SIN PRETENDER ser apóstoles del desastre, no es difícil predecir que Veracruz se está encaminando hacia un polvorín que más temprano que tarde podría estallar, y no nos referimos únicamente al aspecto social, esto es, la violencia que engendran asaltos, secuestros y levantones atribuidos a actividades delictivas, descuartizados ligados a grupos fuera de la ley, y toda esa pléyade de ilícitos que nos tienen con el “Jesús en la boca”, ya que nunca se sabe cuándo ni dónde aparecerán los despojos de alguien sobre la vía pública y a plena luz del día, en qué momento se desatará cierta balacera con tintes mortales para transeúntes, ni quién será la siguiente ejecutada en el ya célebre “Santuario de las Garzas”, hoy conocido como “Santuario de la muerte” por tanta mujer agredida sexualmente y asesinada. Lo que preocupa, además de lo descrito que, desafortunadamente nos está induciendo a perder la capacidad de asombro, son los crímenes políticos que desde el pasado 8 de Septiembre se suscitan en el País, hechos a los que Veracruz no es ajeno, y que parecieran estar a punto de vivirse, nuevamente, a juzgar por amenazas veladas que comienzan a recibir algunos actores de la vida pública en el norte de la Entidad, concretamente, en Pánuco, donde la familia García Guzmán-Escalante actúa cual si fuera una monarquía. Y es que una cartulina con cierta leyenda escrita, y junto a ésta una mano cercenada fue dejada el domingo en casa de la candidata del Partido Verde –aliado del PRI- a la diputación local por aquel distrito, Octavia Ortega, y lo curioso es que ni el Gobierno del Estado ni la Fiscalía Estatal se han pronunciado, salvo el abanderado de la coalición Por un Veracruz Mejor a la gubernatura, José Francisco Yunes Zorrilla, que le expresó solidaridad “ante los aberrantes hechos de violencia e intimidación de los que ha sido víctima” la política norteña.
EL PROLÍFICO poeta, literato y filósofo, Jorge Luis Borges (José Luis Borgues para Vicente Fox), siempre se mostró preocupado ante la posibilidad de perder la “capacidad de asombro” (el motor principal de su trabajo), sobre todo después de El Aleph, uno de los libros de cuentos más representativos del argentino publicado en 1949, en el que muestra la simplicidad de la trama pero, al mismo tiempo, la complejidad de los temas discutidos, siendo el principal la percepción del mundo, el tiempo y todos los alrededores que terminaron pareciéndole algo cotidiano. Y es que perder la capacidad de asombro sería lo peor que pudiera ocurrirle al ser humano, esto es, visualizar la violencia como algo normal: cuerpos abandonados o inhumados clandestinamente, videos que muestran el degollamiento y destazamiento de seres humanos –sean o no los peores delincuentes-; miembros arrojados en las calles o, en el peor de los casos, disueltos en ácido como se ha puesto de moda. No, definitivamente eso no es normal, y no debe incubarse en la mente humana como parte de la cotidianidad, aun cuando a fuerza de repetirse parecieran escenas comunes que ya no despiertan extrañeza.
TAVA ORTEGA, no es una perita en dulce, y alguna vez de manera pávida hizo comentarios en contra del abanderado del PRI-Partido Verde a la gubernatura alusivas a su carácter, sin embargo es, ante todo, una mujer, y actos como haberle dejado la extremidad de un cuerpo humano con la advertencia (textual): “Este es un mensaje para que reportes con quien debas reportarte, deja de andar regando diner por donde quiera, ó te reportas o te olvidas de tú campaña, tu gente de seguridad no te hará el paro cuado vayamos por ti, el que avisa no es traidor”, pone nervioso a cualquiera. Llama la atención que el mensaje casi no tiene errores de ortografía –y si de dedo intencional- como si lo hubiese redactado alguien que conoce la escritura, y no precisamente algún iletrado integrante de ciertos grupos fuera de la ley.
EN VERACRUZ no debe soslayarse que con el asesinato de José Remedios Aguirre, candidato del Movimiento de Regeneración Nacional a la alcaldía de Apaseo el Alto, Guanajuato –una de las Entidades donde el huachicoleo ha robado la tranquilidad a sus habitantes-, suman ya 94 asesinatos políticos desde el 8 de Septiembre, y 305 agresiones directas e indirectas contra actores políticos, su familia y colaboradores, lo que ha engendrado condena generalizada en el País. Basta ver el recuento de la empresa de consultoría especializada en análisis de riesgos y políticas públicas, Etellekt, para percatarnos que hasta el jueves pasado, del total de agresiones ocurridas en los ocho meses que lleva el proceso electoral, 93 fueron homicidios, y en 35 las víctimas eran precandidatos y candidatos. La lista de fallecidos también incluye a autoridades electas y dirigentes de partidos del ámbito municipal, principalmente, así como a 44 personas que eran familiares o colaboradores de esos actores, pero el caso más reciente corresponde a José Remedios Aguirre el viernes pasado.
HACERNOS DISIMULADOS en Veracruz sería tanto como alentar la violencia, pues esto se refleja hasta en la educación de los hijos: si los padres no ponemos remedio a tiempo, y por conveniencia contra la pareja permitimos actos caprichosos o agresivos de los descendientes, en poco tiempo estos se irán convirtiendo en algo peor hasta tornarse incontrolables. Por ello llama la atención que el Estado guarde silencio ante la agresión y amenaza sufrida por Tava Ortega, todo porque no forma parte de los grupos en el poder y si, en cambio, de una oposición que demanda atención para evitar que el proceso electoral se desborde, lo que no conviene, ni siquiera al mismísimo Gobierno del Estado.
UN EXPERTO en seguridad comentaba al reportero que algunas zonas del norte del Estado como Pánuco y Papantla las cosas podrían salirse de control en el actual proceso electoral, pero también en el sur, donde se encomendó la guerra sucia al ex alcalde de Las Choapas, Renato Tronco Gómez (municipio donde dos periodistas fueron golpeados y heridos con arma punzocortante el sábado pasado, siendo criminalizados por el Gobierno del Estado como “buscapleitos” en vez de investigar a fondo los hechos), al igual que en la sierra de Huayacocotla y Martínez de la Torre. Todas esas regiones, además de Los Tuxtlas y parte de la cuenca del Papaloapan son las zonas identificadas por la Federación como de alto riesgo, y en cualquier momento podrían suscitarse hechos lamentables. Insistimos: nadie desea que Veracruz se inserte en la lista de Estados donde la violencia electoral está causando bajas, pero la indiferencia del Estado ante hechos fehacientes, no augura buenos resultados. Ojalá se impusiera la prudencia y el oficio de gobernar con imparcialidad antes que los intereses personales o de grupo. Al tiempo. OPINA carjesus30@hotmail.com
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