SIN DUDA, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, se llevó la noche en el debate que sostuvieron los cinco candidatos presidenciales –tres partidistas y dos independientes-, pero no, precisamente, por sus propuestas positivas sino por el desconocimiento de la Constitución que en su Artículo 22, deja muy claro: “Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado”, pero el ex bolero que se solaza de haber alcanzado la gubernatura de Nuevo León a base de la cultura del esfuerzo -no sin antes haber enfrentado tres atentados y haber padecido el asesinato de uno de sus hijos-, prefiere combatir la violencia con más violencia antes que la inteligencia, y en ese tenor propone cortar la mano a los “rateros”, desde políticos corruptos hasta delincuentillos de baja ralea. Nadie en el debate le preguntó al afamado “Bronco” si ejerce la religión cristiana o, en el peor de los casos, el Islamismo, ya que a juzgar por su postura, está muy inclinado a la Ley Sharia (islámica) en virtud de la cual los ladrones condenados pueden sufrir pena como el corte de la mano derecha por medio de una espada, algo que solo sigue ocurriendo en Arabia Saudí, pero no en México, salvo en esos mensajes irracionales que suele enviar la delincuencia organizada con cuerpos mutilados de las muñecas para indicar que a tal o cual se le ejecutó por “rata”.
Y SI las brutales condenas tienen vigencia en pleno siglo XXI en muchos países islámicos, es porque a juicio de estudiosos, lo recomienda El Corán que según los musulmanes “contiene la palabra de Dios” (o Allāh). El libro recoge que Mahoma ordenó que se cortaran manos y pies a los ladrones como castigo, porque así le había sido revelado por Alá. El extracto del Corán donde se hace referencia a este modo de proceder dice textualmente que “en cuanto al ladrón, hombre o mujer, cortar sus manos como castigo por lo que han hecho” (Sura 5:38), pero dudamos que Rodríguez Calderón sea Musulmán, ya que reconocerlo públicamente le estaría cerrando las puertas de Estados Unidos y otras naciones del mundo, si es que gana, que a decir verdad, lo dudamos dada su tendencia a engendrar mayor violencia protagónica.
Y ES que no imaginamos –en caso de ganar “el Bronco” la elección de Julio- a miles, millones de mexicanos sin una o ambas manos, tomando en cuenta que México se ubicó en la posición 135 de 180 países evaluados en materia anticorrupción, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción 2017 publicado por Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana. A nivel regional, México se encuentra entre las peores posiciones de América Latina, por debajo de Brasil, Argentina, y Colombia; y ocupa la misma posición que Honduras y Paraguay. Es además, junto a Rusia, el País peor evaluado del G20 y el peor valorado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE). En el Índice de Percepción de la Corrupción 2017, México se ubicó en 29 puntos, en una escala que va de 0 a 100, donde 0 es el peor país en materia de corrupción y 100 es el mejor evaluado en este aspecto.
EL GOBIERNO saudí, que es donde se aplica la pena, considera que ese tipo de castigos sirve como prevención para evitar futuros robos (tal como, también, lo señala Rodríguez Calderón), y esgrimen como argumento que Arabia es uno de los países con un índice de criminalidad más bajo del mundo. La Ley Sharia es la base del Derecho islámico e incluye un código de conducta con normas sobre los modos del culto, criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas o reglas separadoras entre el bien y el mal. Los castigos más severos se reservan para delitos denominados “hadd”, que llevan directamente a la lapidación, azotes y amputación de una mano. La indignación que en numerosos países del mundo despierta esa práctica alcanzó su punto álgido cuando se conoció a través de un documental de la BBC de Londres que, incluso, en escuelas islámicas radicadas en el Reino Unido se enseña a los alumnos de entre 6 y 18 años cómo cortar la mano del ladrón y, si es reincidente, cómo cortarle el pie. Igualmente en esos centros se adoctrina en materias como la homosexualidad y se sugiere la pena de muerte como castigo para los practicantes de ese culto al dios Falo. Arabia Saudí tiene un alto índice de ejecuciones de pena de muerte y mutilaciones, ya que la mayoría de procesos judiciales se lleva a cabo a puerta cerrada, y raras veces se permite a los acusados contar formalmente con un abogado, de tal suerte que un acusado puede ser declarado culpable sin más pruebas que confesiones obtenidas mediante torturas u otros malos tratos, coacción o engaños (algo en lo que si se parece México), y acaso eso quiere El Bronco.
DEFINITIVAMENTE, NO es por ahí. No es secreto que en México existen entre 7 mil y 10 mil personas en la cárcel que cumplen condenas de hasta 10 años por robos menores de alimentos como mantequilla, yogur, pan o leche, por lo que algunos diputados Federales han propuesto reformas al Código Penal Federal para excluir de ese ordenamiento el llamado ‘robo por necesidad’. La iniciativa sigue en la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados para su análisis, pues considera que en el sistema penal debe prevalecer la proporcionalidad entre el delito y la pena que se le impone a la persona que comete algún supuesto establecido en el Código Penal Federal, algo complicado. Y es que acuerdo con datos de evolución de carencias sociales presentados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), uno de cada cinco mexicanos sufre la falta de acceso a la alimentación, lo que en lenguaje llano quiere decir que padece hambre.
POR ELLO, imaginar que a todos los que roban por hambre se les debe cortar, también, la mano, resulta una propuesta grotesca porque no se está atacando el origen del problema que es la pobreza sino la consecuencia de ese origen que es la indolencia oficial para atender las necesidades más sentidas de la población como el acceso al empleo y la riqueza que generan los recursos naturales, y educación y alimentación en todos los rincones del País, pues insistimos, la raquítica reducción de la carencia de alimentación, la que habría pasado de 23.4 a 21.7 por ciento este sexenio, demuestra que una quinta parte de la población vive, para decirlo de manera clara y llana, en la miseria y, lo que es peor, sin acceso a la comida. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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