TAL VEZ sea entre ellos por la disputa de plazas, y acaso algunos dirán –como ya se refleja en redes sociales- que: “buenos no eran”, “se lo merecían” o “al que a hierro mata a hierro muere”, pero lo cierto es que tanto y semejante crimen está dejando una estela de incertidumbre en el Estado, aunque se trate de confrontaciones entre “malosos”, algunos no tanto porque son producto de secuestros o “levantones” para obligarlos a incorporarse a la delincuencia, como bien dice la presidenta de la organización “Alto al Secuestro”, Isabel Miranda de Wallace cuando alerta en torno a la presencia, cada vez más frecuente, de jóvenes menores de edad en bandas de secuestradores o integrantes de cárteles que operan en el País, algunos por falta de políticas públicas que los atiendan, otros por desintegración familiar, aunque un gran número porque son obligados por sus captores, y cuando se les detiene o asesinan se les criminaliza parejo. Pero el caso Veracruz es de preocuparse, y no basta con decir que los muertos eran parte de la delincuencia, ya que la sociedad no lo percibe de esa manera sino como producto de una política indolente que no está prestando atención a una de las principales demandas sociales después de la economía que es la seguridad. Y es que crispa el ánimo enterarnos que 4 personas fueron asesinadas y dos más heridas cuando velaban el cadáver de un hombre en Coatzacoalcos, el cual habría sido ejecutado el martes pasado. El mensaje es cruel y deshumanizado ya que entre los afectados estaban dos menores, esto es, ya no se selecciona a las víctimas, se barre parejo caigan o no inocentes, y eso es lo que los gobernados no ven bien, porque a cualquiera nos puede tocar en un evento como ese o, incluso, en un asalto violento en la calle, en el autobús o en una balacera a la intemperie.
LO PEOR es que criminalicen antes de concretar la investigación, como ocurrió con los cuatro desaparecidos en el puerto de Veracruz el sábado 3: una pareja de esposos de Paso del Macho, un joven nutriólogo y una mujer de la ciudad de México de quien se dijo, como si se tratara de un delito, que habían acudido al puerto para participar en un encuentro sexual conocido como swinging (en inglés “cambio”) referido al estilo de vida basado en el intercambio de pareja, muy propio de swingers o “parejas liberales”, algo que se realiza comúnmente en Europa y Estados Unidos desde hace muchos años , y México no es la excepción, y eso aquí y en China no es delito ya que cada quien su cuento; el delito es que esas personas hayan sido desaparecidas sin dejar rastro, sea por la policía –como denuncian familiares y desmiente el Gobernador- o por cualquier grupo delincuencial.
LOS SECUESTROS que en Enero fueron a la baja parecen tomar fuerza en este segundo mes del año, a tal grado que apenas el miércoles, uno de los hijos del ex alcalde de Coahuitlán, Miguel Antonio Castillo fue plagiado cuando se desplazaba a bordo de una camioneta Lobo color azul en compañía de un amigo sobre el tramo carretero Progreso de Zaragoza-Coahuitlán. Del joven nada se sabe, no así de su amigo que fue dejado en libertad pues al parecer les interesaba el descendiente del ex munícipe. Ese mismo día, Victorio Ramírez Malpica, líder de productores piñeros y agropecuarios en los Bajos Llanos del Sotavento y Cuenca del Papaloapan fue secuestrado con lujo de violencia por un comando armado en Juan Rodríguez Clara. Al plagiado lo sacó un grupo armado de sus oficinas ubicadas sobre la avenida Ferrocarril, a la altura del crucero ferroviario. Por la tarde sus captores subieron a redes sociales un video donde el propio dirigente campesino, con los ojos vendados, revela que el motivo del atentado habría sido su participación en un millonario fraude a socios de esa agrupación, en el que involucra a un abogado identificado como Roberto Rosario Galeana Moreno, de Xalapa. Y uno se pregunta: ¿no habría sido mejor llevarlo ante tribunales?. La suerte del dirigente se ignora.
OTRO CASO que llamó la atención –también, el miércoles- fue el secuestro de una química del Hospital Regional de Especialidades “Dr. Valentín Gómez Farías” de Coatzacoalcos. La especialista llegaba al nosocomio cuando fue interceptada por hombres armados y embozados que por la fuerza la introdujeron a un auto particular para llevársela con rumbo desconocido. El martes, por otra parte, trascendió en Río Blanco el secuestro de la señora Luz Esther López Santiago, quien habría sido interceptada por un comando armado en la calle Río Jamapa esquina Río Nautla de la colonia Lázaro Cárdenas cuando se trasladaba a bordo de su vehículo en compañía de sus dos hijas de 8 y 12 años. Cuatro personas que viajaban en un auto color blanco le cerraron el paso y se la llevaron por la fuerza ante la mirada angustiada de sus niñas. Un día antes una persona fue perseguida por varios sujetos desconocidos, presuntamente con la intención de plagiarla, logrando refugiarse en una agencia automotriz ubicada en el Bulevar Tratados de Córdoba, mientras que un joven empresario del calzado de Naolinco fue herido de cuatro balazos por varios sujetos que intentaron llevárselo en pleno centro de esa población. Los sujetos armados irrumpieron en la zapatería “Daira”, ubicada en la calle Revolución e intentaron privar de su libertad al joven empresario, Ramiro Hernández Urbiola, de 25 años de edad, pero al oponer resistencia fue lesionado. Los hampones se dieron a la fuga. En Xalapa, el viernes pasado se denunció que habría sido “levantada” una ex-empleada del ayuntamiento de Xalapa. De acuerdo con el ex regidor de la administración municipal anterior, Daniel Fernández Carrión, la víctima es María de Jesús Gómez Gil Salazar, secuestrada por sujetos desconocidos en su propio vehículo.
Y NO son los únicos, como tampoco los asesinatos de este mes o lo que va del actual; hay más secuestros, al menos cinco más, y en uno de ellos la víctima fue levantada junto con su novio y en presencia de éste la abusaron. Van más de 35 ejecuciones en 14 días, sin considerar heridos, y ese clima no beneficia a Veracruz inmerso en un proceso electoral pero, sobre todo, en una recuperación paulatina de la confianza de los inversionistas que al ver semejante escenario prefieren invertir en otros Estados. No se trata de fregar al vecino, insistimos, sino de ver una realidad que nos está alcanzando a todos, y basta observar el miedo permanente con el que viven los vecinos del fraccionamiento El Tejar tras los 9 cadáveres descuartizados y abandonados allí, y los otros cuatro días antes, lo que provocó el cierre de algunos pequeños negocios. Por ello es ya urgente parar tanta masacre por el bien de todos y de un Veracruz mejor. OPINA carjesus30@hotmail.com
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