LAS REDES sociales se han convertido en mecanismos de manipulación de la conciencia social en tiempos electorales, y en una tendencia perturbadora que empeora cotidianamente, a grado tal que estarían vinculadas con la agresividad, producto de la intolerancia a la diversidad y tendencias político ideológicas diferentes. Y es que cada vez resulta más difícil hablar de cualquier tema controvertido en internet, sin que la opinión de algunos sea convertida en caricatura creada por oportunistas que comercian con la indignación, de modo que muchos, por temor a quedar atrapados en la escaramuza que está a punto de explotar prefieren aceptar lo que unos cuantos sostienen. Tal vez por ello, Margo Glantz, laureada escritora, ensayista, crítica literaria y académica de origen mexicano asegura que “las redes sociales intensifican la incapacidad de jerarquizar noticias, de enfrentar la realidad llena de pequeños holocaustos y de atreverse a pensar diferente”, muy acorde con el título de su más reciente libro: “Y por mirarlo todo, nada veía” -que será presentado mañana en la ciudad de México-, en el que materializa una crítica puntual al abuso del Twitter y Facebook, y a la uniformidad y desjerarquización en la que nos han metido esas redes a millones de mexicanos, de tal suerte que han influido en la pérdida de la capacidad de lectura, en el respeto e, incluso, en una mal entendida liberación de la juventud que ahora suele embarazarse desde los 12 y 15 años.
ES INDISCUTIBLE que las relaciones humanas implican, entre otras cosas, respeto, comprensión, afecto y reconocimiento, aspectos que en este tipo de plataformas quedan reducidos y vedados, ya que en la interacción a través de las redes se da una tendencia al trato agresivo con una frecuencia e intensidad inusitadas. En México –y Veracruz no escapa al fenómeno- bastaría que alguien diga que Andrés Manuel López Obrador es el peor candidato a la Presidencia de la República de los cuatro que buscan la máxima magistratura del País, para que aliados le digan al osado hasta de lo que se va a morir sin presentar mayores argumentos de defensa que el lenguaje violento y descalificador. La respuesta se reduce a ciertos epítetos, contrarios a si alguien dijera que es el mejor, y lo mismo sucede con los abanderados del PAN y PRI, aunque en menor escala de violencia o severidad.
Y ES que según expertos en salud humana, en redes sociales “el otro se vuelve virtual”, razón por la cual, las personas con frecuencia se desprenden de la carga emocional que conlleva agredir a otro ser humano. “Se amparan en el hecho que ese tipo de comunicaciones posibilita conectarse y desconectarse del otro, muchas veces sin poner en juego ninguna carga afectiva”. Y es que, sin duda, es difícil percibir de manera integral a una persona cuando lo que se tiene enfrente es una pantalla. El otro se hace virtual y, por lo tanto, es posible anularlo por completo, “apagarlo”, borrarlo, incluso, tras descargar en él toda clase de furias y frustraciones que parecieran aliviarnos.
EN MEXICO como en otras partes del mundo, los medios impresos aún se toman con mucha seriedad sus responsabilidades en un proceso democrático creyendo que el apoyo que le otorgan a un candidato tiene un enorme significado, y que sus palabras serán valoradas con la máxima seriedad por parte de sus lectores, pero ante el surgimiento de redes sociales y medios por internet su equivocación es manifiesta, de tal manera que tanto diarios como el resto de los medios más grandes están cayendo en cuenta que su influencia parece ser nula cuando se compara con la de Facebook o Twitter, mecanismos con los que, incluso, el actual Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump aseguró el triunfo, lo mismo que su antecesor Barak Obama. Y es que las redes sociales se han convertido en un mecanismo fanatizador de aquellos a quienes les da pereza leer o buscar componentes alternos de información. Un estudio reciente revela que alrededor de 156 millones de estadounidenses tienen cuentas en Facebook y dos tercios de ellos obtienen sus noticias allí, lo que no dista mucho de México, por el contrario, la influencia de las redes en el plano doméstico es superior, y de esa manera la prensa tradicional comprobó durante las elecciones pasadas en Veracruz que tiene menos influencia de la que pensaba tener.
EN MEXICO el fenómeno Andrés Manuel López Obrador tiene tendencia en redes sociales, y basta señalar que de acuerdo a la plataforma de monitoreo y análisis CrowdTangle, el abanderado de la coalición “Juntos Haremos Historia” es el candidato con mayor crecimiento de seguidores con 38 por ciento en Facebook, 53 por ciento en Twitter y 32 por ciento en Instagram, de tal suerte que si en el primer debate presidencial realizado el pasado 23 de Abril sumaba 2 millones 829 mil 422 me gusta en su página de Facebook, para el sábado 19 de este mes había aumentado a 3 millones 180 mil 907, lo que representa un total de 351 mil 485 nuevos me gusta, eso sin contar los acumulados en el más reciente debate del domingo. José Antonio Meade es el segundo candidato presidencial con mayor número de publicaciones con 195, las cuales le han generado un millón 730 mil interacciones. Luego del primer debate, Meade tenía 477 mil 816 me gusta en su página de Facebook.
Y ES que existe un fenómeno mental llamado desinhibición en línea, el cual es descrito como la falta de control que se siente al comunicarse por redes sociales, en contraste con lo que generalmente ocurre con la comunicación presencial, de tal suerte que la no coincidencia temporal entre la emisión y la recepción de los mensajes y la falta de empatía (capacidad de percibir lo que el otro puede sentir), contribuyen de manera fundamental a ese fenómeno. Tal vez los resultados si fueran mediante una encuesta presencial serían distintos, ya que no es lo mismo responder desde atrás de un monitor o de la pantalla de un celular que hacerlo personalmente ante el interlocutor, lo que demuestra que las redes sociales pueden ser engañosas y, en muchos casos, tienen una tendencia solo “para fregar al vecino”, pues quedó demostrado en Estados Unidos y otras partes del mundo que los resultados mediante sondeos telefónicos o redes, no correspondieron a la realidad al imponerse como triunfadores quienes menos se esperaba. En ese tenor, en México los candidatos no deberían confiarse en su popularidad en redes, ya que la realidad podría rebasarlos cuando el voto inteligente de aquellos que no manifiestan tendencias decida aplicarse en favor de quien garantice estabilidad y crecimiento, y esto mismo podría suceder en Veracruz. Así de simple…OPINA carjesus30@hotmail.com
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