Con harta regularidad invade mi pensamiento una sentencia que establece el tremendo grado de desubicación que padecemos por no comprender la razón por la cual nuestros funcionarios actúan como lo hacen, repito la sentencia, “nadie sabe, nadie supo ni nadie sabrá …” cosas que nos parecen simplonas, fáciles de resolver, no se realizan por nuestros gobernantes, imposible comprender el por que si los funcionarios son dañados al igual que toda la población por inacción en ciertos espacios, nos preguntamos, ¿Por qué no hacen lo que pueden hacer?
He insistido hasta el cansancio respecto al pésimo manejo del sistema de aguas y saneamiento, nos esta matando mal hacerlo, el agua potable se puede tratar para hacerla sana con elemental técnica, agregando con dosificación adecuada alguno de los muy conocidos inhibidores de vida, los halógenos, el mas sencillo de aplicar y de reducido costo es el cloro, con o sin empleo de carbón activado para eliminar olores desagradables y filtración previa con arena y grava, sabemos que existe como parte fundamental de la función pública el presupuesto para tratar el agua, pero es público que no se trata o se trata deficientemente, la sociedad aguanta y los enfermos se multiplican gastándose mas en tratamiento médico.
Tanto o mas grave es el problema de las aguas residuales, existen las plantas, pero casi todas, pequeñas y grandes, están sin operar como lo dispone la norma técnica, se vacía al mar o a ríos el agua sin tratar y los empresarios del área turística insisten en propalar que las aguas litorales están en condiciones de balneario, mentira vil e irresponsable, la mas escandalosa es la planta de playa Norte, un elefante negro y apestoso que recibe las aguas negras, las pasean con alto costo para el gobierno y después del paseo se vacía al mar con deficiente tratamiento, todos se hacen pendejos pues después de haberse gastado muchos millones, la planta simplemente es incapaz de tratar el agua que se recibe en el cárcamo de entrada, conocen los operadores el problema, la incapacidad de la planta, pero se hacen pensonsos y siguen con la misma burrada, es urgente una nueva planta pero nadie sabe, nadie supo, ni nadie sabrá.
De la basura depositada a cielo abierto, la misma vacilada, por inexplicables razones dicen que pronto se resolverá el problema, mientras, los venenos efluentes siguen enfermando, matando veracruzanos y las autoridades rezando para que San Antonino ayude para producir el milagro. ¡AGUAS!
Noviembre 7 del 2016
lmwolf@prodigy.net.mx
Luis Martínez Wolf
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