A DIFERENCIA de José Francisco Yunes Zorrilla, ex candidato del PRI-Partido Verde a la gubernatura que perdió víctima de la traición y de la pesada loza que significa el “tricolor” en estos momentos”, los Yunes azules no perdieron, exclusivamente, por traiciones, sino por la indolencia del equipo político que la creía ganada, y al viejo estilo confiaron en las incontables dádivas entregadas a los gobernados por conducto de alcaldes aliados, funcionarios estatales y supuestos “golpes de timón” que a cada rato colocaba el líder del “clan”, Miguel Ángel Yunes Linares haciendo alusión al saqueo y corrupción del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa y su pandilla, incluso, de su esposa Karime Macías, algo que los aliados –por 20 mil pesos mensuales festinaban en los medios-, pero que un sector de población repudiaba, porque en ese afán de ganar, se ensañaron no solo con la ex Primera Dama –que acaso lo merecía- sino, incluso, con los hijos del matrimonio que al final del día qué culpan tienen. Por eso la sociedad lo pensó dos veces cuando en un acto de soberbia, el abanderado de Acción Nacional-PRD-MC, Miguel Ángel Yunes Márquez calificó al, ahora, virtual Presidente Electo de México como “viejo guango”, y en este espacio le hicimos ver en la entrega del 23 de Mayo del 2017 bajo el título: *Yunes-Peje: ¿viejos guangos? Que AMLO es un año menor que Miguel Ángel Yunes Linares y, por lo tanto, el hijo ofendía, también, a su padre al aplicar semejante calificativo al tabasqueño por su edad. Fue la soberbia lo que terminó por hundir al joven ex alcalde de Boca del Río cuando, en un foro, ya investido como candidato, omitió extender la mano al abanderado de Morena bajo el argumento de que no saludaba a gente corriente, refiriéndose a Cuitláhuac García Jiménez que “aiga sido como aiga sido” le colocó los pies sobre la tierra.
LA CAMPAÑA de Yunes Márquez, sin embargo, no estuvo exenta de intolerancia e indolencia –algo que es similar a la traición-, y en ese tenor, el dirigente Estatal del PAN, José de Jesús Mancha, en vez de acompañar por todos los rincones del Estado al hijo del gobernador y arengar a las huestes, se dedicó a hacer negocios como proveedor del Gobierno del Estado introduciendo compañías en las que embarró a su esposa y madre, aunque ahora, al aceptar ser propietario de las 5 empresas que le atribuyen –y que negaba-, reconoce que sí recibieron contratos del gobierno del Estado, pero justifica que la difusión “fue parte de una guerra sucia que definitivamente pudo haber afectado en el resultado de los comicios del domingo pasado”. Vaya caradura. Y es que, en efecto, la sociedad se dio cuenta que los panistas son tan corruptos como los criticados priistas, ya que las empresas de Mancha competían entre sí para evitar perder contratos y disimular supuestos concursos. Lo peor es que la Fiscalía Estatal (por cierto, ¿dónde anda el Fiscal Jorge Winckler Ortiz, antes tan activo en redes difundiendo la campaña de Yunes Márquez?) nada ha dicho al respeto, acaso ocupado en poner todo en orden ante su eventual salida y probable investigación. A ver si no se convierte en res de los nuevos carniceros. Pepe Mancha, por lo tanto, debe renunciar a la dirigencia Estatal del PAN, pues lejos de respaldar a Yunes Márquez terminó por empinarlo, y qué decir de la futura Senadora plurinominal, Indira Rosales San Román, ligada sentimentalmente al ex coordinador de Comunicación Social –o vaya usted a saber qué vaina se encubre en ese supuesto romance-, quien de plano como coordinadora de campaña fue un fiasco, a no ser por los alcaldes de oposición que logró sumar –entre comillas-.
Y UNO se pregunta: ¿dónde quedaron los 250 mil votos que Renato Tronco Gómez aseguraba tener en el sur del estado?, lo que le valió una serie de canonjías, entre otras, permisos para portar armas, candidaturas y obras, ¿o dónde quedó Alejandro Wong Hernández?, designado Delegado del Transporte en Coatzacoalcos porque, supuestamente, controlaría a los transportistas de aquella zona para la causa azul. Sin duda, todos engañaron a un inexperto Chiquiyunes que pensó que Boca del Río era Veracruz, Estado, donde los grupos de poder exigen cuotas y se encuentran tan curtidos en mañosería que no sucumben ante amenazas o sueños guajiros. Tampoco se sabe por qué perdió la alianza PAN-PRD-MC en la zona de Acayucan hasta Hueyapan de Ocampo si la tenían, presuntamente, controlada por el perredista Fredy Ayala, o en Córdoba si la bastante rolliza alcaldesa, Leticia López Landeros decía tener a todos en un puño, cuando la candidatura de su propia hija fue un fiasco. A Lety, no quisieron entenderlo los azules, no la quieren ni en su propia casa, porque en lo que lleva de alcaldesa la violencia se ha disparado en materia de asaltos, secuestros, asesinatos y robos de autos.
LOS YUNES, a pesar de las circunstancias, confiaron ciegamente en los afamados “tapaderas de Duarte”, la familia de apellido García Guzmán-Escalante de Pánuco, quien brincan de un lado a otro de acuerdo a sus propias conveniencias, pues aunque decían controlar la zona norte, lo cierto es que nada de eso demostraron en las urnas, y hoy día siguen luchando por un triunfo que, según sus detractores, se robaron a base de amenazas y prebendas. Vamos, ni los Guzmán Avilés encabezados por el “chapito” Joaquín entregaron buenas cuentas, aunque defendieron su territorio a sangre y fuego, aunque no se puede decir lo mismo de Bruno Rivera León, operador político del PRD en Poza Rica, ni de Juan Carlos Mezhua, alcalde de Zongolica, y mucho menos de Marieli Manterola Sáinz en Martínez de la Torre que, a decir verdad, fue apabullada. En la zona de Perote, Altotonga, Jalacingo, Villa Aldama les falló a los Yunes el ex priista y flamante subsecretario de Economía, Paul Marie, quien hizo un Comité Municipal del PRD con ex empleados del ayuntamiento y colocó a varios de sus colaboradores en oficinas gubernamentales para desde ahí operar las elecciones, pero ni eso le valió.
EN VERACRUZ, lo quieran o no aceptar, falló el alcalde Fernando Yunes Márquez que viene de ganar una elección, y nos podríamos seguir con infinidad de nombres, incluidos secretarios y subsecretarios de despacho, directores de área pero, sin duda, uno de los mayores responsables de la debacle fue el Secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán que ya no controla ni su casa y menos el PRD Estatal, ya que los grupos de poder no lo toman en serio. Franco y Sergio Cadena son cadáveres políticos que se alquilan al mejor postor como quedó demostrado, también, con el ex alcalde de Catemaco, Jorge González Azamar que traicionó al PRI y se pasó al PAN en espera de beneficios jurídicos ahora que le revisan la cuenca Pública, y en ese tenor se encuentra Arturo Herviz que no pudo operar para su pareja sentimental, Jazmín Copete Zapot ni para los hijos y la nuera de ésta. Mención aparte merece el traidor ex alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez que de última hora cambió de barco. Más grave aún la compra de conciencias que por conducto de Sergio “el bailador” Hernández, perdedor de la diputación uninominal, hicieron los Yunes de una veintena de gatilleros de la pluma que se dedicaron a escribir sandeces sin sustento, haciéndose los graciosos, todo por miserables 20 mil pesos mensuales, y ni eso les dio resultados. ¡Y Dante que vino a sepultar a Veracruz la poca dignidad que le quedaba, al muestrearse levantando la mano al hijo de su verdugo! Vaya que la política es incomprensible. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|