DICEN QUE en política no hay amistades permanentes sino intereses, y que los amigos de ayer no suelen ser los que prevalecen en el ejercicio del poder. Y es que la traición suele ser la perturbación más destructiva de las relaciones humanas, y el ingrediente común en quienes ejercen esa actividad que debería ser para servir y no para servirse. La deslealtad ofende y agravia la amistad, el amor, la sinceridad y confianza de nuestros semejantes, y acaso por ello diversos autores la condenan y colocan como el peor de los pecados, más aun cuando se ejerce contra amigos, porque a ellos los escogemos, a diferencia de nuestros hermanos que son impuestos por los padres y, sin embargo, les amamos y respetamos. De hecho, los historiadores aseguran que la etimología de la palabra “traidor” se origina con la entrega de Judas Iscariote a los principales sacerdotes del Gran Sanedrín, capitanes del templo y ancianos que lo exigían, y según describe Lucas en el versículo 22,52: el vocablo se deriva del traditor que en lengua latina significa “el que entrega”. En el libro “La divina comedia” de Dante Alighieri, en el capítulo correspondiente al Infierno, en el noveno círculo, el más bajo del averno, se encuentran aquellos que nunca serán perdonados, ya que ese espacio está reservado a los traidores, y entre ellos destacan, precisamente, Judas Iscariote que traicionó a Jesús de Nazaret, y quien sufre los peores tormentos ya que es constantemente roído por una de las tres bocas de Lucifer, vomitado y vuelto a torturar eternamente. Los que se encuentran en ese círculo, relata Virgilio a Dante, jamás tendrán el perdón de Dios, porque la ingratitud, en el decálogo del Creador, es el peor de los pecados.
Y EL tema viene a colación por el más reciente –o por lo menos trascendido- acto de traición en el ejercicio de la política, en este caso el cometido por el candidato de la coalición “Por México al Frente” a la Presidencia, Ricardo Anaya Cortés, quien tras ser acusado de lavado de dinero por el abogado Adrián Xamán McGregor, en representación de sus clientes, Alberto “N” y Daniel “N” involucrados en los hechos y, presuntamente, hostigados por el panista, dice que sus defendidos fueron contratados por el empresario queretano, Manuel Barreiro Castañeda, entre 2016 y 2017, para realizar la operación a través de la cual se le hicieron llegar recursos económicos a Anaya, simulando la supuesta venta de una nave industrial por parte de la empresa Uniserra S.A. de C.V. –propiedad del abanderado blanquiazul- a la compañía Manhattan Masterplant Development –acreditada a Barreiro-, por la cantidad de 54 millones de pesos, pero para ocultar el origen del dinero y a su beneficiario final, el empresario encargó a Alberto y Daniel “N” construir un esquema en donde se utilizaran empresas fantasma o fachada constituidas, algunas de ellas, por prestanombres o testaferros, entre otros su chofer.
EL ASUNTO, rechazado una y otra vez por Anaya Cortés, llegó a tal grado de cinismo que el panista negó tener amistad con Barreiro Castañeda, pero un video –de esos que nunca faltan en estos tiempos- muestra al precandidato en la boda del empresario acusado de lavado de dinero, pero Anaya desmiente contundentemente que sea su amigo, lo que le coloca en el escenario de la traición más envilecida, pues de acuerdo al Senador Javier Lozano, Ricardo Anaya y Manuel Barreiro no solo son amigos sino compadres. Y aunque en el video que circula en redes sociales titulado “Ricardo Anaya, no niegues a tus amigos”, se muestra al ex líder nacional del PAN bailando y celebrando la unión de Barreiro, el panista explicó en su cuenta de twitter que Álvaro Ugalde, su amigo desde secundaria, fue quien lo invitó a la boda de su hermana, lo que en lugar de lavar su imagen la empercude más.
LOZANO ALARCÓN insiste en acusar a Anaya de mentir en torno a su presunta relación con el empresario Manuel Barreiro y acusa: “Llegó la cuarta mentira del #JovenDictador #Anaya. No solo conoce a #Barreiro, ¡son compadres!. Y salieron buenos pa’ la fiesta. #PelucaGate”, publicó el ahora coordinador de voceros del aspirante a la Presidencia de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, además del siguiente mensaje introductorio: “Cerillo: Los amigos están cerca de uno en los momentos más importantes de la vida y también deberían estarlo en los momentos más difíciles. Negar a un amigo es una mala idea. El Flaco”. El Senador poblano reitera que “Anaya miente y está metido en lavado de dinero”, y agrega: “Él (Anaya) dice que quien firma a nombre de Manhattan Masterplant Development la compra-venta de su nave industrial en Querétaro es el señor Juan Carlos Reyes García. Y eso es falso. ¿Por qué lo digo? Porque consta en la escritura pública que el verdadero firmante es Luis Alberto López López, y a decir de los involucrados en el esquema de lavado de dinero, los que lo reconocen, los que lo confiesan, es el chofer de Manuel Barreiro”.
DE ESA manera, Anaya negó a su amigo de toda la vida; a quien, presuntamente, se prestó al juego financiero, presuntamente, contaminado que investiga la Procuraduría General de la República, y ante la desfortuna de éste, el panista decide traicionarlo, negarlo como Pedro a Jesús evidenciando una ingratitud que, al parecer, es parte de su sino, considerando que alguna vez ensalzó las virtudes de José Antonio Meade Kuribreña como Secretario de Estado para, finalmente, desdecirse, decir que no dijo lo que dijo, aunque se encuentre en video, tornándose, paralelamente, en el peor de los críticos del aspirante presidencial priista y del propio Presidente Enrique Peña Nieto a quien antaño alababa y ante quien se colocaba de tapete.
Y UNO se pregunta: ¿puede ser confiable quien niega a sus amigos; quien como la “chimoltrufia”: como dice una cosa dice otra? ¿Debe ser el garante del destino de los mexicanos quien ha demostrado que no es congruente entre el decir y el hacer?. Dicen que quien traiciona una vez traiciona siempre, y aunque quien lo hace no necesariamente es un ser inconsciente o inmoral, ya que todos somos propensos a actuar de manera incierta, y etiquetar a una persona por una acción cometida no es lo justo ya que los errores van y vienen, el asunto está en aprender de ellos, y la historia política de Ricardo Anaya –desde que fue secretario particular del ex Gobernador queretano, Francisco Garrido-, ha demostrado que la ingratitud ha sido, precisamente, la escalera que le ha permitido escalar hasta donde se encuentra ahora, traicionado a sus protectores como Gustavo Madero y otros muchos. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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