EN EL Gobierno de Mario Ernesto Villanueva Madrid, (1993-1999), la ex vocera de Javier Duarte de Ochoa –conocida como “la madame” o la “vicegobernadora”-, Gina Domínguez Colio se desempeñaba como reportera de un naciente diario que por esos tiempos predominaba en aquel Estado -creado por decreto el 8 de Octubre de 1974, luego de que el 2 de Septiembre del mismo año el, entonces, Presidente Luis Echeverría enviara al Congreso de la Unión una iniciativa con la que buscaba elevar, paralelamente, a Baja California Sur como Estado Libre y Soberano. De Quintana Roo –que debe su nombre al político, escritor, poeta y periodista Andrés Quintana Roo, diputado firmante del Acta de Independencia y esposo de Leona Vicario-, el primer gobernador provisional fue David Gustavo Gutiérrez Ruiz nombrado por el propio Echeverría y, posteriormente, constitucional, siendo Villanueva el cuarto gobernante de aquella Entidad tambaleada, al igual que Veracruz por la corrupción de su penúltimo mandatario Roberto Borge Angulo, actualmente en prisión, y muy cercano a Javier Duarte de Ochoa, también, procesado en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Pues bien, Mario Villanueva fue el primer político que le tendió la mano a Gina Domínguez, y a quien traicionó, de tal manera, que la esposa de éste, también, recluido por delincuencia organizada –ahora en una cárcel de Chetumal tras ser trasladado este miércoles desde el Altiplano-, le dio un plazo para que abandonara el territorio o de lo contrario procedería penalmente contra ella. Gina debió salir en el asiento trasero de un auto Volkswagen y de nuevo regresó a Veracruz, concretamente a Xalapa. Era 1998, tiempos del gobernador Veracruzano, Miguel Alemán Velasco que terminó su periodo en el 2004.
EN 1999 alguien presentó al reportero a Gina Domínguez; no encontraba empleo y se notaba preocupada. Llevaba un folder con notas que había publicado en Quintana Roo y lo mostró: buena redacción, sin duda, y en un esfuerzo de solidaridad reporteril comentamos a la dirección y presidencia de Administración de Sur, antecesor de Imagen de Veracruz en torno a la reportera. Hubo autorización para contratarla “bajo tu responsabilidad” fue la respuesta, y en los primeros días, semanas y meses su trabajo fue impecable, pero cuando la familia Robles Martínez-Barajas anunció que suplirían Sur con Imagen de Veracruz, Gina los buscó a espaldas del responsable para proponer un proyecto subrepticio. Se fue metiendo –como suele hacerlo o solía- hasta lograr la confianza de los dueños, y de pronto, casi al final del Gobierno de Miguel Alemán vino el disparo: vamos a lanzar Imagen con una dirección y subdirecciones novedosas, y el reportero magnánimo no fue echado del todo, pero si reemplazado del cargo directivo. Este espacio, surgido allí, siguió publicándose, y la bondad de José Pablo Robles Martínez nos permitió mantener una oficina en la parte alta del pasaje Tanos donde concebimos el portal www.gobernantes.com con el apoyo de dos viejos amigos: Flavino Ríos Alvarado y Alejandro Montano Guzmán, algo que no negamos porque la amistad jamás se oculta ni se niega.
DESPLAZADO DEL proyecto Imagen, varios reporteros se convirtieron en las nuevas fulgurantes estrellas, entre estos, Gina Domínguez que prosiguió el mismo estilo de traiciones y componendas que años después la acercó a la señora Rosa Borunda de Herrera en el Gobierno de Fidel, y desde allí trabó fuerte amistad con Karime Macías de Duarte –entonces directora del DIF Estatal- hasta convertirse en consejera o asesora, logrando acumular desde entonces una respetable fortuna que le permitió ingresar al mundo de los negocios: cafeterías, restaurantes, Servicios Estratégicos de Comunicación y ya en el Gobierno duartista se trepó a los cuernos de la luna adquiriendo radiodifusoras, portales y otras empresas e inmuebles que le permitieron consolidar su riqueza.
DOMINGUEZ COLIO, ya montada en el poder, se olvidó de quienes inicialmente la rescataron y, por el contrario, desató toda su furia contra antiguos benefactores, a tal grado que influyó en Javier Duarte para que tomara decisiones en contra de reporteros incómodos, algunos desplazados, otros encarcelados, unos más golpeados e infinidad de asesinados por la indolencia oficial. Gina era la jefa, el poder tras el trono, la que decidía qué reportero permanecía, incluso, en los medios y quiénes eran despedidos. Se le temía por el manejo del dinero, de los convenios y prerrogativas, y nadie en su sano juicio se habría atrevido a contradecirla, y nosotros, como en ese párrafo de la Casada Infiel de Federico García Lorca, solo agregaríamos: “y no quiero decir, por hombre, cosas que ella me dijo”.
PERO VOLVIENDO al tema inicial, es bueno rememorar estas historias para que no vuelvan a suceder, ya que las consecuencias se encuentran más que presentes: Mario Ernesto Villanueva Madrid, el primer político que apoyó a Gina está en la cárcel –ahora en su natal Chetumal; Javier Duarte de Ochoa, quien le permitió toda clase de atropellos contra el gremio e, incluso, enriquecerse, está en prisión y acaso no salga en muchos años; la esposa de Duarte y protectora de Gina, Karime Macías de Duarte enfrenta orden de aprehensión y la busca Interpol con fines de extradición; la propia Gina está tras las rejas, lo mismo que el coro de aduladores que todo le permitieron, y por ese camino se encuentra Alberto Silva Ramos que la sustituyó y a quien Domínguez Colio enfrentó, historia de traiciones que nos recuerda a la fábula del Escorpión y la Rana de origen desconocido, aunque generalmente atribuida a Esopo.
EN EL relato un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiendo no hacerle daño, pues si lo hacía, ambas morirían ahogadas. La rana tras negarse insistentemente, finalmente accede subiéndolo a su espalda, pero cuando están a mitad del trayecto éste pica al anfibio que pregunta incrédulo “¿cómo has podido hacer algo así cuando te he ayudado y ahora moriremos los dos?”, ante lo cual el escorpión responde: “disculpa, no he tenido elección, es mi naturaleza”. Dicen los que descifran este tipo de relatos que la moraleja de la historia muestra que hay personas que sacarán su maldad sin importarles las consecuencias de sus actos, ni dañarse incluso a sí mismos, y acaso es un buen consejo para los actuales gobernantes y el coro de aduladores que todo les festejan. El ejemplo de Gina, al parecer, aun no sienta un precedente que permita enderezar lo torcido, y acaso, si el PAN no refrenda el triunfo estaremos ante muchas “Ginas”, “Duartes” y “Bermúdez”. Así de simple…OPINA carjesus30@hotmail.com
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