YA ERA por demás. La más reciente encuesta de Consulta Mitofsky la ubicaba con apenas 2.7 puntos en la intención del voto -a solo mes y medio de la contienda-, una distancia de 29.9 unidades del puntero, el morenista Andrés Manuel López Obrador; a 17.8 de Ricardo Anaya Cortés de quien, según decía, le birló la candidatura panista, y a 11.8 de José Antonio Meade, del PRI. Vamos, hasta Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco” le sacaba ventaja de .2 puntos a propósito de ocurrencias como mandar a azotar a los delincuentes o cortarle la mano a los rateros. Margarita Zavala estaba en el sótano, cargando –al igual que el PRI con la losa de Javier Duarte, Roberto Borge Angulo, César Duarte y toda la pléyade de ex gobernadores priistas corruptos-, con la pesada lápida que significa su marido, el ex Presidente Felipe Calderón y su guerra contra el narcotráfico que dejó sembradas miles de tumbas, infinidad de huérfanos y viudas, madres desconsoladas y una delincuencia fragmentada o atomizada. Y es que no era lo mismo ser la candidata del PAN o de la coalición “Por México al Frente” a la Presidencia, que abanderada independiente, sin recursos suficientes del Instituto Nacional Electoral para realizar campaña, ausente de infraestructura, con panistas agazapados que no se atreven a dar la cara por temor a perderlo todo, y con un marido vilipendiado por no resolver la inseguridad del País, ahora incontenible.
PERO ZAVALA Gómez del Campo se enfrentó a otro estigma que en México, por más que se diga, sigue siendo un obstáculo para la mujer: el machismo, esa actitud o manera de pensar de quien sostiene que el varón es por naturaleza superior a la mujer, y que de acuerdo a los estudiosos del fenómeno, es una ideología que engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a promover la negación de la mujer como sujeto indiferentemente de la cultura, política, tradición, folclore o contexto. Dice el escritor español, Antonio de Moya que el machismo es una vertiente del sexismo o prejuicio sexual, que se expresa por lo regular de manera inconsciente en la mayoría de las sociedades humanas, y que clasifica por niveles de superioridad e inferioridad a los seres humanos según el grado en que actúan, aunque, también se le llama androcentrismo (el varón como centro), y se manifiesta con una actitud de desprecio y discriminación hacia la mujer, ya que ideológicamente sostiene que el varón es superior y la mujer debe estar sometida al mundo masculino.
Y UNO pensaría que el PAN, por su autodefinición como instituto político laico, de ideología humanista, afín a las ideas liberales, tomistas y de la democracia cristiana, sería uno de los partidos donde menos se practica el machismo, pero queda demostrado lo contrario en un solo hecho: Acción Nacional desde su fundación en 1939, ha tenido 22 presidentes de partido y solo una mujer, en 2014: Cecilia Romero Castillo, y eso tras la licencia del dirigente nacional, Gustavo Madero Muñoz, el 3 de Marzo de 2014 para participar en la elección del Presidente Nacional en la que buscaría reelegirse. De esa manera, y no en elección abierta o del Consejo Político Nacional, Romero Castillo se convirtió en la primera y única mujer en ocupar el alto cargo durante poco menos de dos meses, ya que el 19 de Mayo de 2014 renunció al retornar Madero Muñoz como líder nacional tras ganar la contienda electoral interna.
AUN SE recuerda cuando el 4 de Septiembre de 2011, Josefina Vázquez Mota anunció que buscaría la candidatura para la Presidencia de la República, y para el 17 de Septiembre quedó registrada como precandidata compitiendo contra Santiago Creel y Ernesto Cordero Arroyo. El 5 de Febrero de 2012 se realizó la elección interna y tras el 86.7 por ciento de los sufragios contabilizados, se dio la victoria a Vázquez Mota con 54 por ciento de los votos, dejando atrás a Cordero Arroyo con 40 por ciento y Creel con solo 6 por ciento, convirtiéndose en la primera candidata presidencial emanada del PAN, arrancando la búsqueda de la Presidencia con muchos problemas internos, divisiones y apoyo a otros candidatos por parte de algunos miembros de su propio partido, como el, entonces, Presidente Vicente Fox que manifestó su apoyo a Enrique Peña Nieto, lo que hizo que Vázquez Mota perdiera popularidad, sumado a su mala campaña que repercutió en estados claves del panismo como Aguascalientes, Jalisco, San Luis Potosí, Querétaro, Sonora, Coahuila, Yucatán y Colima, que habían sido ganadas en 2006 con o más de 48 por ciento, y ahora el promedio era de 36 por ciento. Josefina Vázquez Mota quedó en el tercer lugar de la elección presidencial en la que solo obtuvo 25.41 por ciento de la votación nacional, el porcentaje más bajo en los últimos 18 años, y todo se debió al machismo ancestral al interior de Acción Nacional donde las mujeres parecen importar lo menos, y a las traiciones internas.
MARGARITA ZAVALA lo experimentó en carne propia, cuando las argucias de Ricardo Anaya Cortés la sacaron del juego selectivo interno, arrinconándola de tal manera que la obligaron a renunciar al PAN, partido al que, se quiera o no aceptar, le restó simpatías, aunque no las suficientes para colarse en la carrera presidencial, y en ese contexto, siempre sostuvo que Anaya era un autoritario con ínfulas de dictador. Por ello ahora que ya renunció a la candidatura presidencial independiente, la pregunta cabe: ¿Qué abanderado capitalizará los apoyos que le respaldaban?
LA PROPIA Zavala Gómez del Campo lo expresó de manera contundente: “Me voy para que voten por el menos malo, el menos corrupto, el menos autoritario”. A Anaya lo ha llamado autoritario en muchas ocasiones, lo mismo que a Andrés Manuel López Obrador. También al abanderado de su ex partido le dijo “corrupto” tras el escándalo de la nave industrial en Querétaro, por la cual es investigado su socio, Manuel Barreiro por presunto lavado de dinero. Y alguien preguntaría: ¿Quién es el menos malo de los cuatro que quedaron? La esposa de Calderón indicó que desistir de la carrera presidencial permite a los ciudadanos ya no preocuparse por elegir la mejor opción, aun cuando el País vive un proceso electoral en el que los partidos políticos muestran debilidad, poca claridad y total falta de identidad, aunque (reconoce) “al final del día, los ciudadanos votarán por lo que sea probable”. Como fuera, la elección de Julio ya no será plural en materia de género, sino con una tendencia machista en donde debería ganar, como bien lo dijo, el menos malo, el menos corrupto y el menos autoritario. Ojalá así fuera. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|