MENOS MAL que Andrés Manuel López Obrador ya medio aclaró la recomendación que le hace el asturiano (de Gijón, Asturias), Francisco Ignacio Taibo Mahojo, mejor conocido como Paco Ignacio Taibo II de que expropie las empresas que no cooperen o lo quieran chantajear cuando sea Presidente. El “Peje”, que ya de por si anda metido en muchos bretes, explicó a los hombres del dinero, concretamente a banqueros que entre sus afanes no está expropiarles nada, “no se preocupen, mi gobierno será respetuoso de la ley, tampoco vamos cancelar contratos, al contrario, les pido que amplíen sus acciones para llevar la banca a los municipios”, pero como el asunto no dejó muy convencidos a empresarios, sobre todo cuando se relaciona a AMLO con el desaparecido Hugo Chávez o Nicolás Maduro de Venezuela, donde han sido expropiados más de 1 mil 400 negocios privados desde 1998, incluidas constructoras y compañías de electricidad y finanzas, Marcelo Ebrard tuvo que salir al quite. Y es que el desaparecido expresidente Chávez Frías –cuyas botargas fueron usadas en el arranque de campaña de Cuitláhuac García Jiménez para denostar al Movimiento de Regeneración Nacional-, usaba las expropiaciones contra empresas que no cooperaban con sus políticas; por ejemplo, en 2007 expropió los bienes de Exxon Mobil después de que ésta rechazó negociar contratos, en tanto Maduro se ha concentrado más en intimidar a empresa locales, como la toma de almacenes de juguetes, de auto abasto y automotrices entre otras.
POR ELLO Ebrard, coordinador regional de defensa del voto de AMLO, precisa que el candidato presidencial respetará la propiedad privada y que ningún empresario ajeno a sus ideas será expropiado como lo propone el escritor español -que debería denunciar los atropellos que se cometen en su País y no en el nuestro-. Marcelo aclara que el proyecto de nación encabezado por su “carnal”, el candidato presidencial de MoReNa no contempla ningún tipo de expropiación de empresas, pero aún quedan algunos puntos que López Obrador ha vociferado y debe esclarecer. Y es que al igual que Miguel Ángel Yunes Linares, que alguna vez clamó que en seis meses acabaría con la inseguridad –pero ésta lejos de apaciguarse, va en aumento, coadyuvando a la descomposición elementos egresados del Colegio de Policía, procesados por secuestro, unos en Catemaco, otros en Naolinco, unos más en Córdoba y en otras partes del Estado-, AMLO también prometió lo mismo.
SEGÚN EL “Proceso de paz y reconciliación nacional” propuesto por López Obrador como parte de su política de seguridad pública, se propone alcanzar un cambio en el combate a la violencia criminal “en un plazo de 180 días”, esto es, “recuperar la confianza de la sociedad en los cuerpos policiacos y afianzar la estrategia en tres años” (aunque no dice cómo), también lo propuso Yunes Linares y a la fecha no ha podido cumplir, de tal suerte que si no se ha logrado en el Estado menos se podría alcanzar en el término especificado en el País. No en vano el candidato del PRI a la gubernatura, José Francisco Yunes Zorrilla reprochó al Gobernador seguir culpando al pasado de los males que enfrenta la Entidad, entre otros, violencia y pobreza, mientras enfoca baterías para impulsar su proyecto transexenal. El País tiene 32 Estados y casi 130 millones de Mexicanos, de los cuales casi 55 millones de encuentran en pobreza y 10 millones en pobreza extrema con altísimos niveles de desempleo y una explosión de grupos de la delincuencia organizada y común que tienen a México secuestrado, y que no será posible apaciguarlo ni siquiera amnistiando a unos cuantos porque el mal ejemplo cundiría. Quien delinque está obligado a pagar sus culpas, y acaso se deban endurecer algunas penas como escarmiento, modificando el nuevo sistema de justicia penal para que más delitos sean castigados con cárcel.
POR ELLO, se quiera o no aceptar, Andrés Manuel no debería hacer promesas sin sustento, pues de ganar la elección encontrará un Ejército dividido debido a los ataques que previamente les ha propinado –aunque ahora busque hacer las paces-, y por ese estilo de “embarcar” a todos, como a los responsables de la Base Aérea Militar Número 1 ubicada en el poblado de Santa Lucía, Zumpango, de quienes aseguró que le permitieron conocerla y hacer estudios para proponer allí lo que sería el nuevo aeropuerto, lo que no gustó a la Secretaría de la Defensa Nacional que quedan como traidores al Comandante Supremo, Enrique Peña Nieto, pues ese espacio no es accesible a particulares y menos para estudios. Para llegar a Santa Lucía se debe dirigir hacia el norte a través de la carretera México-Pachuca, ya que la base militar se encuentra aproximadamente a 45 kilómetros del actual aeropuerto Benito Juárez, mientras que la distancia entre la terminal en funciones y la que se construye es de 14 kilómetros, concretamente en el municipio de Atenco, Estado de México, en lo que era el Lago de Texcoco. Para llegar con las vías existentes se tendría que hacerse a través del Anillo Periférico oriente o por la avenida Río de los Remedios. AMLO tendrá que decidir, por lo tanto, cuál será su postura final en torno a la obra, ya que los hombres del dinero la prefieren donde actualmente se levanta.
EL OTRO punto y acaso el más importante son los referéndum que López Obrador pretende realizar cada dos años para medir si la sociedad desea que se quede o renuncie a la Presidencia, un acto que se podría extender hacia finales de su Gobierno como ha ocurrido en Nicaragua, Bolivia y Venezuela, donde los dictadores que mantienen sometidas a esas naciones –por citar algunas- consultan a los gobernados y éstos, sometidos por las armas votan a favor de la permanencia, lo que ha permitido que sus periodos de “gobierno” se extiendan y multipliquen infinitamente. Si eso ocurre en México y, para entonces AMLO ya tiene el control de las fuerzas armadas y de cierta sociedad, lo más seguro es que seguirá los pasos de aquéllos, y como es el pueblo quien quita, pone o dispone –según dice-, no imaginamos a un Presidente entrado en los 80 o 90 años al frente del poder, como ocurrió con don Porfirio Díaz y poco antes con su mentor Benito Juárez García que estuvo 16 años como presidente itinerante del País –hasta que lo mató una angina de pecho o acaso el veneno que le suministró Oliveria del Pozo, conocida como “La Carambada”). López Obrador lleva, sin duda, la delantera en estos momentos, pero no aclarar lo que para los mexicanos es prioritario: la recuperación de la seguridad en 6 meses, creación de empleos bien pagados, viabilidad del nuevo aeropuerto, crecimiento económico, no reelección e, incluso, no expropiación de bienes, todo ello firmado ante notarios, podría hacerle perder la elección. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|