EL PASADO 9 de Mayo, los integrantes de la Asociación de Transportistas del Estado -comandados por Víctor Manuel Castelán Crivelli- abandonaron el PRI –que todo les había dado-, y se pusieron –literalmente hablando- la camiseta del PAN, y en un compromiso abierto pactaron para el día de la elección, no dar servicio a militantes de MoReNa que depositaron masivamente su voto en las urnas, y tampoco a los del PRI. Ese miércoles los transportistas de todo el Estado, olvidando que el “tricolor” les amplió fortunas al dotarlos de concesiones más allá de lo permisible, expresaron su respaldo al candidato del PAN-PRD-MC a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Márquez, y la fotografía fue más que elocuente. Se sentían ufanos del oportunismo y acaso sin cargos de conciencia por la ingratitud ejercida contra José Francisco Yunes Zorrilla, el mejor candidato que ha tenido el “tricolor” en mucho tiempo, en el peor momento desde su fundación. Pero no fueron las únicas traiciones que se venían cometiendo, y alguien comentaría a Pepe Yunes delante del reportero: ¿y qué espera Américo Zúñiga para iniciar procesos de expulsión contra estos y otros que como las ratas, saltan del barco cuando se está hundiendo?, y el de Perote respondería: -hablaré con él. Si lo hizo o no, a los desleales transportistas atrapados en la maraña de la derrota y, peor aún, en el desafío contra MoReNa, se sumaron otros, igualmente, émulos del afamado Iscariote, aquel que vendió a Jesús por 30 monedas de plata, según el Evangelio de Mateo, y en ese sentido se inscribieron ¡el dirigente Estatal de la CTM!, Víctor García Trujeque, todo porque no le dieron la ansiada tercera posición en la lista local plurinominal para el Congreso del Estado, como si realmente la mereciera, cuando no había hecho nada por su partido, lo mismo que el ex alcalde de Ixtaczoquitlán, Aquileo Herrera Munguía, quien desde Mayo del año pasado había traicionado al PRI y a su candidata a la alcaldía, Sandra Mendoza.
OTRO TRANSPORTISTA que durante muchos años fue beneficiario del “tricolor” es Carlos Demuner Pitol quien, finalmente, puso a disposición de yunistas su flotilla en la zona centro “para lo que se ofrezca” el día de la elección, y qué decir de políticos locales retribuidos por el PRI con diputaciones, sindicaturas o regidurías, además de otros cargos, y quienes finalmente se tornaron garantes de la traición cuando “Los Viagros” decidieron darse la vuelta, entre otros: Jaime Cisneros, José Luis Salas Torres, Rolando Ortega dirigente del sindicato de empleados del ayuntamiento de Xalapa quien argumentó que el “tricolor” le ha pagado mal, cuando ya tiene sus buenos centavitos, así como el ex dirigente del PRI en Perote, Fernando Ortega Becerril, o Enrique Hernández Olivares, secretario general de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), todos ellos declarados yunistas a pesar de ser priistas.
LO CURIOSO es que a ninguno de esos perjuros y renegados Américo Zúñiga Martínez les inició procesos de expulsión, y acaso por ello el ex alcalde de Xalapa debe ser obligado a renunciar a la dirigencia Estatal de ese partido, ya que ejerció, con su actitud, complicidades y traición a José Francisco Yunes Zorrilla. Vamos, ni siquiera exigió a los candidatos a diputados locales y Federales realizar una campaña de penetración, y ahí está el caso del dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias, Juan Carlos Molina Palacios, quien amenazó con irse a la coalición PAN-PRD-MC si no le concedían la primera posición en la lista de aspirantes plurinominales al congreso del Estado, algo que le dieron a regañadientes para, de inmediato, desaparecer de la escena política, y solo esperar el ansiado fuero. Molina Palacios prometió 500 mil votos a Pepe Yunes –que, por circunstancias ajenas a su persona solo logró 476 mil 361sufragios con 9 mil 912 actas computadas de 10 mil 595 en total-, y uno se pregunta: ¿Dónde quedó la promesa del voto masivo de Juan Carlos a quien, por cierto, se analizaba bajar de la lista plurinominal ante semejante acto de traición o engaño?.
Y QUÉ decir de los alcaldes del PRI, del Partido Verde y de Morena que se sumaron al proyecto de la coalición PAN-PRD-MC inducidos por la candidata a senadora plurinominal de esa alianza, Indira Rosales, a los que, supuestamente amenazaron con hacer públicas ciertas verificaciones del pasado, incluso delictivas, versión a la que la futura legisladora yunista respondió: “Simplemente se trata de adhesión, se trata de recibir a las personas que crean en el proyecto y que crean que esto puede ser aún mejor”. Como fuera, al proyecto de los azules se unieron, nada molestos por cierto, según lo muestran algunas fotografías, Magdaleno Juárez Pérez, alcalde de Xoxocotla y militante de Morena, y por parte del PRI, los munícipes Rosa García Alarcón, de Acatlán; Jesús Antonio Picazo Gutiérrez, de Coyutla, quien está acusado de intimidación y acoso por parte de una regidora; Melquiades Alarcón Caro, de Las Minas; Abel Cuevas Palmero, de Otatitlán, quien fue denunciado ante la PGR en 2017 señalado de hacerse pasar por médico desde hace 30 años, careciendo de título y cédula profesional; Guillermina Cruz Carballo, de Tancoco, y Victoria Luis Calixto, de Tlalchichilco, quien mantiene abierto un juicio de amparo para evitar una orden de aprehensión del Fiscal de Distrito de la Unidad Integral de Justicia del V Distrito Judicial de Chicontepec, mientras que por el Partido Verde, se sumaron Joel Molina Rojas, de Acajete; José Luis Cortés Murrieta, de Jalacingo, y Guillermo Mejía Peralta, de Nogales. De igual forma, se adhirieron los síndicos de Acatlán, Mario Alberto Aguilar, y de Acajete, María Magdalena Martínez Rivera; así como el regidor de Papantla, Efraín Rivera Hernández.
Y LA pregunta sigue siendo la misma para el dirigente Estatal priista, Américo Zúñiga Martínez: ¿Por qué a pesar de las evidentes traiciones de militantes y aliados, dejó pasar esos agravios que, en realidad, ofendían la candidatura de José Francisco Yunes Zorrilla? ¿Por qué permitió que siguieran siendo priistas los traidores, a pesar de que con ello alentaba a otros a seguir el mismo camino?. Sin duda, por ello, y por otras razones como es el pundonor y la vergüenza, el, todavía, Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI debe renunciar a ese cargo y dejar que gente comprometida lo refunde a partir de sus cenizas. Porque, ciertamente, Zúñiga jamás ejerció el carácter contestatario a que estaba obligado, se calló insultos e injurias que propinaban al candidato a la gubernatura, como la tal Tava Ortega y sus expresiones fuera de contexto. Pepe Yunes debe tomar las riendas del PRI, porque a pesar de todo y contra todo, logró medio millón de votos que no deben seguir menguando, y arrebatarle la dirigencia de ese instituto a supuestos aliados que en la elección reciente solo lo empinaron, entre otros el Senador y futuro diputado Federal, Héctor Yunes Landa que protegió su salida trepándose tres años más a la nómina, y el propio Juan Carlos Molina. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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