y coordinación que el propio Ejecutivo determine, dependiendo de la personalidad del presidente.
Por lo que se percibe del estilo del virtual presidente electo, en la Oficina de la Presidencia se centralizaran muchas decisiones.
En esta ocasión parecería que muchos asuntos deberán pasar por Palacio Nacional, disminuyendo las atribuciones y capacidad de decisión de los secretarios y titulares de dependencias. Hay para mí dos áreas muy fuertes, imagino, tendrá la Oficina de la Presidencia: la jefatura de Gabinete y la coordinación de Delegados Estatales. Alfonso Romo, como jefe de Gabinete, será quien asuma las responsabilidades tradicionales de coordinación, asesoría y apoyo técnico de los asuntos de los centros de Gobierno. No será sencillo, la secretaría se pelearán por disponer de recursos para cumplir las promesas del candidato, existen diferencias de pensamiento entre los integrantes del gabinete y, la Oficina de la Presidencia en nuestro país tiene una estructura institucional y jurídica débil. Alfonso Romo será jefe de Gabinete por decreto presidencial y por ello con capacidades limitadas, dado que muchas de las responsabilidades están asignadas por ley a los titulares del gabinete legal y ampliado.
Una de las habilidades que todo político debe poseer es la de saber decidir sobre qué batallas deben enfrentar directamente, otras tienen que ser asumidas por sus colaboradores cercanos para evitar un desgaste innecesario, más aún de aquel que está por asumir la máxima investidura de la nación.
El equipo de gobierno en su conjunto tendrá entonces la obligación de jerarquizar prioridades tanto en el terreno estrictamente político como en el económico, manteniendo los pies en la tierra.
No se puede partir del principio de que hay que destruir al país para hacer otro nuevo, ni suponer que las fórmulas usadas de manera ineficiente en el pasado pueden actualizarse al mundo actual.
Hay que saber jerarquizar la misma forma administrar el enorme poder ganado en las urnas.
AMLO es un personaje tan singular que no da lugar a medias tintas. México tiene una sociedad muy grande y compleja.
Hay pragmatismo suficiente en la nueva administración, para apoyarse en quienes ya conocen la operación del sector público, para que las cosas sigan caminando. |
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