El PRI es un enfermo en fase terminal que no acaba por morir y sus herederos comienzan la lucha por los bienes y el poco o mucho poder que les podría quedar.
Dentro del organismo político, son pocos los que albergan alguna esperanza de que el primero de julio, se produzca el milagro y su candidato presidencial, José Antonio Meade, emerja como triunfador.
Sin embargo, distante de la cúpula que rodea y blinda a su candidato ciudadano se vienen produciendo encuentros y alianzas y se tejen estrategias para quedarse con lo que muchos consideran despojos.
La disputa por encabezar la refundación del partido se basa en grupos, los distantes de la actual administración y los que buscan la permanencia del desgastado grupo peñista y los que apuestan al regreso del partido al poder dentro de seis años.
Como sucedió después del dos de julio del 2000, unos pretenden que el actual presidente del partido, René Juárez, sea el encargado de la reorganización y refundación del partido. Este grupo se encuentra respaldado por el binomio Manlio Fabio Belrones-Miguel Osorio Chong.
Los cercanos al poder actual, ven, ahora sí, la posibilidad de que sea Aurelio Nuño quien presida el partido tricolor.
Otro más, el bloque de gobernadores priistas (14) tiene preparados a dos de sus exponentes jóvenes, Alejandro Moreno Cárdenas, Campeche o Alfredo del Mazo, Estado de México, para hacerse cargo.
Dentro de los rebeldes que se oponían a la eliminación de los candados que permitieron la candidatura presidencial de José Antonio Meade, pretenden que renazca su movimiento encabezado por los ex gobernadores Ulises Ruiz e Ivonne Ortega.
Los movimientos de los priistas no son nada discretos y buscan que la propia inercia de los efectos del primero de julio los lleve a culminar su propósito.
LIGEREZAS…En 2006, Héctor Hugo Olivares se encontraba listo para coordinar la bancada de diputados del PRI. Sorpresivamente Emilio Gamboa le arrebató la posibilidad. ¿Quién dará la sorpresa ahora?
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